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En el marco de la conmemoración del Día Mundial de Prevención del Abuso Infantil, escuelas de la capital realizaron una caminata por el centro y actividades en la Plaza Belgrano. En diálogo con El Submarino, Roberto Pizzolini, jefe del Departamento de Atención Integral a las Víctimas de Violencia Familiar, advirtió que “falta mucho por hacer, aunque se han derribado muchos mitos”. Llamó además a hacer la denuncia “ante la mínima sospecha”.
“En más del 80 por ciento de los casos, el que abusa de un niño es su padre”, destacó Pizzolini, quien trabaja sobre todo en el ámbito escolar, capacitando a docentes y a la comunidad educativa en general. “Trabajamos en las escuelas públicas y privadas, capacitando a todos con cartillas de prevención, fomentando que los mismos niños sepan protegerse”, explicó.
Señaló que “muchas veces el chico es acallado y se siente responsable, porque la persona que debe guiarlo es quien se aprovecha”. Por esa razón, remarcó, “ellos deben saber que si hay algo que no les parece correcto, deben comentarlo”.
“Hemos derribado mitos”, celebró Pizzolini, aunque admitió que aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, insistir en un aspecto fundamental del problema: “La gente cree que es más frecuente que el abuso sea por parte de un extraño, pero no es así; el intrafamiliar es el más frecuente. En más del 80 por ciento de los casos, es el padre. No hay que negarlo ni ser hipócritas”.
El especialista aclaró que también hay casos de personas extrañas, aunque en general se trata de conocidos de la familia, que tienen acceso al niño en un clima de confianza.
Respecto de lo que se ha avanzado en el tema, destacó que diez años atrás la sociedad no estaba preparada para enfrentarlo y miraba para un costado. “Hoy, hacer una campaña como esta, es importante. Porque esto no escapa a ningún nivel social, a ninguna raza ni etnia. Falta mucho por hacer”.
Sobre el trabajo que se realiza en la provincia, Pizzolini señaló: “Agradezco al gobierno provincial por la ley de educación en las escuelas primarias y al Poder Judicial por el protocolo de acceso a la justicia de las víctimas, porque esto da la normativa para trabajar de forma articulada y para que el agresor no quede impune”, aunque agregó: “Claro que nadie actúa de manera óptima, es un esfuerzo y de a poco vamos adquiriendo experiencia. Antes quizás nos equivocábamos, no sabíamos si valía lo que hacíamos o no, pero hoy sabemos que hay que hacer las denuncias ante la mínima sospecha”.
Afirmó que “muchas veces se considera natural el abuso”, y recordó que los abusadores, aun cuando reciban tratamiento, no tienen cura. Alertó sobre la naturalización del abuso: “Hay algunos que vivieron esta situación en la infancia y dicen que es beneficioso y les parece natural”.
Pizzolini diferenció el abuso de la violación: “Una violación es un hecho fortuito, en cambio en un abuso sexual infantil el abusador cuida de que se mantenga como un secreto, y nadie se da cuenta de lo que está pasando. Pero se refleja en trastornos de sueño, mal desempeño escolar, etc., por eso el docente debe buscar los síntomas”.
En este sentido, reiteró: “El chico que tiene problemas no debe ser excluido. Debe ser atendido. Porque los chicos son abiertos, y si ve un docente cerrado, el niño se retrae. En cambio el maestro debe entender al niño, preguntarle como está”.
