El escándalo fue creciendo de a poco desde el miércoles al mediodía, cuando comenzaron a difundirse las imágenes de un niño de 9 años atado a una cruz en la plaza Sargento Gómez de Humahuaca, en medio de un acto convocado por el cura Jesús Olmedo, que proponía una “Marcha por la paz y la justicia”. Se supo luego que el Ministerio de Educación autorizó que los chicos no fueran a la escuela ese día para participar del acto. Ahora se reclama que la ministra Calsina explique sus razones.
Los crucificados fueron cinco, pero la indignación se desató porque uno de ellos es un niño de 9 años. “La imagen es real: cinco personas crucificadas, entre ellas un adolescente y un chico de nueve años; los brazos atados con sogas a las tablas horizontales, los cuerpos erguidos en medio de la Plaza Sargento Gómez, de Humahuaca, durante al menos 3 horas ante una multitud de alumnos de escuelas de todos los niveles”, se puede leer en la nota publicada este viernes en el diario Página|12.
“Me están diciendo que el niño está derramando lágrimas de dolor y me preguntan si ya lo pueden bajar”, fueron las palabras de Olmedo que se viralizaron rápidamente al rato de haberlas pronunciado y que despertaron la indignación. Consultado al respecto por Página|12, el sacerdote dijo que el chico “lloraba porque hacía un poco de frío” y agregó: “Pero también lloran los hombres”. También justificó el acto porque la madre del niño lo había autorizado, y la mujer defendió su decisión a través de las redes sociales.
Pero se supo que la movida tuvo también apoyo institucional. La ministra de Educación, Isolda Calsina, no solo autorizó el acto sino que además aceptó suspender las clases en Humahuaca para que los alumnos pudieran asistir. Ahora diversos sectores reclaman que Calsina dé explicaciones y fundamente por qué adhirió a la convocatoria de manera activa.
La “Marcha por la paz y la justicia” vino a cerrar una serie de charlas que dio Olmedo en las escuelas de Humahuaca con un mensaje dirigido a terminar con las guerras, el terrorismo, la violencia y otras atrocidades similares. Un mensaje que nadie podía rechazar. Pero la cuestión de las cruces no se había anunciado. Fue una profesora de un secundario local que sacó la foto y la envió por donde pudo, para que se difundiera lo que estaba pasando.
“Está muriendo un montón de gente, un montón de niños por los misiles y por las armas químicas. Nosotros hicimos el acto para representar esa masacre”, explicó Olmedo a Página|12.
En la misma nota, dan su testimonio una docente que no quiso dar su nombre y Florencia Fernández, que es tía de un niño que no fue al acto. Aseguraron que las personas que criticaron el acto fueron intimidadas y amenazadas. “Hay mucha persecución hacia la gente que critica estas cosas”, señalan. Y la profesora interpreta: “Yo creo que estos actos no hacen más que reproducir la opresión que la Iglesia Católica siempre aplicó sobre los pueblos originarios”.
Florencia Fernández afirmó: “Olmedo induce a la gente a hacer este tipo de actos. Es un perverso”, y recordó otras crucifixiones similares y que en los años noventa una vez hizo que unas mujeres se cosieran la boca”.
