Comunidades originarias de la Puna que mantienen la permanencia en La Quiaca en rechazo a la reforma de la Constitución de Jujuy difundieron un Manifiesto en el que dan cuenta de la resistencia que llevan adelante, al igual que otros pueblos indígenas de la provincia, y detallan los emprendimientos mineros que avanzan en la zona. Expresaron además su solidaridad con el abogado Alberto Nallar, quien fue condenado por la justicia jujeña por acompañar el reclamo de los originarios, y con los integrantes del Tercer Malón de la Paz que están en la Ciudad de Buenos Aires.
En una conferencia de prensa que brindaron en La Quiaca, sobre la Ruta 9, informaron que en las próximas horas harán una asamblea en la que definirán la modalidad en que seguirá la protesta en ese lugar. De todos modos, aclararon que van a continuar con la permanencia.
Hasta ahora, se sostenía el corte total de la ruta y se abría el paso de los vehículos cada 4 horas durante 30 minutos. Esa medida se levantó por el proceso electoral, para facilitar la circulación no solo de la ciudadanía sino también de los operativos de traslado de urnas. En principio, adelantaron, tienen la intención de sostener el corte de media calzada y continuar con acciones para visibilizar el reclamo.
La conferencia de prensa y el Manifiesto que difundieron esta mañana tienen el objetivo de «dar a conocer los reclamos, porque la comunidad a veces no conoce mucho», explicó a El Submarino Radio (FM Conectar 91.5) Cipriano Quispe, uno de los comuneros de La Quiaca, quien remarcó: «Si nos quitan el agua a nosotros, le quitan el agua a la ciudad».
En el documento, las comunidades de la Puna mencionan el apoyo del pueblo de La Quiaca y también de muchos viajeros que se solidarizaron con el reclamo. «A ellos queremos decirles que no estaban ni están equivocados en hermanarse a nuestra lucha», afirman.
El texto está acompañado de mapas donde se muestran los emprendimientos mineros en marcha o proyectados en la zona.
Respecto de la reforma constitucional, advierten que «se hizo para proteger de forma legal la entrega de la tierra jujeña, entrega que el gobierno provincial fue realizando desde mucho antes».
Esta tierra que no solo es donde nacimos o nacieron nuestros padres y nuestros abuelos, es la misma tierra que nos da de comer, con y de la que vivimos y van a vivir nuestros hijos», valoran, y revelan: «Descubrimos que la puna ya había sido concedida a muchos emprendimientos mineros y también que varios proyectos que existen en nuestra región no son consultados, pero sí implementados a base de engaños y manipulaciones».
«Queremos que sepan, por ejemplo, que la luz y el agua que se utiliza en toda La Quiaca provienen de emprendimientos empresariales asentados en nuestros territorios, no hace falta que agradezcan eso, pero sí que sean conscientes de esa realidad. Y especialmente que sepan que esas comunidades hoy sufren la falta de agua y, aunque la ironía moleste, no tienen luz», señalan.
Luego de aclarar que como comunidades no están alineadas con ningún espacio político, manifiestan: «A esos adictos al poder que hoy se llaman empresarios y políticos que no conformes con hacer nacer nuestros hijos en los ingenios continúan sintiéndose dueños no solo de la tierra sino de nuestras vidas. A ellos, les decimos ¡se terminó! les decimos, basta de hacer crecer la región a cuesta de nuestros pulmones agitados, de nuestro sudor y de nuestras manos curtidas».
«Dejamos de creer en la Justicia, esa de los hombres y mujeres que cobran un sueldo tan alto y van de cuando en cuando a un Congreso», afirman, y agregan: «sabemos que hay otra justicia, la de la tierra, la de Dios, la de nuestros ancestros, la de la Pachamama, y estamos más que seguros que ellos van a cobrarse una por una las ofensas de quienes engañaron, mintieron y usaron su nombre para seguir sometiendo a quienes la cuidamos. Pero tranquilos, no es una amenaza, es solo una sentencia».
Sobre el cierre del documento, aseguran que «no dejamos de luchar como tampoco lo hicieron nuestros ancestros, quienes nos heredaron la rebelión en la sangre, que no estamos vencidos y que aprendimos a ser estratégicos, que la lucha por la tierra va ser encarada desde otras formas que a disgusto de los chismosos no va ser tan publica como les gusta».
«Además -agregan- que aprendimos a golpes que no hay una única manera de hacer las cosas y que a todos los gobiernos les encanta la burocracia. Sin embargo, ellos desconocen de nuestra perseverancia. La división que siempre nos impusieron se acabó, ahora todos los pueblos estamos unidos en resistencia».
