El tren de la Quebrada de Humahuaca: los puntos débiles de un proyecto de campaña

Por Camilo Kay Haro Galli. El proyecto de reflotar el tren entre La Quiaca y Jujuy fue un emblema de la campaña electoral de Gerardo Morales. La obra de está en marcha: se repintaron las estaciones, se recuperaron los antiguos durmientes y vías, se desmalezaron, y ya se están haciendo los andenes. Pero ya empiezan a advertirse algunos puntos débiles del plan, vinculados con el costo, la viabilidad, el tiempo de construcción y, sobre todo, los posibles resultados.

Hace un siglo este ramal dio vida a importantes zonas de Jujuy, pero hace tres décadas el gobierno menemista cerró el tramo y dejó esta infraestructura en el abandono.

Los durmientes que se están colocando ahora son los antiguos de quebracho, seleccionados entre los menos maltratados por la historia. Lo mismo ocurre con los rieles, que los operarios revisan minuciosamente antes de montarlos sobre los durmientes. En todas las vías férreas del mundo se inició hace décadas una paulatina sustitución de los durmientes de madera por otros de hormigón armado. En tanto, en Jujuy, venden como un logro recuperar los viejos durmientes.

El uso de durmientes de hormigón montados en tacos de goma y con modernas grampas no se adoptan solo para preservar las especies de árboles, sino que está comprobado que permiten un servicio veloz y seguro; evitan el golpeteo clásico de los trenes y dan mayor durabilidad al material rodante, ahorrando en mantenimiento.

El proyecto oficial en su ficha técnica estipula que el tren podrá circular a una velocidad de hasta 50 kilómetros por hora. Así, incluyendo las paradas, para realizar el tramo desde Volcán a Humahuaca el tren tardará 3 horas, el doble que un colectivo de línea. Y el mismo tiempo que demora un tren entre Madrid y Sevilla un viaje de 500 kilómetros.

Hay que decirlo: no todas son malas. El plan oficial ya plantó 300 árboles en Tumbaya, entre la Ruta 9 y las vías. Y también hay que decir que si bien el cartel los denomina como especies “autóctonas”, solo los molles lo son, mientras que las otras dos especies son euroasiáticas. ¿No saben o no les importa?

También el proyecto sostiene que hay un gasto de 8 millones de pesos por kilómetro de recolocación de una vía con material reciclado. En la gestión nacional de Cristina Kirchner, para poner durmientes de hormigón nuevos y doble vía se gastaron 5 millones por kilómetro en el trayecto Retiro-Rosario. Curioso, hoy el gobierno gasta el triple que hace 4 años por una vía de menor calidad y con materiales usados.

Si resulta caro, complicado y poco eficaz en los resultados, ¿por qué se eligió avanzar con esta obra? Porque en ella los jujeños recordamos un pasado glorioso que, como todo pasado, fue mejor. Y el marketing político indica que estos sentimientos son valiosos para construir una imagen.

En un inicio, el gobierno provincial anunció la reconstrucción del ramal desde Jujuy hasta la frontera, en tres tramos: primero el que une Volcán y Humahuaca; luego de Humahuaca a La Quiaca, y finalmente de Volcán a San Salvador de Jujuy. El plan preveía terminar el tramo Volcán-Tilcara para el año 2019. Hoy aseguran que antes de las próximas elecciones unirán Coiruro, un paraje de 40 habitantes ubicado a 4 kilómetros al norte de Volcán, con Tumbaya. La idea es poner una locomotora a rodar en este tramo de apenas 8 kilómetros para que Gerardo Morales pueda cortar la cinta y fotografiarse viajando en tren como parte de la campaña.

¿Por qué no unen Volcán con Tumbaya? Aquí encontramos el segundo problema del plan de Morales: faltan los puentes, ya que la mayoría de los originales fueron arrastrados por las quebradas y los ríos de la zona en tres décadas de abandono. Y uno de esos puentes es precisamente el ubicado en la localidad de Volcán, que en los años 90 se llevó la crecida del río. Hace relativamente poco, en 2010, también se arrastró el puente de la Ruta 9.

En el tramo quebradeño del ramal faltan además los puentes de los ríos Huichaira, Totorayoc, Purmamarca, Hornillos, Sarahuaico, Yacoraite, Villa Florida y Tunalito. Muchos de estos tampoco tienen puentes en la Ruta 9 y son motivos de constantes cortes en las temporadas de lluvias.

Así es como se eligió ese breve tramo de 8 kilómetros para dar el puntapié inicial, pues es un tramo donde no se necesitan puentes.

El ferrocarril en un principio sería solo turístico, pretendiendo emular el Tren a las Nubes de Salta. Sin embargo, se sabe que el famosísimo tren turístico salteño produce enormes pérdidas que se tapan con subsidios estatales, y que para sostenerlo se gastan 40 millones de pesos por año. Siendo la provincia de Jujuy una de las más deficitarias de Argentina ¿tendrá los recursos para sostener un tren de estas características?

Todo lleva a sospechar que el verdadero objetivo es darle la logística a las transnacionales que explotan las minas puneñas, y que el turismo o el transporte de pasajeros o carga son solo una distracción del gobierno para entusiasmar a la población, que verá como una proeza una obra que ya es obsoleta antes de construirse. De modo que en la campaña del 2019 veremos a Gerardo Morales junto a algún candidato nacional cortando la cinta que inaugure el tren que irá desde la nada hasta Tumbaya.

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