«Hubo desmayos, caídas, gente que corría por los pasillos del hotel». Así describió Yolanda Mendiola el momento en que los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan fueron informados del hallazgo de la nave. Desde el hotel Tierra del Fuego de Mar del Plata, la madre del cabo primero Leandro Fabián Cisneros, uno de los ocho jujeños tripulantes del submarino, hizo un repaso de la lucha que sostuvieron desde el día de la desaparición del submarino y señaló: «Nosotros necesitamos que saquen el tubo donde están los submarinistas, que tiene 33 milímetros de acero alemán y está intacto».
En diálogo con el programa Día 6, Mendiola describió las últimas horas que vivieron desde que el buque Seabed Constructor, de la empresa Ocean Infinity, confirmó que había hallado al ARA San Juan a 907 metros de profundidad y a 500 kilómetros de la costa, a la altura de Puerto Madryn. «Vino el comandante Attis, de la Armada, a darnos el mensaje escrito que había recibido de un veedor militar que está en el buque, donde le describía lo que él había visto», relató.
«Hubo desmayos, caídas, gente que corría por las escaleras, por los pasillos… Fue como el día que nos dieron la noticia de la explosión del submarino», agregó.
En la reunión, Attis les dio los detalles que se conocían hasta ese momento: «Nos dijo que el submarino está inclinado, en punta, clavado en popa, y que gracias a Dios está entero el cilindro de acero donde se encuentran los chicos», refirió Yolanda.
Ese dato puntual es sobre el que los familiares reafianzan su lucha. «Nosotros necesitamos que saquen el tubo donde están los submarinistas, que tiene 33 milímetros de acero alemán, y que después se dediquen a la hélice y todo lo demás», dijo.
Cualquier maniobra sobre los restos del submarino tendrá que ser dispuesta por la jueza de Caleta Olivia Marta Yáñez, quien está a cargo de las investigaciones.
Hubo otra información que, a pesar de la tragedia, confortó a las familias: «Nos dijeron que por la posición, se ve que los chicos pelearon hasta el último minuto para elevar la popa, que estaba yéndose para abajo; que dieron batalla hasta para elevarse hacia arriba».
Al igual que el resto de los familiares, Yolanda es consciente de que se llegó a este punto gracias al persistente reclamo para que el gobierno se ocupe de buscar al submarino. Así lo repasó: «Desde el comienzo iniciamos la lucha, aunque no debería haber sido así. Nosotros esperábamos que el presidente y el ministro nos acercaran las noticias, pero tuvimos tener que salir a luchar y suplicar que nos escuchen. Nos recibió recién el 6 de febrero y por 45 minutos. Entregamos un petitorio y él eligió el punto que iba a lanzar, que fue el de la recompensa, que no surtió efecto por el monto irrisorio que ofrecieron, que no atrajo a nadie».
«Tuvimos que hacer el acampe en Plaza de Mayo durante 52 días, a metros de la Casa Rosada, dejando todo, con nuestra salud en juego, hasta lograr que el ministro nos reciba y escucharle decir que no podía hacer nada más -continuó-. Ese día le pedimos que se presentara el presidente y él nos contestó que al presidente no se lo puede molestar por cualquier cosa. ¿A usted le parece que puede ser así? ¿Tenemos perdidos 44 submarinistas al servicio de la patria y no se lo puede molestar? ¿Entonces cuándo se lo podía molestar al señor presidente?»
-¿Qué sigue ahora?
-Ahora tenemos la expectativa de ver otras imágenes, un poco más claras. Así que seguimos acá en el hotel esperando.
-¿Están conformes con la actuación de la jueza?
-No estuvimos conformes, la vimos lenta. Llegaron tarde hasta con los allanamientos, porque sabemos que en la Base ya no quedaban papeles, se los habían llevado en bolsas. Actuó lento. Y con la cantidad de pruebas que sí se aportaron tampoco hay imputados todavía. Los que estuvieron en este hecho algunos están retirados, pero cobrando su sueldo. Así que luchamos también contra la justicia, que es lenta, pero sabemos que va a llegar, aunque va a costar. Ahora esperamos que esta vez la jueza actúe pensando en los familiares, porque hay que darle un cierre a esto. Ella tiene ahora la decisión de si se puede sacar o no. Porque la empresa tiene la tecnología para sacar hasta 1250 metros de profundidad más de 1500 toneladas, y el equipamiento lo llevan siempre en el buque, no tienen que ir a buscar nada.
-¿La decisión depende de la jueza?
-Cuando se preguntó en el edificio Libertad qué hacía falta, nos dijeron que teníamos que hablar con el presidente, así que la decisión política la tiene él. Esperemos que esta vez la jueza, el presidente, el ministro de Defensa consideren que las familias ya han padecido un año de dolor y sufrimiento, que necesitamos darle un cierre a esto y que ellos se tienen que comportar a la altura de esa circunstancia. Nosotros seguiremos pidiendo justicia, ahora que tenemos el submarino.
-¿Han recibido algún tipo de ayuda económica?
-Las esposas están cobrando los sueldos. Hasta que un juez dictamine que se puede hacer el certificado de defunción, siguen cobrando. Así que las esposas están cubiertas. Y ya se hicieron algunas presunciones de fallecimiento, son 27 pensiones. Sí nos hubiera gustado que el estado vea la parte social de las familias, de las madres, y se interese un poco más, porque ellos prometieron amparar a las familias.
-¿Cómo recuerda a su hijo?
-Mi hijo tenía 28 años, se casó el año pasado con su esposa, también de la fuerza. Era un buen hijo, con valores. Me dio orgullo con y sin uniforme. Estoy agradecida de que tuve un buen hijo. Estaba contento porque había llegado donde quería. Le gustaba la tecnología, y la tecnología lo llevó hasta acá. Así que cumplió su sueño, se casó, compró su casa. Si usted ve las fotos, la sonrisa de los 44 dice todo. Ellos amaban lo que hacían y estaban capacitados, estaban a la altura de manejar un submarino. Fue y es la mejor camada, eso nos dijo la Armada. Así que nadie empañe a los chicos diciendo que pudo haber una falla de ellos.