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Pablo Baca y las paradojas de la historia

Por Raúl Noro. El diputado provincial de la UCR Pablo Baca resultó misógino, discriminador, autoritario y, además, un servil dependiente de Carlos Blaquier, dueño de Ledesma, quien dio la orden de los hechos vinculados con lo que se conoce como la Noche del Apagón y entregó los vehículos del ingenio, en 1976, para el secuestro y la desaparición de jujeños en el campo de concertación de Guerrero.

Asombrosamente, Baca, quien se precia de escritor y afín a los organismos de DD HH, atacó en duros términos a la Tupac Amaru y denunció a la organización de practicar “discriminación al revés” hacia los burgueses blancos de Jujuy.

En otras palabras, acusó a los “negros” de ejercer violencia social olvidándose de los 500 años de esclavitud, sometimiento y negación de derechos sociales a esa mayoría silenciosa y excluida que el peronismo supo llevar a primer plano a través del Movimiento Obrero Organizado, y luego, la Tupac les hizo recuperar la dignidad de seres humanos con vivienda, educación, salud, trabajo y recreación, luego del desastre del gobierno de la Alianza, del que Gerardo Morales fue viceministro de Desarrollo Social.

Claro, Baca nació en un hogar típico de la clase dominante que miraba a los negros “desde arriba”, y no conoció el barro de los asentamientos, ni siquiera el barro de la historia. Tuvo una privilegiada educación, un trato deferente del entorno oligárquico del cual absorbió las ideas y creencias arcaicas que manifiesta en el recinto.

Es más, se olvida de que cuando la “civilizada” Revolución Francesa impuso las ideas de Libertad e Igualdad tuvo que apelar a la guillotina del jacobino Robespierre y otros, y cortar miles de cabezas, en una violencia sin fin y sin medida, verdadero “terrorismo de estado” para asegurar su predominio. Decía Robespierre que «el terror no es más que la justicia rápida, severa e inflexible”.

Ahora los “negros” de la Tupac reciben la advertencia y la acusación, con dedo levantado, de que son “discriminadores”. Tupac Amaru, Monteagudo, Belgrano, San Martin, Rosas, Yrigoyen, Evita y Perón y hasta el “Che” Guevara seguramente se dan vuelta en sus tumbas, indignados por la descarnada ideología dominante, de siglos, que vocifera Baca respaldado por el genocida de Blaquier, amigo de Gerardo Morales, quien financia la campaña de los radicales.

Ni hablar, además, de que esa ideología incorpora la violencia machista que no soporta que una mujer, de tez cetrina y de origen justicialista, reivindique y lleve adelante, ganando la calle, en defensa de los excluidos, de los pueblos originarios, de los desocupados, de todos aquellos jujeños y argentinos que quedaron en la vía por el desgraciado megacanje y el blindaje de De la Rúa y Cavallo.

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