Maltrato, insultos, sumarios y hasta una causa federal inventada son algunas de las situaciones que padeció Agustina Aramayo en su trabajo en el Ministerio Público de la Acusación, de parte del titular del organismo, Sergio Lello Sánchez. La abogada, que se desempeña como secretaria penal de primera instancia, hizo la denuncia formal contra el funcionario ante el Superior Tribunal de Justicia. Junto con ella, presentó su propia demanda Mateo Montiel, otro letrado del MPA que también padeció el hostigamiento de Lello Sánchez.
“Decidimos hacer la denuncia porque son varios años de maltrato e insultos”, afirmó Aramayo en diálogo con El Submarino Radio (91.5). Aseguró que en el MPA “hay un miedo generalizado”, y que confía en que su denuncia sea “un puntapié” para que compañeros suyos de trabajo “se sientan confiados para defenderse”.
En su caso, los problemas comenzaron a evidenciarse en 2016 -el mismo año de creación del MPA-, después de haber ido ella a una movilización en conmemoración del Día Internacional de la Mujer. A partir de allí se sucedieron “amenazas, sumarios, acciones de querer echarme a toda cosa, inventar una causa federal que pude constatar que era mentira, humillaciones hacia mi persona como mujer”, describió la abogada.
“Cuando alguien hablaba bien de mí o valoraba mi buen desempeño como secretaria, esto era visto por esta persona como un vínculo más allá del laboral”, relató.
Ante esto, Aramayo trató de dejar su trabajo. “Intenté otras cosas, salir del foco de agresión de esa persona, pero no se me abrieron las puertas”, contó, y reveló que a raíz de todas estas situaciones comenzó a tener problemas de salud provocados por el estrés.
La abogada que hoy denuncia a Lello Sánchez entró a trabajar en la justicia en el año 2011. “Era otra cosa, una trabajaba tranquila”, rememoró, y agregó: “A mí me encanta lo penal, amo lo que hago; entré como empleada categoría 1 y llegué a ser secretaria, y no quiero que mi carrera se vea manchada por los inventos de esta persona ni por situaciones que tengo que vivir y no merezco”.
Además del hostigamiento y el maltrato, Aramayo debió soportar numerosos traslados dispuestos por Lello Sánchez sin justificación. Exactamente, nueve traslados. “Desde marzo estoy en una oficina de control que está creada pero no en funcionamiento, así que hace tres meses que no tengo tareas; esa es también una forma de castigo”, señaló.
Las denuncias de Aramayo y Montiel fueron presentadas ante el Superior Tribunal de Justicia, el organismo que, según entienden ellos, tiene el poder de control y de policía sobre el MPA. ”Si no fuera así, entonces estaríamos hablando de un cuarto poder que nos estaríamos enterando ahora que existe en la provincia”, razonó la abogada.
Para Aramayo, el MPA funciona actualmente “a la deriva de una sola persona y con el poder absoluto; una persona que decide unilateralmente las acusaciones hacia los empleados y funcionarios”.
“Eso no está bien -continúa-, porque se tendría que formar un Tribunal de Disciplina, como lo establece la ley, o seguir los pasos legales, como establece el reglamento, y no imponer sanciones pecuniarias, como ha hecho con varios funcionarios, uno de ellos el doctor Montiel, que lo expresa en su denuncia”.
Cuando dice “pecuniarios”, Aramayo se refiere ni más ni menos que a descuentos en los haberes de los funcionarios que se desempeñan en el MPA, dispuestos por Lello Sánchez. En este sentido, relató la situación de Montiel: “Un día miércoles le impuso una suspensión, una sanción sin goce de haberes por el plazo de cinco días. Al día siguiente era feriado, entonces el doctor Montiel presentó un recurso el viernes a las siete de la mañana, y las nueve de ese día esta persona dejó sin efecto la sanción y el descuento, a través de un decreto. La gravedad de la situación fue que el mismo día de la sanción le hace un allanamiento en el despacho, lo precinta, le saca la llave, le secuestra expedientes y le pide un informe en un plazo de 48 horas, algo que era imposible porque le había allanado su propio despacho de la oficina de calle Balcarce”.
Las dos denuncias penales contra Lello fueron presentadas el jueves 4 de julio. Pasado el fin de semana largo, Agustina Aramayo volvió a su trabajo este miércoles. “Me presenté normalmente a las 8 de la mañana. Si se quieren comunicar conmigo, lo tendrán que hacer a través de mi abogado porque estamos en una instancia legal”, explicó.
Contó que en estos días, y al llegar a su oficina, varios compañeros de trabajo se solidarizaron con ella. Y reveló: “Hay mucho miedo en nuestro ambiente. Entiendo a las personas que no se animan a denunciarlo”.
-¿Hay más gente que sufrió maltrato?
-Sí, hay mucha más gente. Hay un miedo generalizado, pero animarme a hacer la denuncia fue un puntapié para que se sientan confiados para defenderse. Porque esto no lo hago por mí, sino por todos. Yo no soy la única que pasó malos momentos en este trabajo.