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Panorama tilcareño: “Faltaron las lluvias y cuando vinieron han hecho daño”

Por Camilo Kay Haro Galli, desde Tilcara. Un año después de la crecida del Río Grande, Tilcara vuelve a enfrentar un panorama incierto. Las promesas incumplidas de entonces más las obras postergadas no alimentan la esperanza de un pueblo que padece la falta de planes integrales para que el agua, el barro y las piedras no castiguen a sus habitantes.

El temporal del viernes 10 a la madrugada inundó Tilcara y los parajes aledaños. Las lluvias provocaron la crecida de una veintena de arroyos y el desmoronamiento de cerros. Los barrios Centro, La Falda, San Francisco, Usina y Matadero, Sumay Pacha, Villa las Rosas, Cruz del Eje y Juella fueron las zonas más afectadas, pero la tormenta azotó a toda la localidad.

Este desastre natural llega un año después del desborde del Río Grande, del cual Tilcara todavía no se repuso, y tras la peor temporada turística de los últimos años. Todavía quedan personas que comen y duermen en el Hotel de Turismo, y seguirán allí hasta que se normalice la situación.

La crecida de múltiples arroyos interrumpió el tránsito en la Ruta 9 por varias horas. Pero no fue una situación excepcional. Entre Maimará y Juella, la falta de puentes y alcantarillas hace que haya cortes recurrentes en la única vía que conecta la Quebrada y la Puna con la capital provincial. En algunos casos, la ruta actúa como un dique y las aguas no pueden desembocar en el Río Grande.

El temporal dejó 30 viviendas con daños estructurales y unas 200 que sufrieron anegamientos. Desde el gobierno prometen demolerlas parcial o totalmente y construir nuevas. Pero hay desconfianza. Después de las inundaciones de 2016, el gobernador Gerardo Morales prometió 12 nuevas viviendas de las cuales, más de un año después, solo se construyeron cuatro y de dimensiones inhumanas: 17 metros cuadrados, una pieza y un baño. Y estas “viviendas” todavía no fueron entregadas, a pesar de que se facturaron a 200 mil pesos cada una.

Un tramo de cloacas se trancó a causa del barro; muchos pozos ciegos están llenos y la red de agua potable tiene daños. Los empleados de la empresa estatal de agua trabajan a destajo para solucionar el problema.

El operativo conjunto del Gobierno Provincial, el Municipio y personal del Ejército involucra a unas 300 personas. Vialidad Provincial, el Ejército y el Municipio están abocados a remover el barro y la piedra de calles y casas. La Dirección de Arquitectura, el Ministerio de Desarrollo Humano y el Ejecutivo local trabajan en el relevamiento de daños y afectados. Los primeros días los vecinos acudieron a socorrer y colaborar con los más afectados, repartiendo agua, comida y haciendo limpieza.

El gobierno provincial trajo 50 efectivos policiales adicionales, cuya única labor consiste en estar parados en parejas en las esquinas del pueblo. “Nunca se ensuciaron las botas y el municipio debe darles hospedaje y comida”, se quejan los vecinos.

Más de 20 vendedoras que tienen sus puestos de artesanías en la plaza central perdieron su mercadería.  A estas tradicionales puesteras se les inundaron los depósitos donde guardan los tejidos cuando desarman la feria. Son mujeres que además vienen de pasar la peor temporada turística de los últimos años.

Una de ellas es Doña Antonia, quien pocos días antes del aluvión quedó viuda a cargo de tres hijos menores. Su precaria vivienda de adobe está ubicada donde el lodo y las piedras  pegaron más duro. Hoy es una de las 60 personas evacuadas que duermen en el Hotel de Turismo, pues quedó sola, sin casa y sin trabajo.

El barrio Matadero se encuentra en una depresión al margen del Río Grande, en la parte baja del pueblo. Fue ese río el que desbordó el año pasado dejando todo el sector bajo el lodo. Este año fueron los arroyos internos de Tilcara los que inundaron este barrio. La paradoja es que las defensas que impiden que ingrese el Río Grande son las que esta vez hicieron de tapón para que el agua no pudiera correr.

En el otro extremo, los barrios altos de Tilcara, San Fransisco, La Falda, Malka y Usina, recibieron el derrumbe de los cerros, gran cantidad de agua y piedras bajando violentamente hacia el centro. En estos barrios muchas viviendas tienen daños en su estructura o se les derrumbaron los techos. Algunos vehículos fueron arrastrados y quedaron severamente dañados. 

En Juella, ubicada a 7 kilómetros  al norte de Tilcara, los arroyos dejaron sin agua potable a algunos vecinos, y se anegaron viviendas y la escuela. La ruta provincial 27 quedó severamente dañada y con las alcantarillas rellenas de ripio. Esta es la segunda inundación que sufre esta localidad campesina en la temporada de precipitaciones. Don Cornelio es claro al describir la paradoja: “Este fue un año malo; faltaron las lluvias y cuando vinieron han hecho daño”.

De las 30 viviendas que construyó la Tupac Amaru en La Banda de Tilcara, diez estuvieron dos días bajo el agua, porque la Ruta 9 impidió que el arroyo Cruz del Eje fluyera hacia el Río Grande. Este barrio es uno de los más humildes de Tilcara.

La Quebrada Sarahuaico no tiene desembocadura, por lo que el agua, el barro y la piedra se dispersaron por la ruta, la estación de servicio y las viviendas de Villa las Rosas. No fue la primera vez. Este es otro de los problemas recurrentes, y dicen los que saben que la única solución sería canalizar el arroyo por 300 metros para que deposite sus aguas en el Río Grande.

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