Santos reveló que las fuerzas militares colombianas saben «más o menos» la zona en la que se ubica Timochenko, alias de Londoño Echeverri, pero que aún así «pensaría dos veces» la orden de acabar con él por las conversaciones de paz que se mantienen con la guerrilla.
Aunque reconoció que le costaría tomar una decisión de ese tipo «a estas alturas del proceso», reclamó que nadie lo señale como «débil con las FARC», con las que el Ejecutivo intenta poner fin al conflicto de más de 50 años, en negociaciones que inició en noviembre del 2012 en La Habana.
En declaraciones a la emisora La FM, recogidas por las agencias Ansa y EFE, Santos reveló que cuando empezaron los acercamientos con la guerrilla para preparar el proceso de diálogo fue difícil la decisión de perseguir a Timochenko.
Por eso asumió que ante la posibilidad de acechar al actual líder guerrillero, «a estas alturas del proceso lo pensaría dos veces» porque «las condiciones son distintas». «Veré qué decisión tomo en ese momento», amplió.
Las conversaciones en La Habana se llevan adelante sin que se haya declarado un cese del fuego, y los insurgentes incrementaron en las última semana su actividad, sobre todo el el suroeste colombiano, donde mataron a una decena de policías.
«Que nadie me venga con que soy débil con las FARC», exigió el mandatario que reseñó que como ministro de Defensa -de la presidencia de Alvaro Uribe, ahora declarado opositor- le dio duros golpes a las FARC.
Santos recomendó además que no se preste atención «a todo lo que se dice fuera de la mesa» de negociaciones con las FARC, porque «nadie ha hablado de impunidad», en la que pareció la única referencia a la flamante polémica sobre si el proceso podría terminar con líderes guerrilleros presos.
Esta semana, Andrés París, uno de los negociadores de las FARC, dijo que «nunca un proceso de paz ha terminado con cárcel para los protagonistas, los constructores de la paz», y desde el uribismo se advirtió enseguida sobre la impunidad que reclamaba la guerrilla.
Para Santos, «la extrema derecha» es el sector que más presionó para romper los diálogos, porque «siempre ha querido que vivamos en guerra».
«Espero que el proceso se termine este año, porque de lo contrario empieza a desgastarse», indicó el presidente, que confió en que pronto pueda firmarse el tercer acuerdo parcial con las FARC, sobre cultivos ilítos -antes fueron los de tierras y participación política-, porque eso haría «irreversible» el proceso.
Finalmente, Santos volvió a atribuir a la búsqueda de la paz su decición de pelear por otro mandato al frente de la Casa de Nariño.
«No se puede dejar esto a medias; este proceso es histórico», señaló, y estimó que si se logra poner fin al conflicto armado, eso podría traducirse en un crecimiento adicional de la economía del 1,5 al 2 por ciento «de por vida».
El 25 de mayo, Santos disputará las presenciales con Enrique Peñalosa, de la Alianza Verde; el uribista Óscar Iván Zuluaga; la centroizquierdista Clara López, del Polo Democrático Alternativo; y la conservadora Marta Lucía Ramírez.
Santos consideró «decentes» a sus adversarios, pero se consideró el aspirante «más experimentado». «Sé que la voy a ganar porque el pueblo colombiano sabe que es mejor conocido que bueno por conocer», argumentó.