El Submarino Jujuy Noticias de Jujuy, Argentina y el mundo
Las delegaciones jujeñas de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la CTA Autónoma repudiaron en un comunicado el violento amedrentamiento por parte de la policía de Junín del que fue víctima el hijo del secretario general de la CTA A, Pablo Micheli, que se encontraba jugando con amigos en inmediaciones de un barrio de esa ciudad bonaerense.
Fue el sábado por la noche, cuando vecinos y amigos, incluidos niños de entre 12 y 14 años se juntaron a comer un asado. «Como en todo barrio de pueblo, donde se conocen todos y la inseguridad no existe, se pusieron a jugar a las escondidas», relataron.
Al cabo de un rato, cuatro patrulleros con más de diez uniformados se hicieron presentes en el lugar, pusieron a todos los niños contra la pared y les apuntaron con sus armas por un largo rato. Entre los menores se encontraba el hijo de Micheli, Camilo, quien «como el resto de sus amigos, permanece asustado sin entender por qué se ultraja de esa manera la inocencia de un niño que está jugando», expresaron.
«Los motivos y las explicaciones de este brutal hecho son desconocidas hasta el momento. Nada lo justifica. No aparecen responsables», advirtieron.
«En este marco de violencia que demuestra ir en aumento con el objetivo de sembrar el miedo generalizado, desde la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma nos solidarizamos con la familia de Pablo Micheli y repudiamos y denunciamos este nefasto hecho, al tiempo que hacemos responsables a las autoridades nacionales, de Junín, a la gobernadora de Buenos Aires y al Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires», afirmaron.
ATE y CAT A exigen «la urgente necesidad de que se esclarezca el episodio y se tomen las medidas correspondientes hacia quienes dieron esta orden».
«No estamos dispuestos a retroceder ni un centímetro en la lucha por nuestros derechos. Seguiremos en la calle ante cada conflicto, y el reclamo por trabajo, salarios y jubilaciones dignas y por una justa redistribución de la riqueza serán siempre nuestras innegociables banderas. No existirá jamás hecho alguno que nos amedrente, al mismo tiempo que advertimos con fuerza: ¡Con los pibes, No!»
