Hubo largas filas en los puntos donde se vende y también donde se carga. Confusiones, demoras y caídas del sistema no ayudaron a que los pasajeros recibieran la novedad con agrado.
Al mediodía muchos negocios colgaron el cartel “No Cargas de la Sube”, y los usuarios se iban masticando bronca porque los colectivos ya no reciben dinero en efectivo para pagar el boleto.
Si bien muchos usuarios destacaron que el sistema de pago electrónico funciona bien, el problema es que no parecen ser suficientes los lugares para recargar la tarjeta.
Así, en los pocos donde se podía realizar la carga, se formaron largas filas, algunas bajo pleno sol.
Durante la espera, hubo quienes aprovecharon el tiempo perdido y compartieron sus quejas en las redes sociales, a través de los celulares. También aparecieron denuncias de avivadas que parecen ser una tradición: ciertos comercios cobraban un adicional por la recarga de la tarjeta o las vendían más caras. Algo similar a lo que ocurre con la carga virtual de los teléfonos móviles.
Pero la principal queja es que los puntos de venta y recarga son pocos, por lo que terminan colapsados.