El enfermero Fabián Alfredo Solano fue condenado este jueves a siete años de prisión efectiva y 10 años de inhabilitación para trabajar en el sistema sanitario público y privado, por haberle inyectado leche por vía endovenosa a un bebé de seis meses que estaba internado en el Hospital Materno Infantil. El tribunal cambió la acusación original de tentativa de homicidio a lesiones leves con dolo eventual.
Solano, de 47 años, llegó a juicio acusado por dos hechos. El que tuvo más trascendencia es el que sucedió el 23 de abril de este año, cuando le inyectó leche por vía endovenosa a un bebé de seis meses de edad que estaba delicado, en posoperatorio. Pero hubo otro anterior, en 2022, cuando también en el Hospital Materno Infantil le aplicó anestesia a un paciente de ocho años sin estar autorizado para esa práctica.
La pena que recibió el enfermero es la máxima prevista para el delito por el cual fue finalmente condenado, que es de lesiones leves con dolo eventual e incumplimiento de deberes de funcionario público.
Carlos Sebastián Espada, el abogado que representa a la familia del bebé, expresó en diálogo con El Submarino Radio (FM Conectar 91.5): «Hay como un sinsabor, porque la acusación era por tentativa de homicidio agravado por alevosía -señaló-. Pero el tribunal entendió que no se daban los supuestos para configurar este delito».
El abogado indicó que la condena significa que «el enfermero tuvo una representación hipotética de que podía causar lesiones», pero aclaró que «hay muchas cosas que todavía no me terminan de cerrar, tengo que analizarlas».
De todas formas, dijo que «con la familia sí sentimos satisfacción, porque existía también la posibilidad de una absolución», y remarcó la severidad de la pena que recibió Solano.
Pero además consideró que «esto servirá no solamente para hacer justicia respecto del hecho en sí, que es lo que busca la familia,
sino que también hay un efecto ejemplificador, y esto obviamente va a redundar en un mayor cuidado para todos los chicos».

Carlos Sebastián Espada
Si bien la familia tiene la posibilidad de apelar el fallo dictado por el tribunal -integrado por María Margarita Nallar (presidente de trámite), María del Rosario Hinojo y Mónica Cruz Martínez-, Espada aclaró que lo van a evaluar una vez que tengan conocimiento de los fundamentos.
Por otro lado, está el tema de las secuelas que puedan aparecer en el futuro en el organismo del bebé a causa de la presencia de leche en su sistema respiratorio y una capa de leche que cubre su corazón. Los especialistas que declararon en el juicio afirmaron que habría que esperar hasta que cumpla los cuatro o cinco años para confirmarlo, pero se espera que tenga secuelas serias a nivel cognitivo.
El abogado explicó que, en caso de confirmarse la presencia de este tipo de consecuencias, «se podría pedir una revisión de la cosa juzgada, pero tendría que ser muy evidente». Y aseguró: «Nosotros estaremos muy atentos a esa situación».
Al analizar las acciones de Solano en el ejercicio de su labor, Espada reveló que tiene título universitario de instrumentador quirúrgico, que se recibió de enfermero profesional y que llegó hasta cuarto año de medicina. «Es decir, no es un enfermero común y corriente. Es una persona que sabía. No hay margen de duda de que sabía que si inyectaba leche, se moría. Es gravísimo».
Además de la condena al enfermero, existe una demanda civil al Estado provincial porque Solano nunca fue sancionado por el primer hecho sino que simplemente se lo cambió de lugar de trabajo».
La demanda civil ya fue presentada ante la Fiscalía de Estado, que contestó que todavía no hay secuelas visibles. «Pero el daño psicológico a la familia es tremendo», afirmó Espada. Y relató: «La madre contó en la audiencia algo que me puso piel de gallina, que las médicas, cuando estaba su hijo internado, le decían ‘Señora, usted tiene que hacerse la idea de que va a pasar lo peor’. Y ella lloraba y rezaba y le pedía a Dios que salvara a su hijo».
«El daño psíquico causado a esta familia es inconmensurable -sentenció el abogado-. No hay plata en el mundo que subsane eso».
Juzgan al enfermero que le inyectó leche a un bebé: «Personalidad psicopática con tintes de sadismo»
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