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‘Un nuevo frente de derecha que intenta suprimir las conquistas sociales del pueblo organizado’

Por Raúl Noro. El lunes 1° de Junio, en el Anfiteatro del Colegio José Hernández, ha surgido una nueva Alianza Político Conservadora del neoliberalismo.

Estamos en presencia de una nueva Unión Democrática, como en 1946, cuando una alianza de ultraderecha dirigida por el embajador norteamericano Spruille Braden, quiso impedir la llegada al poder de un vigoroso movimiento revolucionario de la clase trabajadora llamado peronismo. Hoy, este mismo fenómeno se reedita en Jujuy de la mano del senador radical Gerardo Morales aliado, como en ese entonces, a Blaquier y las corporaciones.

En ese pastel no faltó nadie: los personeros de Macri, los de Sanz (quien denunciaba que la asignación universal por hijo, se va por la canaleta del juego y de la droga), los devaluados de Massa, que quieren establecer escuadrones de represión, junto a partidos menores, algunos desterrados del justicialismo que temen perder sus privilegios de clase.

Estos nuevos conservadores son los mismos que descontaron los sueldos a los jubilados y los empleados públicos y tuvieron que escapar en helicóptero de la casa Rosada con 39 muertos en el 2001, cuando implantaron el Megacanje, el Blindaje y el estado de sitio, a través de De la Rua, Cavallo y Gerardo Morales, entonces viceministro de Desarrollo Social. Son los mismos que hoy nos quieren dar clases de democracia, de convivencia y de pacificación cuando desprecian al pueblo organizado, en especial al pueblo que, con mucho esfuerzo, ha creado en Jujuy una corriente nacional, popular y latinoamericana.

Los conservadores Sanz, Macri, Massa, Morales, son los mismos que alertan contra la presunta “violencia” de los negros, de los humillados, de los excluidos, de los habitantes de las villas y asentamientos que hoy, gracias a las políticas de inclusión de los gobiernos de Néstor y Cristina se organizaron y tienen voz y voto.

Esta nueva oligarquía está tratando de reimplantar la verdadera violencia estructural y la pobreza creada por ellos mismos, por los gobiernos militares y las corporaciones que ellos defienden: la violencia que significa la falta de trabajo, la falta de viviendas, la falta de salud, la falta de educación y sobre todo, la violencia que significa la falta de una vida digna de ser vivida y agradecida.

Por todo eso, jujeños, no nos dejemos engañar por denuncias hipócritas, falsas esperanzas y promesas mentirosas. Defendamos nuestras conquistas sociales y económicas; no perdamos la memoria, la verdad y la justicia y demostremos quiénes y cuántos somos, con esa fuerza y esa pasión que tienen los pueblos verdaderamente dignos que han roto las viejas cadenas de la exclusión, la negación y el sometimiento.

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