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La casa del dirigente social Alberto ‘Beto’ Cardozo, que permanece detenido, fue baleada cerca de las cinco de la mañana de este jueves. «Es un apriete para que declare en contra de Milagro Sala», dijo su esposa, Analía Tolaba, quien dijo que este ataque es el más reciente de una serie de intimidaciones que empezaron, aseguró, cuando liberaron a Jorge Páes.
Cardozo está detenido en el marco de la causa por la balacera de 2007 en la que dos bandas habrían intentado matarlo en el barrio San Francisco de Alava. En el mismo expediente está imputada Milagro Sala como coautora de tentativa de homicidio, a partir de las declaraciones en su contra de Páes, que fue recientemente sobreseído de la misma acusación.
El frente de la casa de Cardozo recibió varios disparos, tres de los cuales impactaron en su automóvil. Analía Tolaba, la esposa, pidió protección porque, afirmó, desde que liberaron a Jorge Paéz viene sufriendo distintos hechos intimidatorios. La lectura es que se trata de “aprietes” para que el dirigente declare en contra de Milagro Sala.
“Estábamos durmiendo, yo en la parte de arriba de la casa y mi hijo abajo, y me desperté porque escuché los tiros. En eso subió mi hijo, nos mandó al dormitorio del fondo y logró asomarse a la ventana, pero no vio nada. Esperamos un rato, salió y vio los tiros en el vehículo. Volvió entrar inmediatamente y llamamos a la policía”, relató Tolaba.
La policía tardó casi 50 minutos en llegar, a pesar de los reiterados llamados al 911, a la seccional del Barrio Malvinas y a la Brigada. “Creo que tiene que ver con el caso donde está mi implicado mi esposo», aseguró Tolaba, y responsabilizó «a la justicia» por los hechos. En particular, en la persona del juez Pablo Pullen Llermanos, «que hace tres semanas liberó a uno de los detenidos, el que atentó contra la vida de mi esposo, el señor Jorge Páes», precisó la mujer.
«Los responsabilizo a todos ellos», continuó, y agregó: «Y lo responsabilizo al señor (Gerardo) Morales porque mi esposo está sufriendo también distintos tipos de aprietes para que él denuncie a la señora Milagro Sala”.
Para Tolaba el mensaje es claro: «Obviamente, al saber qué es lo que nos pasa él se pondrá mal, porque tenemos una hija de 9 años y no sé cómo salir a la calle”.
Sobre los anteriores hechos intimidatorios, que se iniciaron a partir de la liberación de Páes, la mujer mencionó que en una ocasión un vehículo la interceptó en la calle, y en otra oportunidad su hijo recibió amenazas en la puerta de su casa. Además, recibe llamadas anónimas al teléfono fijo de su casa. Hubo también una ocasión en la que su hijo estaba lavando el auto en la vereda y fue insultado por personas que pasaron por la vereda de enfrente.
Ante la sucesión de este tipo de hechos, Tolaba reparó en situaciones que, en el momento de ocurridas, no le habían llamado la atención. Una de ella sucedió mientras circulaba en la ruta: «Sufrimos el acoso de un auto medio raro, pero no lo tuvimos muy en cuenta o no pensamos en todo esto», comentó y agregó: «Quizás teníamos la cabeza en el caso de mi marido, pero con esto veo que es un claro mensaje intimidatorio, no sé qué más puede suceder”.
Tolaba reclama protección, «así como le pusieron al señor Páes afuera de su casa cuando le dieron prisión domiciliaria, siendo una persona acusada de sicario que había estado prófugo».
