El domingo 5 de agosto sus palabras que fueron luego reproducidas por los medios de comunicación nos agraviaron y nos vemos en la necesidad de responderle públicamente para que toda la sociedad se sume al rechazo y condena de sus expresiones. Usted manifestó entre otras cuestiones que la ideología del género es una perversión, que cuiden los padres que se les enseña a sus hijos en las escuelas y que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer.
Debemos decirle que la “ideología del género” no existe como tal. Pero entendemos que se refiere a las ideas feministas, esas que refieren a la igualdad entre el hombre y la mujer y arrancaron la ley nacional de educación sexual integral número 26.150 en las escuelas; esas que dicen Ni Una Menos ante las muertes de mujeres en nuestro país en el marco de una violencia machista cada vez más cruel; entendemos que se refiere a las ideas que rechazan la violencia sexual contra mujeres, niñas y niños, en base a considerar los cuerpos como objetos de los que ciertos individuos se sienten con derecho a disponer como si fueran propietarios. Entendemos que se refiere a las ideas que hablan de igualdad, autonomía y libertad. Pero no son ideas perversas. Son ideas que vienen desde hace décadas enfrentando la perversión de los abusadores sexuales que necesitan del silencio de sus víctimas para seguir reiterando el daño. Son los perversos quienes necesitan del silencio y la culpa de sus víctimas, del desconocimiento sobre el derecho a “decir no” a una niña o niño, de que el sexo sea tabú, de que conozcamos nuestros derechos desde pequeñas. El silencio nos vuelve más vulnerables, y son los perversos quienes necesitan a sus víctimas más vulnerables.
Debemos decirle que el abuso sexual se da en la mayoría de los casos en el ámbito intrafamiliar. Por eso necesitamos que, si en la casa a las criaturas les enseñan que el abuso sexual es normal, al igual que su silencio, necesitamos que la escuela enseñe qué está bien y qué está mal, que enseñe derechos, para que esa situación de violencia sexual pueda ser rebelada por la niña o el niño víctima y encontrar en adultos la protección necesaria. Necesitamos educación sexual en las escuelas de acuerdo a cada edad de maduración para resguardar a esas niñas y niños de posibles violencias. Los perversos necesitan para garantizar su impunidad y la reiteración del daño, que no exista educación sexual en las escuelas. Que esos niños o niñas naturalicen y silencien lo que sufren. Y que el entorno familiar e institucional encubran los delitos de los que son víctimas.
Debemos decirle que el matrimonio en nuestro país, no requiere de una mujer y un hombre. Que ampliamos derechos con la ley 26618 de matrimonio igualitario, que somos diversas y la libertad y el respeto no nos vuelve perversos, nos vuelve seres libres y empáticos. Nos hace respetuosas, y que la perversión radica en la opresión, en la humillación y en la discriminación de la otra u otro.
Debemos decirle que no vamos a permitir que, con sus manifestaciones agraviantes, discriminatorias y retrogradas, pretenda incidir en las políticas públicas de un Estado que no tiene nada que ver con la institución que Usted representa. Porque el Estado y la Iglesia son cuestiones separadas.