Pobladores de asentamientos de Humahuaca reclaman servicios básicos desde hace años

En la zona de Humahuaca hay una veintena de barrios que nacieron como asentamientos hace varios años, y que aún siguen reclamando los servicios básicos de agua y luz. Algunos se instalaron en terrenos privados, engañados por “punteros” que les aseguraron que se trataba de tierras fiscales, y ahora enfrentan litigios con los propietarios. Ni las autoridades municipales ni las provinciales les ofrecen una solución. “Nos dejan tirados en el cerro”, afirman los pobladores.

El asentamiento El Mirador está ubicado en la zona sureste de Humahuaca. En el viven más de 80 familias que reúnen un total de 180 niños. Nació en septiembre de 2012, de la mano de un puntero político que repartió tierras en muchos casos a cambio de dinero y con promesas que jamás se cumplieron. Hasta hace poco, denuncian los pobladores, «los mismos caudillos trabajaban en el municipio con cargo de funcionarios en la Secretaría de Obras Públicas».

Es uno de los 40 asentamientos que hay en la zona, según mostró un censo que los propios pobladores hicieron hace dos años. Más de 15 de esos barrios no tienen luz ni agua potable, apenas un medidor comunitario adonde los pobladores deben ir todos los días para buscar el agua que necesitan en sus casas.

“Esto es parte de una crisis habitacional de hace años, que se viene dejando de lado por parte de las autoridades”, explicó a El Submarino Radio (91.5) José Julián Radivoy, quien vive en El Mirador hace cinco años, “recibiendo promesas de las autoridades municipales y provinciales”, afirmó.

Radivoy repasó: “Humahuaca tuvo movimientos políticos muy diversos, con intendentes interinos, con reemplazantes, y ninguno se hizo eco de nuestros reclamos”.

El crecimiento de esos asentamientos, que a simple vista parecen barrios constituidos, como el Santa Rita, el Independencia y La Merced, fue consecuencia de la falta de organización territorial que existe a nivel provincial. En la ciudad de Humahuaca, más de la mitad del territorio no está regularizado, lo que significa que la mayoría de sus habitantes poseen, con suerte, un título de tenencia precaria sobre la tierra.

De todos estos, El Mirador es uno de los pocos que se conformó en tierras privadas. Radivoy relató: “Cuando ocupamos estas tierra, la puntera política que nos puso en este lugar nos dijo que eran tierras fiscales. Cuando nos dimos cuenta vimos que en estas tierras solo faltaba pagar una serie de impuestos que los nietos del verdadero dueño, fallecido, lograron pagar. Entonces ahora estamos en litigio”.

Cansados de esperar respuestas, formaron una comisión vecinal que pidió audiencias a nivel municipal y provincial, se reunió con concejales, presentó documentación “en un total de 118 carpetas”, realizó un censo autogestionado por los propios vecinos y confeccionó los planos del barrio. “Todo de buena fe y en búsqueda de darle prisa a la solución real que necesitan los vecinos que tienen que ver con la situación de las tierras, y de los servicios básicos como la luz, y el agua”, afirman.

Pero la luz y el agua no llegan. No solo por el problema de la propiedad de las tierras: las autoridades y las empresas argumentan que no pueden brindarles los servicios porque es una zona de riesgo, ya que las viviendas están junto a una quebrada que tiene un declive de 40 grados. “Por ahí baja agua cuando llueve, pero nosotros lo resolvimos construyendo nuestras propia defensa”, aclaró Radivoy.

Cansados de esperar, los vecinos tomaran la decisión de «colgarse» del tendido de electricidad que recorre la calle del barrio lindero para llamar la atención y acelerar el curso de la aprobación de los medidores comunitarios. Luego de varios cortes de luz y nuevas “colgadas”, consiguieron hace un año que Ejesa accediera a los planos y aceptara instalar medidores comunitarios, pero la intendencia local nunca firmó la aprobación. Así es como los vecinos siguen con conexiones clandestinas.

El miércoles por la mañana una cuadrilla de Ejesa se presentó nuevamente en el barrio, colocó postes que superan los 5 metros de altura y presentó el cable trenzado antirrobo. Los vecinos impidieron el trabajo de la cuadrilla, llegaron dos móviles de la Policía de la Provincia y cuatro cuadrillas más de Ejesa, una de ellas acompañadas por Iván Plaza, que es el encargado de comandar los operativos de corte de la empresa.

En el lugar, los vecinos reclamaron la presencia del intendente, pero Herrera no apareció. Plaza les dijo que está prevista una reunión con la Secretaría de Energía y la intendencia de Humahuaca, y se comprometió a dar respuesta en los días siguientes, y a no quitarles la luz hasta entonces.

Para el resto de los asentamientos aún falta solución. Muchos de ellos ubicados en zonas de riesgo, algunos en tierras fiscales, otros en tierras privadas, sobre el lecho del río.

-¿Ustedes creen que los quiere sacar de ese lugar?

-Oficialmente nadie se va a hacer cargo de que nos quieren correr, porque somos más de 80 familias. Pero no nos dan respuestas y cada vez que vamos a reclamar algo, nos dicen que somos unos ladrones y que no merecemos nada. Eso dicen desde el gobierno municipal, el señor intendente Aldo Leonel Herrera, y sus funcionarios, que actúan con violencia institucional.

-¿Qué les dicen?

-Nos dicen que no tendríamos que estar acá. Pero hace cuatro años yo era docente, con un cargo provisional, y estuve diez meses sin cobrar por falta de gestión del Ministerio de Educación. Pagaba un alquiler, pero con dos hijos y mi mujer embarazada, no me quedó otra que intentar tomar una tierra para solucionar la situación de mi familia.

-¿Les ofrecieron alguna solución?

-De parte del gobierno provincial no hubo ni siquiera un censo para saber quiénes vivimos, de qué trabajamos, cuáles son nuestras necesidades. Los censos los hicimos nosotros. Tampoco nos ofrecieron ningún plan habitacional. Ni siquiera la solución inmediata de un medidor comunitario; eso lo presentó Ejesa, están los planos, pero no está la firma del intendente. No nos ofrecieron tampoco nada que resuelva el problema del agua potable. Aducen que al ser tierras privadas no pueden modificar nada de lo que pase a dentro, así que nos dejan, como se dice, tirados en el cerro.