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Aramayo: «Los grandes grupos económicos ahora no tienen intermediarios»

carlos aramayoEl economista Carlos Benito Aramayo analizó en diálogo con El Submarino las perspectivas económicas frente al cambio de gobierno. Prefiere esperar al anuncio de medidas concretas, aunque advierte que el conflicto social podría desatarse si no se encaran acciones para evitarlo. “Si van a una devaluación y no toman las medidas para contrarrestar los efectos negativos, va a haber inmediatamente una respuesta popular, de sindicatos y organizaciones sociales”, afirma.

Aramayo dice que hay que ser precavido al analizar lo que puede venir, al menos “hasta ver en el papel o en los decretos lo que será la política económica del gobierno que asume, porque hasta ahora solo hay trascendidos”.

El vicedecano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu, sin embargo, acepta anticipar algunas opiniones. “En primer lugar, la historia económica argentina es bastante ejemplar para mostrar que una devaluación abrupta inmediatamente produce un reacomodamiento de los precios relativos, y eso significa inflación”, explica, y señala como consecuencia que “el sector del trabajo, es decir, el movimiento obrero, organizado a través de sus sindicatos, va a la puja para que la pérdida del poder adquisitivo sea compensada por un aumento salarial”.

“La incógnita es si se va a hacer una devaluación del 20, del 50 o del 100 por ciento; no lo sabemos”, indica. Recuerda que “luego de la crisis del año 2001 vino Duhalde e hizo la devaluación de la convertibilidad, y el dólar, que era igual a un peso, pasó a 3 pesos”, y aclara que “una devaluación de esa magnitud, del 200 por ciento, no tuvo su correlato en materia de evolución de precios internos, porque la inflación del año 2002 llegó al 50 o al 60 en el peor de los casos”.

Para el especialista, el segundo tema en importancia es el referido a la eliminación de las retenciones a las exportaciones del sector agropecuario. “Bajo mi punto de vista, no sería correcto que se elimine la totalidad de las retenciones, sino que lo que hay que hacer es eliminarlas para los pequeños productores, por ejemplo, hasta mil toneladas de soja”, plantea.

En el caso de los productores más grandes, en cambio, cree que no solo hay que mantener las retenciones, para financiar al estado, sino que eso tiene que cruzarse con el impuesto a las ganancias: “Porque si anuncian que van a eliminar el impuesto a la cuarta categoría, el estado tiene que buscar un financiamiento alternativo, y ese financiamiento debe ser con aquellos que tienen capacidad de pago”, explica.

“La tercera cuestión es la eliminación de los subsidios en los combustibles, particularmente el gas y la energía eléctrica –continúa-. En el tema del gas hay que hacer una cosa muy puntual para que no sean afectados por el ajuste tarifario los sectores de asalariados, que tienen poca capacidad de pago. En todo caso, que les saquen los subsidios a los empresarios, a los que tienen consumo altísimo de gas domiciliario o industrial. Hay que hacer una diferencia. Son cosas muy finas con las que un nuevo ministro tiene que ser muy cuidadoso”. 

-Medidas extremas podrían provocar conflicto social.

-Sin duda. Lo que sucede es que hasta que no se produzcan las modificaciones de política económica, tal como se está preanunciando, lo único que podemos hacer es alertar que si van a una devaluación y no toman las medidas para contrarrestar los efectos negativos, va a haber inmediatamente una respuesta popular, de sindicatos y organizaciones sociales. Desde el caso Frondizi en adelante, está probado históricamente que afecta a los trabajadores. Por lo tanto, yo sería cuidadoso. Tenemos que estar alerta, porque esto va a ser una cosa abrupta, y a lo mejor el ajuste lleva inmediatamente a una reacción social importante.

-Está también la cuestión del endeudamiento externo.

-Lo que va a haber es una inyección, que muy probable venga de organismos internacionales o del gobierno norteamericano. Hay que seguir atentamente esa relación. No nos olvidemos de que Obama lo llamó personalmente a Macri la semana pasada; eso será parte del realineamiento de la política exterior argentina. Que no será total, porque yo entiendo que las alianzas estratégicas integrales con China y con Rusia van a seguir. Pero habrá que hacer algunas consideraciones a la preocupación norteamericana de que la penetración china en América Latina es muy grande. Y ese será uno de los temas que discutirá el presidente nuevo y o el canciller nuevo.

-¿Cómo analiza la cantidad de empresarios y ejecutivos en el gabinete del gobierno de Macri?

-Eso es porque ahora no tienen intermediarios. Van directamente los gerentes de grandes grupos económicos, sin duda. 

-¿Y qué perspectivas ve en materia de políticas sociales?

-Es muy difícil que vayan a eliminar cosas como las asignaciones universales y las jubilaciones de oficio, porque son conquistas que ha logrado el campo popular que están regidas por ley. Lo que sí hay que discutir después es cómo se ajustan esas asignaciones y las jubilaciones. Y que permitan que se discutan paritarias libres, lo que va a depender más de la fuerza del movimiento popular y de las organizaciones sindicales y sociales, para evitar que el ajuste caiga encima y solo beneficie al sector del capital.

-Hay preocupación sobre la situación de la industria nacional.

-Hay que ver. En ese sentido, estamos esperando que digan de qué manera van a financiar a las pymes, qué política industrial va a tener el nuevo gobierno para que haya cierta promoción de lo que genera trabajo genuino, que son las pequeñas y medianas empresas. Todo eso es parte de lo que hay que esperar. En diez días más estamos en condiciones de opinar con más fundamentos y documentación. 

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