La intervención macrista que dirige Yacimientos Carboníferos Río Turbio intentó, con diversos artilugios, doblegar la resistencia de los trabajadores de la empresa minera para que resignen todas sus conquistas del convenio colectivo de trabajo. Lo único que ofrecían a cambio era mantener la estabilidad laboral ya que, según el interventor Omar Zeidán, los culpables de la crisis que atraviesa hoy YCRT son los trabajadores.
Primero empezaron con los primeros 79 despidos de diciembre del 2016. Luego hubo 4 despidos a mediados del año pasado, para seguir con los supuestos retiros voluntarios (muchos de ellos bajo presión) y hace dos semanas estuvieron con medidas de fuerza porque no cobraban el sueldo. Finalmente llegaron los primeros 215 telegramas de despidos a todos los sectores de trabajo.
Hay denuncias de los cuatros gremios que integran la intersindical minera, que incluso entre los despedidos hay delegados o integrantes de los sindicatos. Algunos de ellos son destacados activistas que vienen enfrentando el ajuste que se viene aplicando en la cuenca carbonífera, como un claro mensaje de persecución laboral.
La intervención tiene la impunidad de hacer todo bajo el apoyo de los grandes medios de comunicación como Clarín y La Nación, que publicaban investigaciones donde afirmaban que era una empresa simbólica de la corrupción kirchnerista. Una justificación para atacar a los trabajadores y aplicar el ajuste que en todo el país lleva adelante el gobierno nacional.
Los gremios y los trabajadores exigían que reactiven la empresa para poder extraer carbón y poner en funcionamiento le Súper Usina (que aún no fue terminada) y sostener las fuentes laborales. Pero los directivos optaron por paralizar totalmente las obras necesarias para emprender el anhelado proyecto que llevaba décadas de reclamos mineros. Hace dos años que no se reactiva la empresa.
Hoy dicen los mineros que vuelve el ajuste de los años noventa, con estos dos años de intervención que sólo se dedicó a demonizar a los mineros, haciéndolos cómplices de los desvíos de fondos que las intervenciones kirchneristas anteriores realizaron.
Los gremios y los mineros de base se preparan para resistir junto a la comunidad de la cuenca carbonífera, con manifestaciones y medidas de fuerza para que sean reincorporados los trabajadores despedidos y derrotar el ataque que puede llevar a peligrar el futuro histórico de las tres localidades que dependen del carbón. Los trabajadores prometen no bajar los brazos.