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Juzgan al hombre que abusó de sus dos hijos y dos sobrinas, todos menores

“Este sujeto es un monstruo y tiene que estar preso”, advirtió la abogada Mariana Vargas en diálogo con El Submarino en referencia a Ramón Bejarano, quien está siendo juzgado por haber abuso sexualmente contra su hijo, su hija y sus dos sobrinas, todos menores de edad. “Si no queda preso, va a seguir abusando de niños; es realmente monstruoso”, enfatizó Vargas.

Transcurrieron ya tres audiencias del juicio oral, que lleva el Tribunal Criminal N° 3. Los hechos ocurrieron en San Pedro de Jujuy hace unos cuatro años, cuando las niñas tenían ocho o nueve años y el niño once.

 En el expediente se acreditó el abuso sexual gravemente ultrajante hacia una de sus sobrinas y a su hija, y el abuso sexual con penetración hacia su hijo y su otra sobrina. Además de las pruebas médicas, la causa cuenta con las declaraciones que dieron los niños en Cámara Gesell y las pericias psicológicas, que probaron la existencia de la exposición de los pequeños a situaciones de abuso sexual.

 En el curso de la investigación quedó claro que Bejarano abusó también de sus hermanas y sus cuñadas. “Con sus cuñadas no llegó muy lejos, porque aparentemente cuando las mujeres se resistían, él se detenía”, relató Vargas.

 El primer juez de instrucción, Jorge Samman, había liberado a Bejarano por falta de mérito, lo que fue apelado por la querella de uno de los expedientes, mientras la Casa de la Mujer María Conti y la familia empapelaron la ciudad con la foto del abusador para alertar a la población sobre la existencia de un violador libre.

 La apelación se ganó y la falta de mérito fue revocada. La jueza Pérez Rojas, del juzgado residual, extendió la revocación a los otros tres expedientes, y así se llegó al juicio oral con las cuatro causas acumuladas.

 En las audiencias orales, Bejarano está presente “sonriendo o con cara de nada, lo que resulta inverosímil, pues no hay mujer a la que no haya intentado abusar o haya abusado”.

 La historia parece salida de los estudios sobre violencia y abuso intrafamiliar. Los secretos familiares, que se mantuvieron para evitar discordias, le dieron la impunidad. Después la mujer de Bejarano hizo la denuncia por el abuso que sufrían sus dos hijos, pero después se retractó. Llegó incluso a llevar a los niños a visitar a su padre a la cárcel. Luego de eso, los pequeños se retractaron en sus relatos, pero esta vez, con criterio, las retractaciones fueron consideradas como una etapa más del abuso sexual intrafamiliar.

 “Hay mucha manipulación en esas relaciones”, explica la abogada, y advierte que la retractación de los niños suele provenir del sentimiento de culpa al ver a su padre preso. “La mujer está en una posición negadora, pero igual creo que va haber condena”, expresó Vargas.

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