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Recurrirán la absolución del policía que mató a dos chicos en Libertador

El policía Pablo Arrascaeta mató a dos chicos de 16 años con su arma 9 milímetros. Así quedó probado en el juicio. Sin embargo, fue absuelto porque el tribunal entendió que actuó en legítima defensa cuando Pablo Obiña y Gonzalo Calderón le dispararon. Pero esto no fue probado. Martín Patiño, abogado representante de la familia Obiña, en diálogo con El Submarino, calificó de “vergonzoso” que la propia fiscal haya pedido la absolución y detalló que no se encontraron vainas 22 en el lugar de los hechos, además de varias otras irregularidades.  

Las familias de Pablo y Gonzalo, a través de sus abogados, recurrirán el fallo absolutorio que dejó libre al policía que el 3 de noviembre del 2013 les disparó a los menores después de haberlos perseguido por los alrededores de la ciudad de Libertador Gral. San Martín. Pablo Obiña murió en el lugar por un disparo en la cabeza; Gonzalo Calderón, una semana después en el Hospital Pablo Soria. 

Los chicos iban en una moto 110. Los policías, en una Ranger. La persecusión se inició cuando los menores fueron identificados como sospechosos de un supuesto asalto que había sido denunciado un rato antes. “Lejos de acatar la voz de alto emprendieron una veloz huida por distintos barrios de la ciudad de Libertador», describió la fiscal Delia Ortiz en su alegato, en el que sorprendentemente pidió la absolución del uniformado por considerar que actuó en legítima defensa. 

¿De qué se defendió Arrascaeta? Su relato consigna que los chicos dispararon contra los policías cuando la persecusión los llevó hasta un camino interno del ingenio Ledesma conocido como La Pantalla.

“Es vergonzoso cómo se comportó la fiscalía al no sostener la acusación y pedir la absolución, y así justificar el homicidio de dos chicos que no tenían ni antecedentes penales, que fue prácticamente una ejecución”, aseveró el abogado Patiño, y agregó: “Es la primera vez que me pasa ver a una fiscal justificando el homicidio de estos niños de 16 años, que podrían ser hijos o nietos de los miembros del tribunal”.

Arrascaeta llegó al juicio bajo la acusación de «homicidio doblemente calificado por ser miembro de la fuerza de seguridad», por la que estuvo detenido los casi dos años que pasaron desde los hechos. La fiscal planteó, alternativamente, la acusación del delito de «homicidio doblemente calificado por ser miembro de la fuerza de seguridad con exceso en la legítima defensa», algo que según Patiño no se había visto durante la investigación.

No obstante, sobre el final del proceso judicial fue más allá: “Es peor, porque directamente la fiscal dijo que el policía se defendió y actuó en cumplimiento de su deber”, explica el abogado, pero vincula la actitud de la fiscal con las “irregularidades y dudas” que tiñieron la causa desde el primer momento.

-¿Qué irregularidades?

-Los policías que acompañaron al acusado durante la persecusión están imputados por falso testimonio porque ocultaron a los testigos. Es increíble que en un caso tan aberrante, que involucra a la policía de la provincia, hayan transportado a un civil y no lo hayan hecho constar en el expediente. Es evidente que estaban tapando algo , que algo raro hubo. Pero la fiscal ni siquiera pidió que se impute por falso testimonio, ni por encubrimiento o por incumplimiento de deberes de funcionario público. Esa tendencia parcial, esa falta de objetividad, se vio en todo el juicio por la forma de hacer las preguntas. La fiscalía participó prácticamente como una defensa. Incluso yo pensé que la defensa iba a adherir a los pedidos de la fiscal, que todo el tiempo trató de justificar la conducta de estos funcionarios policiales que ejecutaron a estos niños.

-¿Cómo aparece en el juicio esa tercera persona?

-Ese dato surge por comentarios, porque empecé a indagar y a pedir el secuestro de todos los libros de guardia de la seccional. En un primer momento no me lo dieron porque podía ocasionar un grave perjuicio a las fuerzas policiales, entonces pedí que nos remitieran copias certificadas. Después de que se empezó a indagar a los jueces que participaron del procedimiento, se sinceraron y dijeron que sí había una persona, que no tenía nada que ver en la causa. Se trataba de un civil que nada tenía que ver con las fuerzas policiales y nada tenía que hacer en el lugar de los hechos, por lo que en primer lugar no podían haberlo expuesto a una persecución policial. Pero es un testigo fundamental. Este hombre prestó declaración, muy temeroso, porque en aquel momento fue prácticamente secuestrado por la policía y transportado en contra de su voluntad, sin que él supiera los motivos. Cuando llegamos a la audiencia de debate, esa persona reconoció que escuchó cuatro o cinco detonaciones y claramente dijo que fueron de un solo tenor. Este dato, para esta querella, es prueba de que solo escuchó los disparos de la policía.

-¿Está probado o no que los chicos habían robado y dispararon contra los policías?

-Apareció un arma calibre 22 sin culata, pero en el lugar de los hechos, donde la policía había dicho que habían detonado cuatro o cinco veces, no se encontró ninguna vaina calibre 22. Solo encontraron vainas servidas calibre 9 milímetros, de la policía. Es decir que no está acreditado que los menores haya disparado en alguna oportunidad. El tema es a quién le vamos a creer. ¿A la policía, que se encargó de encubrir y ocultar a este testigo, que dio falso testimonio? ¿O al testigo que en forma voluntaria dijo que escuchó cuatro o cinco disparos de un mismo tenor? El único testigo que no es policía da a entender que la policía no repelió una agresión. 

-¿Por qué se inició la persecusión?

-Supuestamente hubo una denuncia de un robo cometido por dos personas, y luego hubo una persecución de 6 o 7 kilómetros, que termina con este desenlace. Yo me pregunto cómo puede ser que persiguiendo en una Ford Ranger 2012 a una motito 110 por un camino ripioso, en ningún momento tuvieron la posibilidad de acercarse, de encerrarlos, incluso de golpearlos. Además, un testigo dijo que vio la persecución, que los policías estaban a una distancia de dos o tres metros de los chicos. Es decir que tuvieron la alternativa de encerrarlos. Pero el imputado, cuando se le preguntó sobre por qué no los encerró, dijo que no lo hizo porque podía ocasionarles más perjuicios. ¿Más perjuicios que un tiro en el cuello y en la cabeza?

-Las pericias indican que la misma bala es la que mató a los dos chicos. ¿Es así?

-Hubo dos informes médicos. El médico de la fiscalía que hizo la autopsia dijo y firmó eso. Otro médico dice que se trataría de dos trayectorias, de dos disparos realizados desde lados distintos. Pero el médico que declaró en el juicio hizo referencia a que se trataría de una sola trayectoria y no dijo nada más. Esa es una confusión a la que llegó la perito en balística, que hay que recordar que también forma parte de la Policía. Hay que tener en cuenta además que esas pericias se hicieron con una reconstrucción, porque no se instaló en el lugar de los hechos, y al hacerlo colocó los cuerpos en un lugar totalmente distinto al que declaró el imputado.

-¿Qué van a hacer?

-Ahora esperamos los fundamentos, que estarán dentro de diez días. Y vamos a recurrir, a llegar hasta las últimas consecuencias y hacer todo lo que está a nuestro alcance para que esto pueda retomarse.

-¿Cómo están las familias de los jóvenes?

-Fue muy sorpresivo. Yo les había dicho que, en el peor de los casos, no se sorprendieran si le daban algo como “exceso en legítima defensa”, pero la fiscal fue mucho más allá y directamente pidió la absolución. Esto, en un claro caso de gatillo fácil. 

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