“¿Sos trosko o peronista?”

Por Camilo Kay Haro Galli. Hace dos días me hicieron esa pregunta, y la verdad me dio pie a escribir sobre un sujeto político de los más importantes en la política jujeña contemporánea. Importante en tanto dio las sorpresas en varias elecciones y tiene una particularidad «liquida», difusa o poco entendible para los parámetros en los que se hace el análisis político tradicionalmente en Jujuy.

Este sujeto me gusta llamarlo como “troskoperonista» y es un colectivo que se podría cuantificar más o menos en un 15 o  20% del votante jujeño. Como definición macro se lo debe colocar como un votante anti Gerardo Morales y anti Macri, con simpatía por “lo popular”, con Evo Morales, Lula y otros procesos de izquierda de la región latinoamericana. Es crítico con gran parte del peronismo local e incluso con parte de las políticas del peronismo kirchnerista a nivel nacional, anhela transformaciones más amplias tanto en lo económico como en lo político pero rescata algunas políticas sociales y económicas de los gobiernos de Néstor y Cristina pero por sobre todo algunas de las batallas dadas durante esos años; ley de medios, leyes de ampliación de derechos identitarios y sociales, la disputa con “el campo”… es un votante que se encuentra en un limbo entre sus ganas de transformarlo todo y la realidad de cambiar en la medida de lo posible.

Su conducta electoral es muy pero muy dinámica, cambiante, volátil… en el 2013 gran parte voto por Milagro Sala. En el 2015 parte de ese votante opto por el FUYO aunque también por otros frentes. En 2017 se volcó a un voto castigo al PJ eligiendo a Vilca y Remy y en menor cuantía a Unidad Ciudadana en las legislativas nacionales, en 2019 volvió a votar al peronismo que encabezaba la Formula Fernández – Fernández y en menor número a Carolina Moisés pero en las provinciales voto bastante fracturado entre el frente de Cejas, PJ y FIT. En 2021 volvió a expresarse y quizás de forma más contundente dándole el tercer diputado por Jujuy al FIT, con un claro mensaje en contra de Leila Chaher, la referente de La Cámpora, y al resto del PJ. En varias ocasiones el «troskoperonismo» se fracturó y diluyó en varios frentes electorales.

Es un votante incomprendido por quienes fueron los beneficiarios ocasionales de sus votos. Todos leyeron ese voto, su votante, a su gusto e interés sin hacer el esfuerzo por entenderlo. El FIT lo imagina como un trostkista con tendencia al anti peronismo, anti cristina, anti minero, indigenista, feminista, etc. pero no está para nada claro que esa sea la postura mayoritaria. Carolina interpreto que su votante (en 2019) era un todo uniforme, un votante peronista a la antigua, clásico, pero ese es solo una parte de aquel que la voto en aquella elección donde el peronismo parecía resucitar en Jujuy.

Milagro Sala en 2013 creía que ese voto era todo de los militantes de base de su organización pero se enteraría más tarde (en el 2015) que muchos de sus dirigentes comerciaban los votos en cada barrio y en cada micro organización moviéndolos al radicalismo o el peronismo según sus intereses mientras muchos de sus votos en realidad no provenían de la orgánica de su organización.  A menudo le gustaba el discurso “anti casta” que tenía Milagro más que su práctica político-social concreta, también el voto a Vilca puede ser comprendido desde esa arista.

La importancia de analizar a este votante huidizo está en que su movimiento determina a menudo quien entra como diputado y quien queda afuera y saber atraerlo puede ser determinante en las elecciones de este año.

En una elección, el votante consolidado (en Jujuy es algo así como 40% de cambiemos y 25% para FDT y 4% para el FIT) es algo más o menos estático pero quien define la elección es ese votante cambiante que en el caso jujeño en gran medida está formado por este enigmático “troskoperonismo”.

Al McCarthy que me lo preguntó no le puedo contestar esto porque es difícil pedirles que comprendan la realidad compleja de una sociedad dinámica.