Un reciente sondeo mostró que más del 25 por ciento de los brasileños tienen una opinión negativa del Gobierno interino de Temer y una mayoría quiere que se realicen nuevas elecciones este año.
Mientras que una encuesta del instituto MDA/CNT revela que la aprobación del presidente interino, Michel Temer, es muy baja, debido al desmonte de programas y políticas públicas con cero de legalidad.
Analistas políticos estiman que la propuesta de la mandataria separada podría ofrecer una salida a la crisis política del país, sin embargo, las elecciones anticipadas no están contempladas en la Carta Magna brasileña.
Con la idea de las nuevas elecciones si vuelve al cargo, Rousseff influenciaría a los senadores indecisos y ganar los votos que necesita en el juicio político, afirmaron analistas.
Desde su separación de la presidencia por un lapso máximo de 180 días, Dilma ha reiterado su llamado a defender la democracia, la legalidad, la institucionalidad y el respeto a la decisión de más de 50 millones de brasileños que votaron por ella.
Dilma Rousseff fue suspendida el 12 de mayo, cuando el Senado brasileño aprobó -por 55 votos contra 22- que fuera sometida a un juicio político por presunta violación de las normas presupuestarias del país.
Para bloquear la sentencia y su destitución, la suspendida mandataria requiere 5 votos para sumar los 27 equivalentes a un tercio del Senado.