«El kirchnerismo no despierta confianza en el mundo. La confianza cuesta mucho conseguirla y ellos la dilapidaron durante todos sus años de gobierno y ahora tienen que recuperarla porque esto nos daña a todos los argentinos». Jaqueado por las urnas, que lo alejaron ayer de su sueño de permanecer otros cuatro años al frente de la Casa Rosada, el presidente Mauricio Macri insistió con la estrategia política que lo llevó a la derrota: polarizó con el Frente de Todos, al que tildó de «kirchnerismo», y lo responsabilizó por el estallido que tuvo el dólar en la jornada y su seguro impacto en los precios y en la generación de pobreza en los próximos días.
El mandatario habló en conferencia de prensa junto a su candidato a vice, Miguel Pichetto, quien en varias oportunidades salió a complementar la palabra de Macri.
«Hoy estamos más pobres que antes de las PASO», admitió el candidato a la reelección por Juntos por el Cambio. Macri insistió con que la «economía venía mejorando» en las últimas semanas y «hoy saltaron por el aire todas las variables». Admitió que ayer hubo un «voto bronca» y anticipó que instruyó a su equipo económico para que «preparen todas las medidas necesarias que protejan a los argentinos.» En este sentido, indicó que no prevé cambios en su gabinete.
Señaló el jefe de Estado: «El dolar bajaba y se consolidaba el proceso de baja de inflación -auguró que hubiese estado en «uno y pico» en agosto- y recuperacion económica. Por el voto al kirchnerismo, todo esto se revirtió. Eso demuestra que hay un problema grave entre el kirchnerismo y el mundo. El mundo no confía en lo que quiere hacer con la Argentina».
«No me puedo hacer cargo» de la suba del dólar, balbuceó Macri. Y no anunció ninguna medida, por fuera de las recetas ya aplicadas sobre la tasa Leliq, el mercado dólar futuro y las ventas del BCRA, para contener a la divisa estadounidense. Sí admitió una inminente corrida a los precios, en especial los de los productos que conforman la canasta básica de los argentinos.
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