Las estrategias del mal

Por Tere Jordán. Nada es al azar. Todo es parte de una estrategia elaborada con la clara intencionalidad de que las mujeres y cuerpos gestantes retrocedamos en relación a nuestros derechos. Así lo muestra lo sucedido este último mes en Tucumán en relación a una niña de 11 años, víctima de violencia sexual. A quién finalmente anoche se le practicó una cesárea. Esto guarda estrecha relación con lo acontecido en Jujuy en el mes de enero.

Tiene 11 años, todavía va a la primaria, juega, se apega a su mamá. No vive en la ciudad, vive en el interior del interior. Allí, en su pueblo, se acercó a la salita y confirmó que cursaba un embarazo de 16 semanas. Un embarazo causado porque había sido violada por el novio de la abuela, abusada y violentada en el propio seno familiar.

Pero, al igual que en Jujuy con la niña de San Pedro, la violencia no cesó. El gobierno de la provincia de Tucumán como una extensión patriarcal del violador comenzó a hacer su parte. Lejos de resguardar la privacidad de la niña, de garantizar la confidencialidad y de actuar con celeridad, eligió someterla a la tortura de extender los plazos al máximo posible para intentar “salvar las dos vidas”.

Todo esto pensado y decidido por el conjunto articulado de antiderechos, médicxs objetores, funcionarixs públicos, el poder ejecutivo y judicial provincial, los principales medios de comunicación de Tucumán   y la iglesia católica, cuya cabeza es el Arzobispo local Carlos Sánchez.

En una provincia donde no se vulneran derechos lo normal sería que las Interrupciones Legales del Embarazo (ILE) no se hagan públicas, que se accione de manera inmediata y que la persona pueda regresar a su casa a retomar su vida cotidiana.  Pero cuando la intencionalidad es otra pasa lo que pasó en Tucumán y en Jujuy.

Dilatan con estudios y juntas médicas innecesarias, abren el debate en la opinión pública a modo de juicio abierto para que cada quien diga lo que quiera, intentan judicializar lo que en 2012 el fallo FAL estableció claramente que no es judicializable, realizan apreciaciones morales y religiosas y las ponen a consideración, intentan convencer a la niña y a la familia de que eso que tiene en la panza es su bebe al que tiene que querer, buscan torcer sus deseos y decisiones  mediante el miedo, la desinformación, la confusión. No hay acompañamiento, no hay escucha, no hay abordaje integral, no hay humanidad. Hace tiempo que los antiderechos decidieron que somos incubadoras.

Por otra parte, la tortura que ejercen a la niña y sus familiares, se hace extensiva a las mujeres y cuerpos gestantes a quienes quieren disciplinar respecto de la maternidad, de la sexualidad, del cuerpo y del reclamo por los derechos que nos corresponden. Nos quieren doblegar, quieren que volvamos a nuestras casas, quieren que vivamos nuestras sexualidades con fines meramente reproductivos, quieren que salgamos de las calles, quieren que no hablemos más de aborto.

Todo lo que sucede en Tucumán y lo que pasó en Jujuy se da en un marco en donde además nuestros derechos retroceden porque el Estado está en retirada, degradando el Ministerio de Salud a Secretaría, restringiendo presupuesto, vaciando programas, descentralizando la política pública de salud.

#NiñasNoMadres

#IleYaEsLey

#ForzarAParirEsTortura

 

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