Los actuales gobernantes encabezan el izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), mientras que entre los opositores dos ex aliados del oficialismo conformaron la fórmula del centroizquierdista Movimiento Sin Miedo (MSM): el ex alcalde de La Paz, Juan del Granado, y la joven Adriana Gil.
También se presentan por la oposición las derechistas Unidad Demócrata (UD), con el empresario Samuel Doria Medina y Ernesto Suárez, un aliado del actual gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), que lleva en su binomio al ex presidente Jorge Tuto Quiroga y Tomasa Yarhui.
Finalmente, se anotaron por el indigenista Partido Verde de Bolivia (PVB), Fermín Vargas, un dirigente que se opuso a la construcción de una ruta por el Tipnis (Territorio Parque Nacional Isíboro Sécure), junto a Margoth Soria.
Las fuerzas políticas deberían haber presentado 352 postulaciones para la Asamblea Legislativa: 260 diputados, 72 senadores y 18 parlamentarios supraestatales (entre titulares y suplentes), además de los candidatos a la presidencia y vicepresidencia.
Estas presentaciones serán revisadas por la justicia electoral, que tendrá en cuenta las impugnaciones que se presenten.
Al cierre del plazo de registro de aspirantes, la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Wilma Velasco, aseguró que a la medianoche del 12 de octubre se conocerá el 75 por ciento del escrutinio, y que dos fuerzas tradicionales, los derechistas Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y Acción Democrática Nacionalista (ADN) corren el riesgo de perder su personería.
Las últimas encuestas conocidas, de abril de este año, muestran como favoritos a Morales y García Linera, con un 38,3 por ciento de las intenciones de voto, y a Doria Medina-Suárez, con 14, muy cerca entonces de un triunfo en primera vuelta que requiere 40 por ciento de votos y una diferencia mayor a 10 puntos sobre el segundo, o sumar la mitad mas uno de los sufragios.
El presidente Morales pidió hoy a los candidatos del MAS que no entren en una guerra sucia con la oposición, sino que pongan en evidencia los cambios estructurales que vive Bolivia desde 2006 y el programa de gobierno para el próximo mandato hasta 2020.