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Por Camilo Kay Haro Galli. Tras un enero en que la mayoría de los emprendedores gastronómicos quebradeños denuncian números rojos, el sector espera superar las dificultades que padece el turismo jujeño. Más allá del impulso que le da el carnaval a la actividad, hay incertidumbre y angustia acerca del futuro.
Darío gestiona varios hospedajes y un importante restaurante del centro. «La merma en la demanda es significativa», reveló en diálogo con El Submarino Diario. La baja, explicó, comenzó a sentirse en noviembre, «pero nos aferramos a que los visitantes vendrían igualmente, y no fue así», se lamentó.
En su caso, precisó, están trabajando un 60% menos que otros años. «Cuando uno tiene una infraestructura y un equipo de trabajo para cierta cantidad de flujo, es muy difícil achicarse», señaló.
Los que sí se achican son los turistas. Por eso Darío está trabajando en la reformulación de la carta de su negocio para hacer una propuesta más accesible. «Es lo que nos pide la gente -reveló-. No solo el turista nacional sino también el internacional, porque con el tema del cambio Argentina es más cara que hace un año».
A diferencia de otros veranos, en los que Darío incorporaba a cuatro o cinco empleados más, esta temporada mantiene el equipo de noviembre. Y no solo eso, sino que tuvieron que reducir las horas de trabajo del personal al tiempo que intentan mantener el establecimiento abierto por más horas que las habituales.
«Tratamos de preservar el equipo de trabajo, para que esta ola pase sin golpearnos tanto. Los aumentos de los servicios, el alquiler, los impuestos municipales hacen muy difícil esta tarea», detalló.
La perspectiva es modesta: «En carnaval con suerte vamos a poder pagar las deudas de estos meses. En diciembre, enero y febrero tuvimos números rojos», precisó.
Demandas y necesidades
Para Darío, la baja de impuestos no sería una solución a la crisis. «Necesitamos que la difusión del destino mejore -propone-. Necesitamos trabajar en conjunto con el municipio y la provincia. Hoy en Tilcara se planifica y se promociona un festival un par de días antes, eso es un error». En este sentido, el empresario reclama políticas a largo plazo porque «el turista planifica sus vacaciones por lo menos con tres meses», dice.
A su entender, la falta de planificación es el problema principal, y responsabiliza tanto al gobierno nacional como al provincial y el municipal. Como errores, menciona la quita de feriados: «Es tremendo, no acompaña», afirmó.
«Necesitamos planificar todo el año. Si solo vamos a trabajar en carnaval, Semana Santa y julio, no se puede sostener la infraestructura turística que tiene hoy Tilcara», auguró.
La caída de la actividad, asegura, se da tanto con el turismo internacional como con el nacional. «El norte argentino es el más perjudicado porque estamos lejos de las ciudades, y al mermar la cantidad de días que las familias salen de vacaciones, no están dispuestas a perder tanto tiempo de viaje». Porque además, agregó, «el aumento en los vuelos nos golpea fuerte.»
«La política provincial de turismo está descontextualizada. Pensar que la Quebrada de Humahuaca es solo en temporadas, es pensar como hace 15 años atrás», aseveró.
La perspectiva a futuro no es alentadora. Darío cree que se vienen «varios años difíciles» y que para afrontarlos habrá que «mejorar los precios y dar buenos servicios al mismo tiempo».
«Es un gran desafío», afirmó, y analizó: «Creo que no vamos a estar peor que ahora, pero para Tilcara esta crisis no es sostenible. Crecimos mucho en cantidad de negocios y no creo que pueda haber trabajo para todos. Necesitamos tener una propuesta interesante desde las redes sociales e intentar que el argentino vuelva a vacacionar en el país».
«Veníamos atrasados por ejemplo con los salarios y en este contexto es muy difícil aumentarlos, estamos entre la espada y la pared. El gobierno nacional nos cambió la cancha de juego. Estos años, lamentablemente, van a ser así», diagnosticó.
Respecto al informe del gobierno de la provincia qué aseguró que la tasa de ocupación hotelera en la Quebrada fue de un 60% en el mes de enero, el empresario desconfía. «Ojalá hubiera sido así; pero por lo menos en Tilcara, no. Los fines de semana debe estar ese número, pero los días de semana seguro que no. Puedo asegurarte que fue del 40%, pensándolo en positivo. Un año normal era del 80%. Febrero no ha mejorado», argumentó.
En el restaurante de Darío se puede cenar por desde 15 mil pesos por persona, con un vino y música en vivo a cargo de artistas locales. En su opinión, «hay que generar un servicio de calidad para la clase media, porque en nuestro rubro se confunde mucho un servicio de calidad con un servicio caro».
A la hora de imaginar soluciones, reclama además que se implemente un transfer que una el aeropuerto de Jujuy con Tilcara.
Entusiasmo
Maxi, del Resto Díaz Mass, conserva el entusiasmo: «Está llegando turismo», dice a El Submarino Diario. A su entender, mucha gente está veraneando en las playas de Brasil y Chile «porque la economía de Argentina ha mejorado». Y para la actividad local, le tiene mucha fe al carnaval. «Es cuando la gente dice ‘voy a Tilcara, Maimará o Humahuaca’, porque buscan la cultura del carnaval. Ya se empieza a ver ese público», señala.
El joven emprendedor afirma que su restaurante busca todo tipo de público, tanto el turista como el local. Atiende desde las 8 de la mañana hasta la medianoche. Sirve desayunos, almuerzos y platos especiales por la noche. A las milanesas y pizzas se suman platos típicos como tamales y cazuelas.
Su establecimiento es moderno, con muchas pantallas, y propone precios económicos. «Muchas veces la gente se siente estafada yendo a comer en otros locales de Tilcara. Nosotros las pizzas las tenemos en 10 mil, las empanadas entre mil y mil doscientos, pero son grandes, y la napolitana para dos, 18 mil. La comida es abundante», describe Maxi.
«Hoy estuvo un poco apagado y eso me bajonea un poco. He tenido turistas que vinieron a comer todos los días. Eso es lo que queremos», afirma.
Incertidumbre y angustia
El Submarino Diario dialogó también con una apasionada gastronóma, cuarta generación de cocineras populares, que tuvo que mudar su restaurante por la crisis. «Es el contexto del país que vivimos, o mejor dicho sobrevivimos -reflexiona-. Es un momento particular para los que emprendemos, los que hacemos todo a pulmón y no tenemos el aval de ningún señor feudal que le ponga la espalda al emprendimiento».
«Nos tuvimos que mudar porque el alquiler era insostenible», revela. La nueva locación es «un lugar pequeño que pudimos construir gracias a Dios, alejado del centro y sencillo, pero nuestro».
La mujer trabaja en gastronomía desde que tiene 14 años. «Y tengo 40 y tantos», se ríe. «Siempre trabajé para otra gente, pero ahora me animé junto a mi familia a hacerlo por nosotros mismos», dice orgullosa.
«No importa lo que pase, acá continuaremos. No hay margen para que nos volteen. Pero está difícil», afirma. Y reconoce que «angustia más la incertidumbre por lo que va a venir».
Después de pasar «un enero raro», dice que le duele leer comentarios en las redes sociales que aseguran que «Tilcara es cara». Y detalla: «Mi plato más caro, de carne, cuesta 12 mil. La limonada de litro, mil. En mi restaurante, con 20 o 30 mil pesos comen dos personas bien comidas, bien servidas».
En su opinión, los precios en Tilcara son adecuados. «Somos unos de los destinos más bonitos de la Argentina. No podemos menospreciar esto», plantea.
Por otro lado, advierte que los costos en la localidad quebradeña son más altos que en San Salvador de Jujuy. «Para hacer un producto de calidad hay que comprar buenos ingredientes, y eso tiene un costo. Y acá es más difícil vivir», dice.
Además del servicio de restaurante, en su local ofrece a los turistas clases de cocina para que aprendan a preparar platos del norte argentino. Y ella también da clases a la gente del pueblo, en este caso gratis.
En su cocina, recomienda: «Cuando llegás a Tilcara, tenés que ir al Mercado, a la tía Elsa, y tomar una api con pastel y queso. También es importante probar las empanadas jujeñas; una empanada de carne con un poquito de papa criolla, arveja y cebolla».
