El ex jefe del Ejército, César Milani, fue absuelto en una causa en la que era juzgado por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura, y el tribunal oral de La Rioja ordenó su inmediata libertad. Era el juicio por el secuestro de Pedro Adrián Olivera y los tormentos a su hijo Ramón Alfredo Olivera en marzo de 1977, junto con otros cinco casos más.
Los jueces, en cambio, resolvieron condenar a otros cinco militares que estaban en el banquillo y a un ex juez. Milani había asistido a las audiencias con uniforme militar, y cuando le tocó hablar antes del veredicto, dijo: “Estoy de pie, no me van a quebrar”. Se quejó de ser blanco de una “campaña política, mediática y judicial inédita contra un jefe del Ejército”.
La querella de la Secretaría de Derechos Humanos y la provincia, que había pedido 18 años de cárcel, anunció que apelará. La fiscalía había pedido la misma pena. La querella de los Olivera había pedido 20 años, y también insistiría en su reclamo judicial.
La decisión de absolver a Milani que tomó el tribunal no fue unánime, sino que tuvo los votos de los jueces Julián Falcucci y Jaime Díaz Gavier. La disidencia fue de Enrique Lilljedahl. Los fundamentos serán dados a conocer el 9 de septiembre al mediodía. El ex jefe del Ejército estaba detenido desde febrero de 2017. No estuvo presente al comienzo del juicio, cuando aún permanecía en la Unidad 34 de Campo de Mayo, la dependencia que el gobierno de Mauricio Macri eligió para que los acusados de crímenes de lesa humanidad pasen su detención en su propio hábitat –una suerte de cárcel vip– en lugar de una cárcel común. Pero Milani pidió ser llevado al juicio y pasó el último tiempo en el Regimiento de Infantería de La Rioja y asistió a buena parte de las audiencias.
Los seis condenados por el tribunal riojano son Leónidas Moliné (nueve años de cárcel como coautor de tormentos), Miguel Chiarello (ocho años, como coautor de tormentos), Eriberto Goenaga (diez años de cárcel, también por tormentos), Domingo Vera (tres años y seis meses de cárcel por privación ilegítima de la libertad, pero se le dio por cumplida la pena por el tiempo de prisión preventiva); Carlos Rodríguez Alcántara (cuatro años como partícipe secundario en tormentos) y el ex juez Roberto Catalán fue hallado culpable de encubrimiento y condenado a cuatro años. En su caso también se dio por cumplida la pena. Los absueltos son: Armodio Mercado, Angel Pezzetta, José Bernaus y Alfredo Solano Santacrocce.
Milani fue juzgado por el secuestro de Pedro Olivera y las torturas a su hijo Alfredo. Olivera padre fue secuestrado el 12 de marzo de 1977, mientras dormía en su casa, donde también estaban su esposa y sus cinco hijos. Era un empleado municipal de 51 años. A lo largo de la investigación judicial se supo que había sido llevado al Batallón Ingenieros 141, donde Milani era subteniente. Sus hijos fueron quienes señalaron a Milani como quien daba las órdenes en aquel operativo. Dos días después de su privación ilegal de la libertad lo dejaron en su casa, tras haber sufrido un ACV (sufría hipertensión). A la vez que lo liberaban a Pedro, era secuestrado su hijo Alfredo, empleado en la Dirección de Obras de Ingeniería de la Municipalidad. Fue llevado al Instituto de Rehabilitación Social, donde fue torturado. A los diez días lo llevaron al juzgado federal de Catalán para que dijera lo mismo que le habían arrancado bajo tortura. Un oficial presenció esa declaración: según declaró Olivera hijo era Milani, que había dicho su nombre allí. Alfredo fue trasladado después a la Unidad 9 de La Plata en 1979. El mismo juez, en una revisión de lo que había hecho su juzgado, ese año le volvió a tomar a una declaración a Olivera hijo, donde éste señaló a Milani (quien reconoció que se ocupaba del traslado desde el lugar de detención al juzgado), por lo que en el juicio la familia insistió en que no era ahora la primera vez que se hablaba de su participación. En 1980 (ante el Consejo superior de las Fuerzas Armadas) y 1984 reiteró esa referencia. Pedro Olivera falleció en 1999.
La defensa de Milani se centró en que por su rango de subteniente y por su edad no podía comandar operativos sino que hacía tareas de vigilancia. Sostuvo que no participó del secuestro de Pedro.
«Simplemente voy a utilizar estas últimas palabras para reafirmar mi firme convicción de que con mi injusta y arbitraria detención y las falsas acusaciones que vengo sufriendo hace seis años, más que hacerme un daño a mí, se le ha infligido un castigo al Ejército argentino, privándolo de la posibilidad de una reconciliación definitiva con el pueblo del que se nutre», dijo Milani ante el tribunal. “Creo firmemente en Dios, que algún día juzgará nuestros actos. Por eso, estoy tranquilo vistiendo con orgullo el uniforme de la Patria, seguro de que me asiste la verdad y la razón. Espero que a partir de hoy también la Justicia, con un veredicto de absolución que reivindique mi buen nombre y honor, así como el de mi familia, que ha sido siempre mi sostén. A pesar de todas las difamaciones, calumnias, injurias, de la injusta detención y proceso, el ataque sistemático de los poderes fácticos, estoy de pie, no me van a quebrar», expresó.
El tribunal oral dispuso devolverle la libertad. En septiembre comenzaría otro juicio en su contra, donde no tiene prisión preventiva, por la desaparición del soldado Alberto Agapito Ledo en Tucumán. La hermana de Ledo, Graciela, fue una de las primeras en reaccionar ante la sentencia: “es un fallo vergonzoso (…) ya no tenemos confianza en la justicia”, se quejó. La sentencia, todo indica, será revisada por Casación.