Los principales partidos políticos uruguayos cerraron el miércoles sus campañas antes de las elecciones presidenciales del domingo, en las que la izquierda gobernante se juega un cuarto mandato consecutivo y se someterá a votación una reforma constitucional sobre seguridad.
El puntero en las encuestas, el exalcalde de Montevideo y candidato por el gobernante Frente Amplio, Daniel Martínez, de 62 años, dijo ante una multitud en un estrado colocado delante del Río de la Plata, que «el sueño de un nuevo gobierno del Frente Amplio es posible».
La coalición de izquierda gobierna Uruguay desde 2005 durante tres mandatos consecutivos. Con 40% de las intenciones de votos según encuestas divulgadas este miércoles, Martínez es uno de los dos candidatos que previsiblemente pasarán a un balotaje a disputarse en noviembre.
De su lado, en un acto más austero, el candidato que va segundo en las encuestas (28%), Luis Lacalle Pou, un exsenador que renunció para dedicarse a la campaña en este 2019 y que lidera al Partido Nacional (centroderecha), reivindicó una campaña limpia en la que llega a la recta final «sin hablar (mal) de otro competidor».
Lacalle Pou, que deberá buscar apoyos inmediatamente después del domingo en los partidos opositores si pasa a segunda vuelta, dijo tener una «buena relación política y personal» con los otros candidatos de oposición.
«Los uruguayos no nos van a perdonar que no nos pongamos de acuerdo» porque hay una «ola de alternancia (instalada en) la gente», argumentó, tendiendo la mano por anticipado a sus contrincantes.
El sistema electoral de Uruguay prevé que si ningún candidato consigue la mitad más uno de los votos en octubre, se celebre una nueva elección entre los dos más votados un mes después.
Lacalle Pou, de 46 años, deberá buscar en otros candidatos, como el economista Ernesto Talvi, del Partido Colorado (liberal), o el ex comandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos, del novel partido Cabildo Abierto, y también en partidos más pequeños, algunos de izquierda, los apoyos que necesita si llega a segunda vuelta.
Continente «convulsionado»
Precisamente, Manini Ríos, militar retirado de 60 años, cerró su campaña señalando que Uruguay está «sumergido en una crisis económica y cultural».
«Lo niegan los responsables de la conducción del país» pero «miles de uruguayos (están) comiendo en contenedores de basura», hay «200.000 uruguayos sin empleo» y «crecientes asentamientos» con viviendas precarias, denunció quien fuera el comandante en jefe del Ejército durante el actual gobierno de Tabaré Vázquez, y fuera cesado por el mandatario por criticar a la Justicia.
Manini dijo que América Latina es un continente «convulsionado» y denunció la «dictadura venezolana» que, dice, ha impedido a los ciudadanos de ese país ejercer sus derechos, así como un «probable fraude electoral en Bolivia», sumida en la tensión tras unas polémicas elecciones que tres días después de realizadas no tienen ganador y son cuestionadas por observadores internacionales.
Unos 2,6 millones de electores están habilitados para votar el domingo en Uruguay, donde la convocatoria a ir a las urnas es obligatoria.
Además de elegir presidente, los ciudadanos se pronunciarán por una propuesta de reforma constitucional que pretende aumentar las penas de cárcel para delitos graves, incluyendo la «cadena perpetua revisable» a los 30 años para delitos gravísimos, crear una guardia policial con efectivos militares, habilitar los allanamientos nocturnos de hogares si un juez sospecha de ilícitos, y el cumplimiento efectivo de las condenas.