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Municipales marchan por la liberación de los tres detenidos

Dos días de paro es la respuesta de los municipales a la detención de tres de sus dirigentes en el marco de una serie de allanamientos que se realizaron este domingo. En conferencia de prensa, el secretario general del Sindicato de Empleados y Obreros Municipales (Seom), Carlos Santillán, repudió “la actuación de la policía de Morales, a instancias del Chuli Jorge, con la metodología de Macri, que es una metodología de la dictadura”.

El paro de 48 horas, para lunes y martes, prevé una marcha provincial para la segunda jornada, qu partirá a las 10 de la mañana del corralón municipal. Santillán adelantó que llegarán a San Salvador de Jujuy delegados y trabajadores de todas las intendencias de la provincia. “No queremos tener ningún tipo de enfrentamiento –advirtió-, va a ser una marcha pacífica de los trabajadores por la libertad de los compañeros.

Los tres dirigentes municipales detenidos este domingo, Adrián Mirkin, Santiago Seillant y Álvaro Sandoval, continúan alojados en la Brigada de Investigaciones, imputados por “lesiones agravadas y resistencia a la autoridad”.

“Desde el Seom repudiamos la actuación de la policía de Morales, a instancias del Chuli Jorge, con la metodología de Macri, que es una metodología de la dictadura, de hacer allanamientos a las casas de los trabajadores un día domingo”, afirmó Santillán, y agregó: “Estos trabajadores no son ladrones, no son narcos, no son patotas, como andan diciendo. No queremos suplantar a Milagro Sala, como andan diciendo”.

Las detenciones fueron consecuencia de la protesta del viernes en el edificio municipal, que el sindicato decidió luego de que se cumpliera solo a medias la recategorización establecida en la ordenanza que se aprobó el 1° de enero, y con una demanda histórica: la desprecarización laboral.

Santillán aclaró que recategorización no se produce desde hace 8 años, cuando la ley marca que se debe hacer cada dos años.

Sobre la desprecarización, pedían que los trabajadores jornales de cuatro horas pasen a seis horas, y que los de seis pasen a ocho.

“Las autoridades sabían que íbamos a venir en manifestación totalmente pacífica, porque yo había estado la noche anterior con el secretario Muro. Por eso me sorprendió cuando llegamos y había semejante cantidad de policías, vallas y todo lo que había en la municipalidad”, relató Santillán.

La segunda sorpresa llegó cuando les dijeron que a la reunión solo podían entrar cinco personas del sindicato. “En las reuniones que tenemos con el ejecutivo muchas veces entran todos los delegados y cada uno plantea las necesidades de su sección, siempre con respeto”, señaló el dirigente.

Allí empezaron los problemas, a los que Santillán describe no como un “enfrentamiento” sino como “una situación rara con uno de los delegados, que recibió maltrato de la policía por querer entrar, y los compañeros salieron en su defensa”.

“No pasó más allá de ese tumulto, no hubo piedras, no hubo balacera de la policía hacia los trabajadores, no hubo enfrentamiento –aseguró-; se produjo ese tumulto y subieron los compañeros a dialogar”.

Finalmente, la reunión se concretó. Allí hubo compromiso de la Municipalidad de hacer los corrimiento y completar la recategorización.

Pero el domingo se ordenaron los allanamientos y detenciones de Seillant, Mirkin y Sandoval.

Ni bien sucedieron los hechos, los abogados del sindicato, Mariana Bascuti y Mario Curcuy, presentaron un escrito donde la Comisión Directiva se ponía a disposición de la justicia. “Si nos citaban, concurríamos, aunque nos citaran para meternos”, afirmó Santillán.

“No somos una patota, somos trabajadores, somos un gremio fuerte y no vamos a permitir que nuestros compañeros cobren 2800 mientras sabemos cómo se llenan de plata otros”, advirtió el sindicalista, y subió la apuesta: “Caeremos todos presos, pero no vamos a dejar de luchar ni de plantear nuestros derechos”.

Eliana Sandoval, esposa Álvaro, responsable del área de prensa del Seom, relató detalles del allanamiento: “Ese día domingo a las 9 de la mañana caen a mi casa con cuatro camionetas y dos autos de la Brigada, más dos camionetas de la policía. Cortan la calle de extremo a extremo y se meten a mi casa”.

“No hubo resistencia a la autoridad –continuó la mujer-; mi marido salió a entregarse para que no allanaran la casa pero la policía se metió igual, ocasionando un susto dentro de la casa”.

“Lo tuvieron en la puerta, mostrando a todos los vecinos y a todo el barrio, metiéndole la mano en el bolsillo, preguntándole si estaba armado. Mi marido no es un criminal. Lo trataron como narcotraficante, como un asesino. ¿Qué arma puede tener? Su cámara es su arma”.

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