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Una suspensión que sienta un peligroso precedente y pone en jaque la paridad de género

Por la Periodista en Línea (con permisito dijo Monchito…). La Legislatura jujeña aprobó, en el marco de una vergonzosa sesión especial, la Ley N°6.220 que habilita al Gobierno Provincial a gestionar la posibilidad de comprar 1 millón de dosis de vacunas Sinopharm.

Sin embargo, dicha ley, cuyo proyecto fue girado a la cámara de diputados por el ejecutivo provincial hace apenas un día, paso casi desapercibida ante la suspensión de la Diputada Alejandra Cejas por un plazo de 90 días en sus funciones como legisladora.

Esta suspensión, impulsada por el presidente del PJ provincial, Rubén Rivarola, se dio después de que Cejas planteara una cuestión de privilegios contra Rivarola donde solicito ver los contratos que el diputado y empresario mantiene actualmente con el gobierno provincial. Pedido que enardeció a Rivarola y provoco la arremetida contra la Diputada Cejas y al que luego adhirió el bloque oficialista de la mano de su presidente Alberto Bernis.

Cejas, minutos antes de su suspensión, manifestó a través de redes sociales que el pedido de Rivarola “es la confirmación de su sociedad con Morales” y que la Legislatura de Jujuy no quiere hablar de la realidad de la provincia, por eso el presidente del PJ y dueño de un medio que vive de la pauta publicitaria de Morales quieren acallarla.

“Esto es denuncia política. Rivarola es como un patrón de estancia que se enoja y cree que los diputados somos sus empleados. Esto confirma la alianza del PJ y la UCR. Él debe explicar los contratos que tienen sus empresas con el Gobierno de Morales” argumento la legisladora.

Esta sanción, que a pesar de su violencia se dio sin timidez y a la vista de todos, en plena carrera electoral, fue recibida con indignación por diferentes sectores sociales, espacios políticos y feministas ya que abre hondos debates alrededor del peligroso precedente que sienta alrededor de cuestiones democráticas como la de cercenar la libertad de expresión de los diputados en la cámara y que ante cualquier cuestionamiento opositor se puede aplicar la misma sanción.

Otro peligro, no menos importante, se percibe alrededor de, en qué condiciones se da la participación política de las mujeres. En este punto, resulta necesario aclarar que la cámara de diputados está compuesta por 48 legisladores de los cuales solo 17 son mujeres, situación que pretende superarse a través de la Ley de paridad en las listas que hizo su estreno hace algunos días.

No obstante, la presencia de las mujeres y el ingreso de más en las sucesivas elecciones no garantiza plenos derechos de participación política, Cejas es ejemplo de ello como también lo es el caso de Natalia Morales ya que su labor en la legislatura casi siempre estuvo medida por la violencia lo que constituye un obstáculo que impide su plena participación y refuerza roles tradicionales de género que buscan reproducir mujeres sumisas que no levanten la vos ni cuestionen lo establecido, lo que socava no solo la calidad de la democracia, sino también el pleno desarrollo de los derechos humanos.

Ni siquiera está garantizada la tan deseada “sororidad” entre mujeres, solo hace falta mirar la votación de la suspensión de Cejas para caer en la cuenta que los lazos políticos pesaron más que el género.

Como lo señaló la misma Alejandra Cejas hace unos días en nuestro medio y como también lo señalaron algunas mujeres políticas consultadas ante la suspensión de la diputada “lo que se necesita es rediscutir la paridad y luchar por una paridad ya no solo para llegar a la legislatura o concejos, sino para lograr una paridad donde la violencia política contra las mujeres políticas no se repita más y le ponga un techo a sus posibilidades, a su desarrollo”.

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