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Tras el intento de golpe en Venezuela, Guaidó llamó a una huelga y Maduro anunció jornadas de diálogo

Por Marco Teruggi, en Página/12. Tensión, minuto a minuto, declaraciones, redes, la jornada del primero de mayo se vivió como una continuidad del día 30. La derecha había anunciado que esta fecha sería el inicio del momento definitivo de la “operación libertad”, fase que finalmente se adelantó a la madrugada del martes con las imágenes que dieron vuelta al mundo. Para el primero, Guaidó había anunciado que la movilización sería desde varios puntos de concentración. La pregunta era: ¿qué intentarían hacer en vistas de la necesidad de mantener la apuesta luego del golpe fallido?

La jornada se presentó con tranquilidad. Guaidó habló pasado el mediodía, y, como tiene acostumbrado en sus discursos, se refirió acerca de la necesidad de no perder la calle, mantenerse movilizados, así como el plan de comenzar un paro escalonado hasta una huelga general. Sus seguidores esperaban una radicalidad que no fue. La hoja de ruta después de su discurso quedó difusa, en particular porque no es la primera vez que anuncia un paro que luego no tiene lugar, y porque -esa es la razón- su base social activa no tiene su fuerza en los trabajadores y trabajadoras.

Las actividades de la derecha se dieron en varios puntos en simultáneo. El epicentro fue nuevamente Altamira, con una presencia mayor a la de ayer. Allí se ocurrieron episodios de enfrentamiento como parte del escenario programado por la derecha que necesita mantener niveles de tensión para generar imágenes y noticias.

La oposición no desplegó más acciones en la tarde. Leopoldo López por su parte mantuvo silencio desde la embajada de España. En el acto de Guaidó fue escuchada la pregunta acerca de la situación del dirigente prófugo de Voluntad Popular (VP), el partido al cual pertenece Guaidó, que está en la delantera del golpe de Estado a nivel nacional junto a Primero Justicia, partido de Capriles Radonski y Julio Borges. Guaidó no dio respuestas acerca de López, una pieza importante en la estrategia local del plan de asalto.

El cuadro internacional también presentó movimientos: Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano, se reunió con su par ruso, Serguei Lavrov, para tratar el tema Venezuela (ver pag. 4), y el secretario de defensa interino de Estados Unidos canceló su viaje a Europa por la crisis en Venezuela. El presidente Donald Trump por su parte amenazó ayer un bloqueo completo a Cuba si la isla no “retira sus tropas y milicias”. En cuanto al enviado especial para la cuestión venezolana, Elliot Abrams, afirmó que los chavistas con quienes negociaba “han apagado sus celulares”, en línea con las declaraciones del asesor de seguridad nacional, John Bolton, quien afirmó el martes que varios dirigentes de alto nivel ya se habían plegado a su plan, pero finalmente no habían pasado a los hechos.

El primero de mayo fue también una jornada de movilización del chavismo. Como cada año la marcha fue grande, en una nueva demostración, como el día de ayer y desde inicio de enero, de la capacidad de calle del movimiento chavista. El acto final tuvo lugar en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, donde hablaron varios dirigentes, así como  Maduro.

En ese contexto Maduro se refirió a la actual situación de ataque por parte de EE.UU. y sus aliados, y realizó un llamado en caso de que se diera un asalto al poder por parte de quienes intentan concretar el golpe de Estado: “Láncense a las calles todos los comités locales de abastecimiento y producción, consejos comunales, milicias bolivarianas, unidades de batalla Hugo Chávez, pueblo a la calle, no lo duden ni por un segundo”. A su vez anunció que habrá jornadas de diálogo, acción y propuesta el fin de semana del 4 y 5 de mayo junto a las diferentes estructuras de poder popular, del Partido Socialista Unido de Venezuela, y de los gobernadores. El objetivo: decirle a Maduro qué es necesario cambiar, trazar un plan para rectificar.

El primero de mayo terminó con tranquilidad de superficie y muchas preguntas. ¿Cuáles son los próximos pasos en el intento de derrocamiento? ¿Cuál fue el objetivo del 30? ¿Se trató de un globo de ensayo para medir fuerzas? ¿Una acción efectivamente fallida? ¿Un recambio de liderazgo para que ingrese en juego Leopoldo López? Los próximos días, semanas, darán más respuestas a las preguntas. La agenda golpista no se detiene, el plan norteamericano que busca un desenlace rápido continúa en movimiento, trabaja en todos los niveles, busca quiebres internos que se manifiestan el día de los acontecimientos. En ese sentido el más relevante del día 30 parece haber sido el del ahora ex director del Servicio Bolivariano de Inteligencia.

Venezuela continúa en el equilibrio inestable, los asaltos enfrentados por el chavismo, la incapacidad de la estrategia golpista para lograr el desenlace a la vez que el desgaste producto del cuadro económico y el impacto de las operaciones de desestabilización. La situación parece lejos de tener un punto de resolución cercano.

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