Desde la Pastoral Social Evangélica expresamos nuestra solidaridad con las organizaciones sociales y populares de nuestro país, formas organizativas y comunitarias que fue construyendo el pueblo, como herramientas para enfrentar el hambre y la desocupación, el descarte y la desidia de las últimas décadas hacia los sectores populares.
.Desde nuestra fe evangélica, comprometida con la plenitud de la vida y los derechos de las personas abrazadas por el amor de Jesús, exigimos el cese de la persecución a los movimientos populares y a sus referentes, nos unimos en oración por cada familia, por los trabajadores y las trabajadoras que son parte de la comunidad organizada expresada en cada uno de los movimientos populares. Estos fueron, son y seguirán siendo esenciales en cada momento en que la vida se encuentre amenazada, ya sea por los proyectos políticos de hambre y de muerte, por las pandemias y/o ante cada crisis que tengamos que enfrentar como pueblo.
Nos preocupa que se intente endilgar la responsabilidad política del fracaso de las gestiones de los últimos gobiernos a las organizaciones populares. Hace meses que, desde sectores políticos, el poder económico y judicial se ha desatado una feroz campaña mediática que, lamentablemente, también encontró eco en figuras políticas del campo nacional y popular, pues ven como amenaza el desarrollo de los movimientos que construyen poder popular en cada rincón de nuestra patria, que generan herramientas sindicales, que desarrollan propuestas políticas y que elaboran leyes y alcanzan representación parlamentaria para defender y sostener la vida, organizando la economía popular, ampliando y promoviendo derechos, desenmascarando la injusta distribución de la riqueza y la acumulación en pocas manos.