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Colombia: a una semana, pronóstico de «voto finish» entre Santos y Zuluaga

colombia finishA una semana de la segunda vuelta electoral de las elecciones presidenciales de Colombia, tanto el presidente centroderechista Juan Manuel Santos como su adversario de derecha, Óscar Iván Zuluaga, intentan romper el escenario de empate técnico y centran sus campañas en las negociaciones de paz con las FARC, sin dejar espacio a temas como salud, seguridad y educación, reclamados por el electorado.

 Las encuestas tampoco rompen esa paridad, que anticipa que el 15 de junio habrá un «voto finish», como llaman en jerga colombiana a las elecciones reñidas, y las dos principales empresas de sondeos dan una ganador al mandatario en busca de reelección y la otra al postulante del uribista Centro Democrático.

 Cifras y Conceptos indica que Santos tiene un 43,4 por ciento de intención de voto, frente a un 38,5 por ciento de Zuluaga. En esta encuesta, el voto en blanco fue del 11,7 por ciento.

 En cambio, Ipsos-Napoleón Franco da ganador al candidato del ex presidente Alvaro Uribe, Zuluaga, con un 49 por ciento y le asigna a Santos una intención de voto del 41 por ciento, con 10 por ciento de voto en blanco.

 Un día antes, el jueves, el diario El Tiempo publicó un sondeo encargado a la empresa Datexco, en la que Santos se imponía con el 41,9 por ciento a Zuluaga, que reunía el 37,7.

 Mientras que Gallup también daba ganador al actual presidente con un ajustado 48,5 a un 47,7 por ciento.

 El politólogo Jorge Bustamante anticipó a Télam un pronóstico de «voto finish, con una diferencia que va a estar en torno al 1 ó 2 por ciento» y destacó que «está muy polarizado el debate político en torno a las negociaciones de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)» porque «la posición de Uribe y, por ende, de Zuluaga, es contraria a ese proceso».

 Bustamente dijo que ambas campañas están centradas en azuzar el miedo del electorado. «Son campañas de `Ahí viene el lobo`», y esto va a determinar un escenario donde «el que llegue tiene que demoler políticamente al otro, porque la confrontación es muy grande» y tendrá que gobernar.

 Consultado sobre la convocatoria de las FARC a votar en blanco, explicó que, a diferencia de lo que ocurre en la primera vuelta, en esta instancia la Constitución no establece que si el mayor porcentaje es de votos en blanco se tenga que convocar a nuevas elecciones con otros candidatos.

 «El voto en blanco no tiene validez política en la segunda vuelta, pero sí va a estar en el tarjetón», dijo para destacar que esa posiblidad afectaría la legitimidad de quien gane.

 «De todas maneras, la legitimidad es muy bajita ya desde la primera vuelta, si consideramos que hubo casi un 62 por ciento de abstención», a lo que hay que sumar que el 6 por ciento de los votos emitidos fueron en blanco «y otras dispersiones».

 Dicho de otra forma, el 29 por ciento de Zuluaga y el 25 de Santos se reducen a un tercio si se los contrasta con el padrón real.

De todos modos, Bustamente prevé que la movilización de la maquinaria electoral hará que el abstencionismo vuelva a los niveles históricos del 50 por ciento del padrón, que sigue siendo un número muy alto para un país que se plantea la forma de salir de un conflicto de medio siglo, pero no tanto como el casi 62 por ciento de colombianos que eligieron no ir a votar el 25 de mayo.

«El electorado no fue porque las encuestas dieron que el problema de la paz está en el puesto 6 ó 7 de sus preocupaciones. A nivel urbano el tema de la paz no afecta mucho a la gente, porque las guerrillas son un fenómeno rural».

 «La polarización se dio en torno a la paz y no se habló de infraestructura, de educación, de salud, a pesar de que las encuestas indicaban que esos eran los temas que interesaban más a la gente», agregó Bustamente.

 Y otro de los motivos de la apatía del electorado fue que «la campaña estuvo truculenta, muy sucia, y eso desmotivó a la gente».

 A despecho del análisis de Bustamente, los candidatos insisten sobre las negociaciones de paz con las FARC, en curso desde noviembre de 2012 en La Habana y que hoy alcanzaron una vía de acuerdo para el crucial tema de las víctimas del coflicto, que impulsarían la apertura de diálogos de paz con la segunda guerrilla colombiana, el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

 Zuluaga rechazó este viernes que en Colombia haya un conflicto armado y dijo que las FARC son terroristas. No es una apreciación menor, porque dar esa categoría a la confrontación que el Estado libra con la guerrilla desde hace medio siglo implica someterse al Derecho Internacional Humanitario (DIH) que regula las guerras.

 Santos reconoció la existencia del conflicto armado interno y de las víctimas al iniciar su gobierno en 2010, lo que abrió la puerta a negociar la salida política a la violencia con las FARC en los diálogos de La Habana.

 Zuluaga ha criticado los parámetros de las conversaciones en Cuba y en ocasiones ha cuestionado que Santos se sentara a negociar con «terroristas» pero ahora ha prometido que de ser elegido presidente mantendrá el proceso pero con la condición de que previamente se desarmen.

 Pero la marejada de esta campaña tambien ha comenzado a mostrar grietas en la estructura que, se supone, respalda a Santos. Al menos eso es lo que se desprende de la denuncia del candidato a vice del mandatario, Germán Vargas Lleras, que acusó al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, de intentar influir en las Fuerzas Armadas para que apoyen subrepticiamente la candidatura de Zuluaga.

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