Una delegada gremial renunció por el hostigamiento de su jefe en Agricultura Familiar 

En una carta de renuncia que hizo pública por las redes sociales, la delegada de la Asociación de Trabajadores del Estado en la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SAF), Lucía Castro Olivera, denunció al coordinador del organismo en Jujuy, Hugo Sánchez, por persecución y violencia laboral, durante dos años y medio.

En febrero de 2016, antes del inicio de los despidos masivos a nivel nacional, los trabajadores de la dependencia denunciaron que Sánchez elaboró una lista de despidos donde estaban incluidos todos los miembros activos del gremio de ATE que en la SAF tiene una larga trayectoria. Gracias a la lucha, los trabajadores del organismo consiguieron el pase a planta transitoria de los trabajadores que se encontraban más precarizados y consiguieron mejorar las condiciones de contratación y categoría de quienes prestaban servicios en la entidad.

“Sánchez elaboró una lista de personas a despedir en la que estaban incluidas las tres delegadas gremiales. En esos despidos, la mayoría eran mujeres y la mayor parte de los trabajadores sociales fueron cesanteados. Desarmaron áreas muy importantes como la de Tierra y Territorio que atendía todas las cuestiones vinculadas con reclamos territoriales de las familias. En el marco del amparo que se presentó entonces y que tuvo dos fallos favorables, uno en primera instancia y otro en la Cámara de Apelaciones de Salta, fueron reincorporados todos los trabajadores. Una de las pruebas presentadas fue un audio donde se escuchaba a Sánchez en un recorrido que realizó por la Puna y que fue grabado por una de las organizaciones indígenas, en el que el coordinador de la SAF expresó que los trabajadores fueron despedidos por el gobierno provincial por haber participado del acampe de Milagro Sala en la plaza. En ese audio estaba admitido que hubo una persecución política hacia los trabajadores que fueron despedidos”, explicó Lucía Castro.

“Me empezó a dejar amenazas sobre el escritorio, a imprimir mensajes que yo enviaba a un grupo de whats app para demostrar que sabía cada cosa que yo decía. También me cambió el horario de trabajo para que no pudiera dar clases en la facultad, actividad que comencé a realizar para preservar mi salud mental frente al hostigamiento que sufría en mi lugar de trabajo y a implementar toda una serie de procedimientos direccionados a desgastarme psicológicamente”, señaló.

A continuación, la carta de renuncia de la delegada gremial:

San Salvador de Jujuy, 10 de julio de 2018

Al Coordinador de la Subsecretaría de Agricultura Familiar- Delegación Jujuy

Ing. Cesar Hugo Sánchez

Su Despacho

Lucia Castro Olivera, DNI 28936662, técnica de terreno de la Subsecretaría de Agricultura Familiar en la región de valles templados de Jujuy, me dirijo a Usted y por su intermedio ante quien corresponda para presentar mi renuncia al cargo que actualmente poseo en esta institución.

El motivo de mi renuncia es la constante persecución y violencia laboral que Usted ejerce hacia mi persona desde el momento en que se hizo cargo de la coordinación de la institución, lo cual me llevó a la situación en que hoy me encuentro, viendo afectada mi salud psico-física. Expreso esto para dejar constancia de que mi renuncia no es una decisión que pude tomar en libertad y sin condicionamientos.

Le pido que, en lo posible, se abstenga de inventar mentiras respecto a mi decisión, aduciendo por ejemplo la “incompatibilidad de cargos”-excusa con la que buscó justificar otros despidos- dado que cualquiera puede conocer que mi dedicación funcional no es incompatible con la docencia universitaria que actualmente ejerzo.

Desde que Usted asumió se encargó de dejarme sin funciones, expresando el desconocimiento, cargado de desprecio, que Usted tiene con las funciones que me competen desde el área social. Esto no aminora mi orgullo por haber acompañado procesos organizativos de gran significancia, lo que se suponía uno de los objetivos de la institución que lamentablemente Usted comanda. Así, junto al equipo de mujeres que Usted despidió íntegramente, acompañamos procesos como el de las familias periurbanas de Palpalá, logrando no solo fortalecer su organización, sino también gestar legislación que contempla sus derechos. También destaco el acompañamiento que, como equipo, antes de su llegada, pudimos realizar a las familias campesinas de Los Naranjos, quienes hoy llevan adelante una lucha ejemplar frente al intento del gobierno provincial de arrebatarle sus tierras.

Usted argumenta constantemente que sólo cumple o ejecuta órdenes que vienen “de Buenos Aires”. Cabe señalar en primer lugar que eso no le quita responsabilidad en ser ejecutor del vaciamiento de la institución. Por otra parte, si bien es cierto que en el contexto actual todos los trabajadores y trabajadoras del estado nacional estamos siendo víctimas de un ataque brutal por parte del gobierno, Usted se destaca por ejercer con especial pericia la persecución y el hostigamiento hacia un grupo de personas con las cuales disiente ideológicamente. Grupo de personas que fueron despedidas dos veces por ensañamiento suyo. Grupo de personas del cual tengo el honor de formar parte y digo el honor porque nada me enorgullece más que encontrarme en las antípodas de quienes hoy comandan el saqueo y la destrucción del país.

Su desprecio por nuestras personas y nuestras vidas llegó al punto máximo cuando no fue capaz de expresar un mínimo atisbo de sensibilidad por el fallecimiento de Natalia Bruno, delegada Gremial de ATE-SAF, a quién usted se dedicó a violentar con ahínco, dejándola sin funciones y por quien no fue capaz de otorgar una jornada de duelo.

En otras delegaciones del país, los vaciadores de la Subsecretaría de Agricultura Familiar tuvieron que buscar fuera de la institución personas que estuvieran dispuestas a destruir un organismo que costó mucho tiempo consolidar. Pero en Jujuy no hizo falta ningún foráneo, porque encontraron dentro de la institución un ser dispuesto a hacer ese trabajo sucio. Nefasto pasar a la historia con un rol tan vil como el de perseguir a sus propios compañeros y destruir la institución que durante tanto tiempo fue su fuente de ingresos.

Hemos resistido, hemos dado pelea, obtuvimos fallos judiciales favorables e instalamos su nombre como un personaje nefasto para los y las trabajadoras del estado. Sin duda en la memoria de los trabajadores y trabajadoras, así como las organizaciones que hoy padecen el vaciamiento de la institución, recordaran siempre su nombre para repudiarlo.

Por lo pronto ya cuenta con mi más profundo repudio.

Atentamente,

Lucia Castro Olivera

           

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