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La inauguración de la Plazoleta de las Memorias, la colocación de placas que recuerdan a detenidos desaparecidos y la instalación de un espacio urbano que evoca el denominado Operativo Quena, fueron las acciones con las que la ciudad de La Quiaca conmemoró el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia.
Con la presencia de exdetenidos, familiares de desaparecidos, estudiantes secundarios, movimientos sociales, referentes de los derechos humanos de Jujuy, vecinos y vecinas, se vivió en la ciudad fronteriza una jornada de mucha emoción y conciencia democrática.
Por iniciativa de la Municipalidad y de Ciudadanos y Ciudadanas por los Derechos Humanos, se inauguró la Plazoleta de la Memoria, en inmediaciones de la plaza Centenario. Allí fueron recordados el minero quiaqueño Avelino Bazán y la joven militante Laura Romero, militante quiaqueña secuestrada y asesinada en Buenos Aires en 1976. Ambos están desaparecidos.
Participaron del acto Dina Cardozo, sobrina de Avelino, y Rosa Bazán, de 87 años, hermana menor del dirigente minero nacido en La Quiaca. También estuvo con su familia Mariano Rodríguez, quien fue tesorero del gremio minero, compañero de Avelino, que fue secuestrado en 1976.
Estuvo presente además René Aramayo, hijo de Juan de Dios Aramayo, dirigente boliviano el MIR que fue secuestrado en La Quiaca en el marco del Plan Cóndor y permanece desaparecido. Un rato antes del acto en la plaza, se descubrió una placa conmemorativa en la casa donde vivía la familia Aramayo.
En ese acto, el intendente local, Blas Gallardo, dijo que para su gestión «es un paso importante en la memoria activa de nuestro pueblo puneño que ha sido silenciado por muchísimo tiempo, y aprovechándose de ese silencio nos quieren hacer olvidar».
«Pero La Quiaca no olvida; La Quiaca está presente», afirmó, y llamó a cuidar la placa: «Que no la saque nadie, que el pueblo se acuerde. No permitamos que nos borren la memoria».
Por su parte, René Aramayo repasó los años en los que acompañaba a su madre en la búsqueda de respuestas sobre lo que había ocurrido con su padre, como también los tiempos del silencio. «Uno calla primero por miedo, para no desencajar en la sociedad, hasta que en algún momento, uno se permite hablar e ir sanando», reflexionó.
«Uno se pregunta qué va a pasar con las generaciones futuras», continuó Aramayo, y remarcó que en espacios como el que se señalizó esta mañana es donde permanece la memoria de los hechos del pasado. «Se inscriben acá, en la piedra; y los que vengan en el futuro tienen el compromiso de tener presente la historia», agregó.
También quedó inaugurado un mural de 30 metros realizado por artista quiaqueño Carlos “Piry” Avelino, donde están plasmados los rostros de los desaparecidos de la provincia de Jujuy.
El diseño del nuevo espacio urbano se completa con quenas de metal de gran tamaño que emiten sonidos con el paso del viento, en referencia a los sucesos vividos en La Quiaca cuando las fuerzas conjuntas de Gendarmería y el Ejército llevaron adelante persecuciones y «requisas» arbitrarias en las que los uniformados robaron las viviendas y los comercios de la ciudad, en lo que se denominó Operativo Quena.
Con esta instalación, «la memoria va a estar siempre en el aire», describió Silvia Martínez, referente quiaqueña de derechos humanos, quien puso el acento en la importancia de la jornada en un pueblo donde todavía hay «miedo y vergüenza» de hablar de aquellas épocas oscuras.
«La gente aún le tiene miedo a palabras como militante, comunismo, peronista de izquierda, guerrillero. Son todavía malas palabras para mucha gente, entonces a muchos les da vergüenza decir que su pariente estuvo participando en las agrupaciones políticas de esos tiempos. Sigue siendo un tema tabú», describió Martínez.
En este sentido, destacó la inauguración de la Plaza de las Memorias como un acto «fundante para que las nuevas generaciones puedan hablar con sus familiares y preguntarles qué hicieron ellos en esa época, qué les pasó, dónde estaban».
Fotos: Municipalidad de La Quiaca y Atacama
