Por Emir Sader*, en Alainet. El primer significado de las previas argentinas, con la enorme derrota de Mauricio Macri, es el del fracaso del primer intento de restauración neoliberal. Después de más de una década de gobiernos antineoliberales, la derecha logró una primera victoria, después de mucho tiempo. Se dio en Argentina, con el triunfo de Mauricio Macri, con un programa típicamente neoliberal.
Una campana eufórica, una victoria conmemorada como el retorno a los viejos tiempos de centralidad del mercado, de destrucción de la imagen del mercado, de retorno de la locura de gobiernos populistas que despilfarraban recursos públicos con distribuciones insensatas. El retorno de los duros e inevitables ajustes fiscales, del “sinceramiento” de las tarifas públicas, ya sin subsidios, como vuelta a la realidad. Se viraba la página de gobiernos irresponsables.
Ese proceso se reproducía, con golpes, persecución política y manipulación electoral en Brasil, y apuntaba, adaptando las palabras de Kissinger sobre Chile: a “salvar a los latinoamericanos de su propia locura”. Ecuador se sumaba, la amenaza restaurativa llegaba a Uruguay y a Bolivia. Salían Lula, Cristina, Pepe Mujica, Evo, Rafael Correa, sustituidos por Macri, Bolsonaro, Moreno y otros que se postulaban a sumarse a esa nueva lista.
Pero las cosas no se dieron así. Más allá de las encuestas truchas, de las manipulaciones del mercado, la vitoria de Alberto Fernández y Cristina estuvo por encima de cualquiera previsión. Los efectos brutales del ajuste neoliberal fueron contundentes y pasaron la cuenta al gobierno Macri. Análisis precipitados, incluso del área progresista, se han arriesgado a pronosticar que el macrismo venía para quedarse como fuerza hegemónica en el campo político, como nueva expresión de la derecha argentina. Querían que el kirchnerismo fuera un paréntesis en la historia argentina, pero quien ahora tiene ese destino es el macrismo. Ya se especula quién encabezará la derecha y al superviviente macrismo, a lo mejor el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, dada la fragorosa derrota también de la gobernadora macrista de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.
¿Qué significa ese resultado, qué tiene todas las posibilidades de ser todavía más arrasador en octubre, para América Latina? ¿Cómo podemos proyectar el futuro de la región después del resultado de las elecciones en Argentina?
En primer lugar, significa que la derecha no tiene otro modelo que el neoliberal, que no tiene ninguna capacidad de retomar el crecimiento económico, menos todavía de distribuir renta. La trayectoria del gobierno fracasado de Macri fue repetida por el de Michel Temer en Brasil, de Moreno en Ecuador y ya se confirma con el gobierno de Bolsonaro. Es un camino seguro de derrota para la derecha, que ya demuestra que el retorno de algunos gobiernos latinoamericanos será de corto aliento, un paréntesis.
En segundo lugar, los daños causados por los gobiernos de restauración neoliberal representan un enorme retroceso económico, político y social, que los gobiernos que los sucedan van a recibir como herencia, con la cual van a tener grandes dificultades para retomar un modelo económico y social antineoliberal.
En tercer lugar, que el camino para derrotar a esos gobiernos es el de aglutinar a todas las fuerzas que se oponen a ellos, valiéndose centralmente de los efectos sociales profundamente negativos de sus políticas económicas. Esto es, siendo un amplio frente antineoliberal, que se propone superar las políticas económicas que han llevado a Argentina a una profunda recesión, a un enorme desempleo, a la perdida de una gigantesca cantidad de divisas, a un endeudamiento que quita la soberanía de sus políticas. Ese fue básicamente el camino trazado por la lista que ha derrotado al gobierno neoliberal de Mauricio Macri.
¿Qué consecuencias pueden tener esos resultados sobre la región? En primer lugar, dejar a Bolsonaro aislado de su gran aliado, para quien trató de hacer campaña electoral y probablemente, ha causado otros daños a la candidatura de Macri.
En segundo lugar, las elecciones en Bolivia y en Uruguay serán afectadas con el fracaso y la derrota de Macri pero también es probable que, en esos dos países y otros de la región, cuenten con gobiernos con rasgos distintos y antagónicos a los de Macri. Los uruguayos y los bolivianos van a tomar nota de a qué destino llevan las restauraciones neoliberales y cómo el pueblo tiende a castigar duramente a esos gobiernos.
El caso argentino, habiendo sido el primero del retorno da la derecha y su modelo neoliberal, ha sido también el primero en derrotar ese camino, el primero que ha demostrado el nuevo fracaso del neoliberalismo en Latinoamérica, abriendo camino hacia un nuevo ciclo de crecimiento y de distribución de renta en la región.
* Sociólogo y científico político brasileño, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).