“Cardozo sabe y es cómplice de la desaparición de mi esposo”

Por Emilse Mascareño y Virginia Garay para H.I.J.O.S Jujuy Este lunes pasado se llevó a cabo la tercera audiencia del juicio a Gerardo Cardozo por allanamiento ilícito y desaparición de Juan Ángel Robles en el Tribunal Oral de Jujuy.

Recordemos que lxs jueces que integran este tribunal son Alejandra Cataldi, Diego Mateucci, Marta Snopek desde la provincia de Salta, y Federico Díaz quienes participan virtualmente.

En esta oportunidad, tuvo lugar el testimonio de María Mercedes Rivero de Robles quien con 90 años de edad prestó testimonio.

La mujer afirmó ser la esposa de Juan Ángel Robles. Se refirió a la última detención de su marido, el día 12 de julio de 1977, que se efectuó en la confitería de Tribunales mientras ella estaba trabajando.

Supo que quienes lo apresaron habían sido Gerardo Cardozo acompañado de Valdiviezo, ambos pertenecían a la fuerza policial provincial. Después de esa detención no supo más de su marido.

Aseguró que lo llevaron al ejército, haciendo referencia al Regimiento de Infantería de Montaña 20 (RIM 20), de donde no regresó. “47 años llevo ya sin él”, se lamentó Mercedes.

Hizo referencia también a la anterior detención de Robles durante el año 1976 cuando alquilaban en la Av. Párroco Marshke donde vivieron por 4 años desde el año 1973. Por entonces, ya lo tenían bajo amenaza. Luego se mudaron al domicilio de Eva Perón el 17 de abril del ‘77, a las viviendas entregadas por el Banco Provincia. Aseguró que su esposo vivió allí apenas 3 meses antes de que lo desaparecieran.

Describió que en la última detención ella estaba cocinando para sus hijxs cuando Cardozo y Valdiviezo se apersonaron en el domicilio junto a Robles. Entraron a la casa, Cardozo se dirigió a ella amenazante y le dijo “usted quédese en la ventana, no se mueva ni hable”.

Se dirigieron al dormitorio matrimonial y comenzaron a requisar todo el espacio mientras Robles y sus hijxs estaban sentadxs en la cama. “Me revolvieron el ropero, me revolvieron todos los cajones, yo tenía telas porque cosía para la calle, entonces me revolvieron las telas, me tiraron todo al piso, los cajones de la cómoda todo me lo tiraron. Así, me hicieron un desparramo”.

En el escritorio había un talonario de chequeras del Banco Provincia por las cuales los oficiales indagaron a Robles «dame la chequera, dónde la tenés» le decían agrediéndolo y exigiendo que confesara.

Sin embargo, la víctima respondía que no operaba con ninguna entidad bancaria, lo cual enardeció a sus interrogadores provocando que la indagación se tornara más violenta.

Con pesar recordó: “el primo de él -por Robles- había hecho el viaje al mundo y me trajo una lapicera de México, era una de un barco que se movía. Tenía también ahí los anillitos de los chicos que le había regalado su madrina, los había envuelto en una toalla nueva que tenía, pero eso no se lo llevaron. Pero la lapicera no la vi, ni la usé”.

La testigo señaló que esa secuencia se había repetido 3 días seguidos y la requisa era siempre en el dormitorio del matrimonio, por 4 largas horas que iniciaban a las 8 a.m. y se retiraban al mediodía llevándose a Robles a quien todo el tiempo estaban agrediendo. Se iban en un automóvil Falcón. La testigo aseguró que en ninguno de los allanamientos hubo orden judicial.

Describió que Valdiviezo en el ´77 fue encubierto a buscar a Robles a su domicilio con la excusa de que necesitaba transferencias para su tía. Mercedes afirma que quería que Robles saliera de la casa para “chuparlo”, es decir, desaparecerlo en el camino como sucedió con Pablo Jacobo Chalabe quien el 4 de julio de 1977 fue citado a la central telefónica de la ciudad de El Carmen con la excusa de que debía pagar una factura.

Al terminar el trámite salió de la dependencia y fue secuestrado por personal de la policía de la provincia que lo obligó a conducir su propio automóvil con destino a la Central de Policía en San Salvador de Jujuy, en ese traslado no volvió a saberse de él hasta la fecha y su automóvil fue visto en el RIM 20 de la ciudad capitalina.

De Cardozo dijo reconocerlo no solo de todas las veces que llegó a su domicilio y del acoso permanente. Sino especialmente porque él vivía a dos cuadras de su casa, en las viviendas que habían entregado en el barrio vecino. Lo describió como una persona de entre 45 y 50 años, de tez trigueña, alta y flaca, con bigote fino oscuro, al igual que su cabello.

En el último allanamiento dijo haberlo visto vestido con camisa blanca, corbata, pantalón beige y zapatos negros. Especificó que sabía que trabajaba en Investigaciones, en la Central de Policía, cuando funcionaba frente a la plaza Belgrano en capital.

El fiscal citó una declaración prestada por la testigo en 2018 donde decía: “El oficial Cardozo siempre iba a mi casa cuando yo estaba en mi trabajo. Él iba a mi casa estando mi hija sola.” Por lo cual, la testigo no solo afirmó que esa violación al domicilio ocurrió, sino que agregó que había sucedido cuando ella había cambiado de horario en el trabajo y se había repetido durante tres días.

Describió: “yo entraba a las 13:30hs y mi hija quedaba sola en la casa, ella salía de la escuela, almorzaba y se quedaba haciendo los deberes. Yo le decía que no le abriera ni la puerta ni la ventana a nadie. Teníamos un garaje al costado que lo usábamos de dormitorio con los chicos porque era muy chiquito el departamento.”

Explicó “tan es así que yo me llevaba la llave para que abra la puerta ni tampoco atienda por la ventana, así golpeen. Le dije ‘si te habla para abrir la puerta -por la dueña del inquilinato- porque ella debe tener llave, no atiendas, hacé como si estuvieras durmiendo.”

Contó que su hija, Liliana, le dijo que pensaba que los golpes en la puerta y los ruidos afuera del departamento eran porque su hermano, Juan Ángel Robles (hijo), volvía de Perico, pero en realidad era Cardozo queriendo ingresar al domicilio de alquiler en Párroco Marshke.

Indicó que su marido fue apresado y llevado a la Seccional 1°, “lo tuvieron dos días, le llevábamos la comida y el té. Cuando me iba a trabajar entraba a las 7am y a las 6:30 ya le dejaba el termo con té y me iba en bicicleta hasta el Hospital. Pablo Soria. Mi hijita iba al colegio y le mandaba la comida con ella que se la dejaba en la guardia”. Sin embargo, contó que al tercer día -Mercedes- regresó para dejarle la comida del día a Robles y fue cuando le informaron que ya no se encontraba allí. No supo más sobre él ni dónde estaba.

Antes de finalizar la audiencia, la Secretaria Mercedes Pfister puso en conocimiento de la jueza Snopek que ya estaba en poder de la fiscalía el expediente solicitado acerca del legajo personal de Gerardo Cardozo, Armando Cardozo y Juan Armando Cardozo (anexos 1, 2 y 3, respectivamente) que el acusado mencionó en la primera audiencia, sin embargo, estos expedientes se encuentran incompletos.

A la vez, se confirmó que el testigo Fidel Maza prestará declaración en el Tribunal Oral de Salta vía virtual, siendo este el último testigo para pasar a la etapa de alegatos. Así, se estableció la próxima audiencia para el día 14 de octubre a las 8:30 horas.

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