La mamá de las hermanas asesinadas en Yuto pidió justicia junto a las Madres del Dolor

En la habitual marcha de Madres y Padres del Dolor de los martes, participó esta mañana la madre de Pamela y Ramona Gorosito, las hermanas asesinadas hace diez días en Yuto por la expareja de la primera de ellas, quien había sido denunciado por violencia de género en cinco oportunidades. Gabriela Segundo exigió justicia y volvió a reclamar por la falta de acción de las autoridades el mismo día de los femicidios, cuando sus hijas estaban siendo amenazadas por el hombre que finalmente terminó con sus vidas.

Cada martes, familiares y allegados de jóvenes que murieron de forma violenta se manifiestan ante la Casa de Gobierno para pedir justicia. Son madres y padres de víctimas de femicidios, homicidios, siniestros viales y muertes en circunstancias no del todo esclarecidas.

Graciela Segundo es la madre de las hermanas Gorosito, asesinadas en Yuto el viernes 15 de abril pasado por Javier Broy, expareja y padre de los dos niños de Pamela. Ramona había salido en defensa de ella. El femicida estuvo prófugo durante seis días y actualmente está alojado en el penal de Villa Gorriti.

«Lo primero y principal que pido es justicia, porque él hizo mucho daño, a sus propios hijos, los dejó sin madre. No tiene perdón de Dios. Yo nunca lo voy a perdonar, hasta el día que yo me muera», expresó Graciela en diálogo con medios locales, y agregó: «Dejó a cinco chicos sin mamá. Mató a la madre de sus hijos y a la madre de sus sobrinos. No tuvo piedad».

El día en que se desató la tragedia, Broy amenazó a su expareja y a la hermana de ella. Las dos mujeres hicieron la denuncia pero nadie intervino para detenerlo, a pesar de que estaba visiblemente descontrolado, armado con una escopeta.

Graciela se preguntó: «¿Por qué no fueron en ese momento? Mis hijas estaban haciendo la denuncia y me estaban llamando por celular. Me preguntaban si él estaba ahí todavía. ‘Sí, está acá en la puerta’, les dije. Él ya andaba armado con una escopeta, un machete y un cuchillo. Andaba loco».

Después de asesinar a Paloma y a Ramona, atacó a la madre. «Me quiso matar. Me apuntó con el arma y me dijo ‘a usted, a usted también la voy a matar’. Y yo me defendí. Él sabe que yo me defendí», relató Graciela.

«Nosotros hicimos la denuncia. Ya habíamos avisado. Yo llamé de mi teléfono, que él después se llevó. Me pegó en la mano y me dijo ‘usted no va a llamar a nadie, y vaya a ver cómo las dejé a sus hijas'», completó.

Graciela Segundo reveló que antes del último episodio, el definitivo, Pamela había hecho seis denuncias por violencia de género. «Siempre lo denunciamos porque él siempre trataba mal a mi hija», repasó. En alguna oportunidad, la justicia dictó una restricción de acercamiento. «Pero él igual no hacía caso», contó Graciela.

«Ellos siempre decían ‘ya lo vamos a ir a buscar’, cuando le pegaba malamente a mi hija. Yo siempre estaba, la defendía», recordó.

«Cómo puede ser -reflexionó la mujer-. Él, que tanto se llenaba la boca. Le escribió una carta a mi hija diciéndole que la amaba, que la quería, que era su familia. ¿Por qué le hizo esto a la mujer que él amaba? ¿Por qué no la dejó tranquila, no la dejó vivir para sus hijos?».

Pamela se había ido de Yuto tiempo atrás, para tomar distancia del violento. Regresó a Jujuy para visitar a su familia en Semana Santa.

«Yo lo único que quiero es justicia. Que se quede donde está y que pague día a día», afirmó Segundo.

Consultada sobre si tuvo apoyo de las autoridades, en particular del Consejo Provincial de la Mujer, Graciela contó que «llevaron una camita para los chicos porque yo había pedido, porque donde ellos estaban, estaban un poco incómodos, en la casa de su tío no había lugar».

«Solamente eso», agregó.

Cuando habla de «los chicos», se refiere a los hijos de Pamela, una nena de seis años y un nene de tres. «Ellos saben lo que pasó. La nena sabe, ella ha visto todo, desde el primer momento. Me ve y me abraza. El más chiquito llora, pregunta. Ella dice ‘yo no quería que mi papá le haga así’. Yo le digo ‘no, mamita, no hablemos de ese tema'».

«Mi única contención es mi hermana, mis hijos, mi marido y toda mi familia», dijo Graciela.

La madre de Pamela y Ramona se quejó de que «en ningún momento» le avisaron que finalmente habían detenido a Broy. «Yo vine a Libertador a exigir que lo busquen, porque nadie sabía nada. Y él ya estaba allá en la provincia de Salta. Cómo puede ser, quién le ayudó», analizó.

«A mí me decían que lo estaban buscando, pero no se veía nada. Nosotros llamamos en el momento. Yo, mi mamá,  unas vecinas, avisamos que él estaba ahí», describió. Es que apenas cometidos los asesinatos, Broy se internó en el monte, algo que todo el pueblo conocía. Sin embargo, debieron pasar seis días para que finalmente lo capturaran en la provincia de Salta, cerca de la localidad de Joaquín V. González, a 160 kilómetros de distancia.

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