La Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino emitió un comunicado en el que remarcaron la vulnerabilidad en la que se encuentra buena parte de la población: el cierre de comedores comunitarios, la falta de políticas de integración de barrios populares y adultos mayores que se enfrentan «al drama de elegir entre comer o comprar medicamentos»
Los obispos dieron a conocer cuáles son las situaciones que atentan contra la dignidad infinita de las personas en el actual contexto económico y social de la Argentina, como la pandemia silenciosa del narcotráfico, el drama de los jubilados que tienen que elegir entre comer o comprar los medicamentos, el cierre de comedores comunitarios y el aborto.
En el cierre de la 124° Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, los obispos también destacaron como problemáticas la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, las familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos y los que pierden su trabajo.
«Son tiempos complejos, por momentos contradictorios, en los que conviven una esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón, con una incertidumbre y una creciente vulnerabilidad de las personas», expresaron a través de un comunicado.
Los obispos advirtieron que las consecuencias del modelo económico del gobierno de Javier Milei han empeorado la vida de los sectores más vulnerables: “A muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos porque la jubilación no alcanza; cierran comedores comunitarios por falta de asistencia y muchos vecinos se quedan sin la posibilidad de esa comida en el día”.
«En el actual contexto económico y social argentino es fundamental sostenernos en esa alegría, una alegría profunda y duradera, la que nace del encuentro con el Señor. Es una alegría que nos libera de la desesperanza y del desaliento, evitando transformarnos en profetas de calamidades que sólo desparraman pánico y angustia», manifestaron.
“Se ataca la vida inocente que no ha nacido, y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación; asistimos a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos; también familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos; hermanos que pierden su trabajo, que sienten que su vida está de sobra, y que no pueden poner el hombro en la construcción de la Patria”, consideraron los obispos.
Asimismo, compartieron un mensaje al Pueblo de Dios: «En tiempos difíciles, amar a los demás y alegrar sus vidas».
«Estamos convencidos que el amor con gestos concretos y la alegría son el anuncio más explícito del Evangelio en una sociedad que parece vivir en el constante enfrentamiento, donde priman el individualismo y una libertad sin amor», finalizaron.