La Flotilla Amazónica Yaku Mama comenzó el 16 de octubre un viaje de 3000 kilómetros desde el Coca, Ecuador, hasta Belem, Brasil. La iniciativa reúne a 60 organizaciones indígenas y territoriales que navegarán el río Amazonas para exigir justicia climática. También reclaman el fin de la extracción de combustibles fósiles en la región antes de la COP30 en noviembre.
La travesía partió desde Francisco de Orellana, el mismo punto donde en 1541 inició la expedición que culminó con el «descubrimiento» del Río Amazonas. «Partimos no para conquistar, sino para conectar; para que el mundo, finalmente, escuche las voces del territorio», afirmó Leo Cerda, indígena kichwa de Napo.
La flotilla cuenta con cincuenta representantes de pueblos indígenas de la Amazonía, Mesoamérica, República del Congo e Indonesia. El viaje inició con un funeral simbólico para despedir la era de los combustibles fósiles que ha devastado la región.
Datos sobre extractivismo
Según el Programa Monitoring of the Andes Amazon (MAAP), 2024 marcó un récord con la pérdida de 4,5 millones de hectáreas de bosque primario.
La deforestación por minería de oro aumentó más del 50% desde 2018, y el 36% ocurre dentro de áreas protegidas y territorios indígenas.
En la Panamazonía existen 933 bloques de petróleo y gas: 472 en Brasil, 71 en Ecuador, 59 en Perú y 47 en Colombia.
Entre 2000 y 2023, Perú registró 831 derrames de petróleo, mientras Ecuador contabilizó 1584 entre 2012 y 2022.
«Para nosotros, los Pueblos Indígenas, la crisis climática no es un problema lejano. Es la invasión de nuestras tierras, la contaminación de nuestros ríos», indicó Kelly Guajajara, representante del medio Midia Indigena de Brasil.
Los territorios indígenas como solución climática
Los Territorios Indígenas y Áreas Protegidas cubren el 49,5% de la Amazonía y almacenan el 60% de todo su carbono. Entre 2013 y 2022, funcionaron como sumideros de carbono, absorbiendo 257 millones de toneladas métricas.
«Esta flotilla no es solo una protesta, es un mensaje vivo que navega por las venas de la Amazonía», sostuvo Alexis Grefa, joven kichwa amazónico de Ecuador.
Los estudios muestran que los Pueblos Indígenas gestionan una cuarta parte de la superficie terrestre, que contiene el 37% de las tierras naturales intactas del planeta.
Las exigencias de la Flotilla
La caravana exige a los tomadores de decisión medidas concretas:
- Reconocer y garantizar los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas y comunidades locales como la estrategia climática más efectiva para proteger los bosques, ríos y la biodiversidad.
- Asegurar el financiamiento directo y sin intermediarios para quienes cuidan la vida. Aunque se prometieron 1,700 millones de USD en la COP26, el 76% de los fondos del Fondo Verde para el Clima sigue en manos de intermediarios internacionales.
- Garantizar la participación plena y con poder de decisión de los Pueblos Indígenas en la transición energética para evitar nuevas zonas de sacrificio. La transición debe respetar el Consentimiento Libre, Previo e Informado.
- Integrar la protección de los defensores de la tierra en todas las políticas climáticas.
Según Global Witness, entre 2012 y 2024, al menos 2253 personas defensoras han sido asesinadas o desaparecidas, de las cuales el 40% fueron indígenas. «Solo en Ecuador, despedimos a Efraín Fuérez, líder kichwa asesinado durante el paro nacional», recordó Leo Cerda.
La Flotilla Amazónica Yaku Mama llegará a Belém a inicios de noviembre, llevando un mensaje claro: la justicia climática debe construirse desde los territorios, con quienes han cuidado la vida por milenios.

