En una misa multitudinaria de la que participaron ex guerrilleros y damnificados por el conflicto armado en Colombia, el papa Francisco pidió ayer en Villavicencio que las víctimas se “animen a dar el primer paso” para la construcción de una paz que, sin reconciliación, “será un fracaso”.
“Cuando las víctimas vencen la comprensible tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de la paz”, aseguró el Pontífice, de frente a más de 700.000 personas que participaron de la misa campal en la ciudad puerta de la amazonia colombiana que sirvió además para beatificar a dos sacerdotes colombianos “expresión de un pueblo que quiere salir del pantano de la violencia y el rencor”.
“Es necesario que algunos se animen a dar el primer paso en tal dirección, sin esperar que lo hagan los otros”, planteó, bajo una lluvia torrencial en una de las ciudades más golpeadas por el conflicto armado de 53 años que el país se apresta a dejar atrás con la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC a fines de 2016.
“La reconciliación, por tanto, se concreta y consolida con el aporte de todos, permite construir el futuro y hace crecer la esperanza. Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación será un fracaso”, agregó Francisco, en su tercer día de visita en Colombia, donde llegó el miércoles con el lema “Demos el primer paso” para impulsar el proceso de pacificación en el país.
Entre la multitud, Paula Bejarano de 23 años y su sobrina Ana Bejarano de 13 años llegaron ayer a las 6 de la tarde tras una peregrinación de 20 kilómetros desde La Esperanza.
Mientras la gente coreaba sin cesar “Francisco, amigo, el llano está contigo”, y cuando se les preguntaba al público que impresión tenían, aseguraron que Francisco les parece “una persona muy amigable con el pueblo. Le agradecemos mucho que haya venido a Villavicencio y que nos enseñe a amar más”.
En una misa multitudinaria con el lema “Reconciliarse en Dios, con los Colombianos y con la creación”, Jorge Bergoglio beatificó además a los sacerdotes Emilio Jaramillo, asesinado por el Ejército de Liberación Nacional en 1998 y a Pedro María Ramírez Ramos, muerto durante el Bogotazo de 1948, y símbolo de la violencia política en el país.
“Como pastores, según el corazón de Cristo y coherentes testigos del Evangelio, derramaron la sangre por amor a la grey que les fue confiada”, pronunció Francisco, minutos después de las 10 locales, para confirmar definitivamente a los dos sacerdotes como beatos.
“La reconciliación no es una palabra abstracta; si eso fuera así, sólo traería esterilidad, más distancia. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y a cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto”, agregó durante la homilía.
“¡Basta una persona buena para que haya esperanza! ¡Y cada uno de nosotros puede ser esa persona! Esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos”, arengó Francisco, que tras la misa encabezó también en Villavicencio un “gran encuentro de oración por la reconciliación nacional”; que tendrá testimonios de dos víctimas y dos victimarios del conflicto.
“No es legitimar las injusticias personales o estructurales. El recurso a la reconciliación no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia. La reconciliación, por tanto, se concreta y consolida con el aporte de todos, permite construir el futuro y hace crecer la esperanza”, convocó en esa dirección.
De Villavicencio también desde la 1 de la mañana llegó Haydeé Ovalle, que restó importancia a la lluvia que recién paró minutos antes de la llegada del Pontífice y aseguró que “valió la pena” la espera. “Esto es oro para nosotros y le pedimos que rece para nosotros. Es realmente maravilloso como un pueblo se reúne. No hay partidos, no hay políticos, no hay nada que reúna tanta gente”, le dijo con emoción en los ojos.
A metros de ella, de frente al altar, José Guzmán agradeció al Papa por su venida al departamento: “Que apoye todo lo que viene para Colombia. Que nos dé la paz que es lo que más necesitamos en Colombia”, agregó el joven de 35 años llegado de Puerto Gaitán.
Los dos nuevos beatos, planteó Bergoglio, “son signo de ello, expresión de un pueblo que quiere salir del pantano de la violencia y el rencor”.
Según el papa, “la reconciliación no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia” y se debe concretar “con el aporte de todos”.
“En este entorno maravilloso, nos toca a nosotros decir sí a la reconciliación; que el sí incluya también a nuestra naturaleza. No es casual que incluso sobre ella hayamos desatado nuestras pasiones posesivas, nuestro afán de sometimiento”, sostuvo, tras llegar a Villavicencio en un vuelo de Avianca desde Bogotá acompañado por varios medios.
En ese marco, planteó además la necesidad de una reconciliación con el ambiente y planteó que “la violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.
Francisco cerró su homilía citando el verso de la canción “Minas piedras”, del cantautor colombiano Juanes: “Los árboles están llorando, son testigos de tantos años de violencia. El mar está marrón, mezcla de sangre con la tierra”.
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