A tres años del crimen del futbolista Lucas González, en el marco de una persecución policial arbitraria, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) N°29 condenó en un segundo juicio al expolicía Facundo Torres por haber colocado un arma de juguete en la escena e intentar así encubrir en asesinato. El abogado de la familia, Gregorio Dalbón, había solicitado 10 años y la fiscalía, 6.
Lucas González fue asesinado en noviembre de 2021 por tres efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires cuando salía de un entrenamiento de fútbol en el club Barracas Central, junto a sus amigos.
En 2023 fueron condenados 9 efectivos policiales por el brutal asesinato. Entre ellos, se determinó prisión perpetua para los tres principales imputados: el inspector Gabriel Alejandro Issasi (41), el oficial mayor Fabián Andrés López (48) y el oficial Juan José Nieva (37).
La Justicia estableció la coautoría del delito de «homicidio agravado por haber sido cometido con arma de fuego, alevosía, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial» del joven futbolista.
Además, fueron hallados culpables por «tentativa de homicidio agravado, falsedad ideológica (obligación jurídica de decir la verdad sobre un hecho) y privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley», en el caso de los amigos de Lucas.
Los policías abrieron fuego sin más contra el auto de los chicos y los tiros alcanzaron al exfutbolista de Barracas Central, quien falleció en el hospital El Cruce de Florencio Varela al día siguiente.
En este segundo juicio, se analizaba el rol de Torres, que plantó un arma de utilería en el auto en el que viajaban Lucas y sus amigos para instalar la hipótesis de que los jóvenes habían salido a robar y que el crimen había ocurrido en medio de una «persecución policial».
El fiscal Sandro Abrales sostuvo “el papel de Torres fue determinante en la escena del crimen” ya que “si el plantado del arma salía bien, la impunidad estaba garantizada y la condena y privación de la libertad de los chicos era segura”.
Para él, el expolicía tuvo una participación primaria en la «falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad agravada» en perjuicio del grupo de amigos y solicitó una pena de seis años de prisión, como también la inhabilitación por 10 años para ejercer la función público y portar/tener armas. “Lucas González, como sus amigos Niven Huanca Garnica, Julián Alejandro Salas y Joaquín Zuñiga Gómez, fueron víctimas de violencia institucional y policial con una grave afectación a sus derechos”, apuntó.