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La orden de liberar a Nahuel Morandini y Roque Villegas, que fueron detenidos el 4 de enero por publicar en redes posteos referidos a una supuesta infidelidad de la esposa del exgobernador Gerardo Morales, llegó este lunes en simultáneo a la orden de captura dictada sobre una arquitecta que comentó un chisme sobre el mismo tema en un grupo privado de WhatsApp.
Lucía González es arquitecta, vive en el barrio Los Perales de San Salvador de Jujuy y tiene una relación de amistad con Nahuel Morandini y su familia. Sobre ella pesa una orden de captura por haber reproducido el rumor en un grupo privado. La orden de detención la firmó el 26 de enero el juez Pablo Pullen Llermanos, el mismo que mantuvo presos a Morandini y Villegas.
Según el fiscal Walter Rondón, en el chat de WhatsApp del que participó Gonzáles estaría la evidencia de que se trató de una decisión premeditada de expandir rumores para causar un daño.
Por estas horas, la arquitecta se encuentra fuera del país. Su abogado Javier Vuistaz comentó en diálogo con El Submarino Radio (FM Conectar 91.5) que le solicitó al fiscal que le habilite las pruebas de las que dispone «para poder ejercer la defensa» y ratificó que su representada «no se va a presentar hasta que la justicia le garantice las pruebas producidas».
González calificó como «una situación horrible para todos» la iniciada el 4 de enero con la detención de Morandini. «Yo soy amiga de Nahuel y (su pareja) Lucía. Somos parte de un grupo de amigos. Para mí son como mi familia», comentó.
La mujer relató en diálogo con el periodista Ernesto Tenembaum, en Radio Con Vos, que el 26 de enero viajó a Salta por cuestiones familiares, dejando a una vecina las llaves de su casa. A partir de ese mismo día apareció una camioneta sin patente y personas de civil, sin identificarse, comenzaron a preguntar a la gente del barrio sobre su persona, mostrando una foto suya en un celular.
Esas maniobras son similares a las que se produjeron en torno a la casa de Nahuel Morandini días antes de su detención.
En el caso de González, además, estas personas les dijeron a los vecinos que la arquitecta debía tener cámaras de seguridad porque «ella es muy miedosa», relató, y agregó: «Estas personas antes de irse le recalcan a mi vecino que ellos saben que yo soy una persona con mucho miedo, y que no se me ocurra llamar a un abogado».
El domingo 28, contó, en un grupo de WhatsApp que ella integra con conocidos suyos de Yala, donde vivía en el pasado, vecinos comentaron «que había un Corolla sin patente» preguntando por ella.
En suma, Lucía González está imputada de los mismos delitos que Morandini y Villegas: lesiones psicológicas en la persona de Tulia Snopek y afectación a la identidad de una menor, hacia la hija de Snopek y Morales, de dos años de edad. En su caso, no está la acusación de violencia de género, por razones obvias. Quizás sea esa la razón por la que fue imputada en una causa diferente.
«Al parecer lo que ocurre acá es que extraen la conversación cuando hacen el peritaje del celular de Nahuel, en nuestro grupo de WhatsApp de 11 amigos, y ellos toman eso como precedente de que yo inicio y viralizo esta situación», detalló González.
«Yo en el grupo pongo ‘chicos, tengo un chisme’. Un chisme que yo escucho en la verdulería, y no solo ahí, porque no voy a decir en todos los lugares donde lo escuché, me parece que a esta altura ya todo el mundo sabe», agregó.
«La situación es de una irregularidad tan grande que ni los abogados sabían qué estaba pasando. En Jujuy hace un tiempo ya se vive esta situación. Esta vez me tocó a mí, le tocó a Nahuel, le tocó a Roque. Profanaron y violentaron la intimidad de un grupo de amigos. En Jujuy nunca sabés cuándo te toca tu propio éxodo jujeño. Esa es mi sensación. Yo en este momento estoy muy desprotegida», reflexionó González.
