Este miércoles se hizo pública una carta que el papa Francisco le envió al expresidente de Brasil, Luiz Inácio «Lula» da Silva. El exmandatario lleva un año detenido arbitrariamente y condenado sin pruebas.
En la carta, que fue escrita en marzo durante el período de Pascuas, el papa asegura: «Estoy convencido de que la política puede convertirse en una forma superior de caridad si es implementada con respeto fundamental por la vida, la libertad y la dignidad de las personas».
«La Pascua de Jesucristo, su paso de la muerte a la vida, es también nuestra Pascua: gracias a Él, podemos pasar de la oscuridad a la Luz; de la esclavitud de este mundo para la libertad de la Tierra prometida; del pecado que nos separa de Dios y de los hermanos hacia la amistad que nos une a Él; de la incredulidad y de la desesperación hacia la alegría serena y profunda de quien cree que al final el bien vencerá al mal, la verdad vencerá a la mentira y la salvación vencerá a la condenación», afirma.
En el texto, Francisco señala: «Teniendo presentes las duras pruebas que usted ha vivido últimamente, especialmente la pérdida de algunos seres queridos –su esposa Marisa Leticia, su hermano Genival Ignacio y, más recientemente, su nieto Arthur, de sólo 7 años–, quiero manifestarle mi cercanía espiritual y alentarlo pidiendo no desanimarse y seguir confiando en Dios».
«Quiero manifestarle mi cercanía espiritual pidiéndole que no se desanime y continúe confiando en Dios», remarca, y luego agrega: «Le aseguro mis oraciones a fin de que, en este tiempo pascual, la luz de Cristo resucitado lo colme de esperanza. Le pido que no deje de rezar por mí».
Por último, el Sumo Pontífice se despide con similares expresiones de afecto con las que comienza la carta al desearle: «Que Jesús lo abrace y la Virgen Santa lo proteja. Fraternalmente, Francisco».
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