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Violencia de género en América: El Inadi dictaminó que Laje tuvo conductas «cínicas y perversas»

El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) emitió un dictamen en el que afirma la existencia de violencia de género en el Grupo América, a partir de una denuncia del colectivo Periodistas Argentinas que da cuenta del maltrato laboral en el sistema de producción de noticias.

En un comunicado, el organismo informó que identificó «conductas discriminatorias por parte del periodista Antonio Laje y del multimedio Grupo América en el cual se desempeña, dado que mediante la omisión y el desentendimiento permitió que ocurran los hechos de violencia de género denunciados».

Los hechos ocurrieron en diciembre del año pasado, cuando salieron a la luz denuncias de excompañeras del periodista acusándolo de violencia laboral. Laje desmintió al aire esas situaciones.

De acuerdo con el dictamen del Inadi, el informe de las denunciantes da cuenta de «una docena de testimonios que refieren a casos de violencia laboral y machista en un canal de tevé en particular, trazando a la vez una radiografía del sistema».

“Insultos, humillaciones, acosos, negación y ninguneo de la palabra, degradación o pérdida de puestos de trabajo constituyen, entre otras conductas inadmisibles, prácticas que forman parte del paradigma de producción de noticieros y programas de tevé, diarios, radios, portales web a lo largo y ancho de nuestro país, tanto en medios públicos como privados”, aseguró el Inadi.

La Dirección de Asistencia a la Víctima del organismo emitió un dictamen técnico de opinión en el que describe “la conducta violenta de género del Sr. Laje y la complicidad o aquiescencia de las autoridades y dueños del multimedios en el cual se desempeña”.

El dictamen identifica “un modus operandi generalizado en el ámbito de los medios masivos de comunicación: el machismo imperante en ellos, materializado en el acoso, abuso, maltrato, intimidación y descrédito profesional al que son sometidas las mujeres”. Y remarca que «mientras la violencia de género gana lugar y relevancia en los medios”, son los propios medios en donde “se perpetúan y reproducen conductas machistas contra las trabajadoras”.

Sobre el modus operandi detallado en el Informe América, el Inadi entiende que “dicha práctica tiene un aspecto cínico y otro perverso”. Y detalla cada uno de ellos. «El costado cínico -describe- reside en el principal argumento de defensa esgrimido generalmente por las personas acusadas, argumento que endilga a la vorágine de ‘la exigencia profesional’ la responsabilidad por ‘algún exceso’”.

Respecto al costado perverso, señala que “anida en que los maltratos y abusos denunciados generalmente implican el desastre para la denunciante, su descrédito profesional, persecución o despido, que generalmente incluye también caer en una suerte de lista de vetados que impide trabajar en otros programas o medios del grupo en cuestión o, en casos graves, incluso en cualquier otro medio del país».

Y agrega. «Este rasgo ruin, montado sobre el temor e incertidumbre que genera la posibilidad de perder el empleo, es el que precisamente habilita su propia existencia y continuidad”.

En otro tramo del dictamen, el Inadi se detiene en la actitud que asumió el periodista Laje luego de haber sido denunciado. Dice que «Laje se victimizó y denunció una ‘operación’ para destruirlo», y analiza: «Más allá del egotismo del Sr. Laje, que al parecer se considera lo suficientemente importante e influyente como para que se instalen operaciones en su contra, con sólo apreciar las declaraciones de las mujeres implicadas, sus tareas y sobre todo las consecuencias que tuvieron en sus trabajos, basta para descartar la falsa ‘operación’ argüida por Laje».

“La defensa del Sr. Laje -dice además- consistió en definir a esta situación no como maltrato, sino como exigencia. Más allá del nombre que le quiera poner, los hechos encuadran sin lugar a dudas en todas las definiciones de violencia contra la mujer que establece la normativa internacional y nacional».

El documento del Inadi se refiere también al papel y la responsabilidad de las autoridades del Grupo América. «Su actitud ante la situación resultó reaccionaria, anacrónica y a todas luces insuficiente», describe, y califica como «aséptica y tecnicista» la actitud con que la empresa intervino en el expediente, lo que, concluye, «evidencia un desinterés absoluto por la violencia engendrada contra las mujeres en el medio que presiden”.

“En el afán de defender a su conductor deja a la empresa en una posición de absoluta complicidad con los graves hechos denunciados y de espaldas a una realidad (el empoderamiento de las mujeres para terminar de una vez con prácticas y conductas violentas contra ellas) que no va a detenerse por más caso omiso que quiera hacerse», sentencia.

Destaca que la empresa, con su actitud, además revictimizó a las mujeres implicadas, «ya que la inacción respecto a lo ocurrido, aún ante la presentación de denuncias formales, reafirma la postura tomada al despedir a las trabajadoras que no se sometían a los abusos de Laje, o al permitir su persecución y acoso laboral, sin garantizar los más elementales derechos laborales”.

El Inadi no se queda en el diagnóstico y descripción de la situación, sino que establece una serie de recomendaciones de reparación:

 

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