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En pos de la verdad: ¿Ni una sola palabra?

Por Rodrigo Zapana y Esteban Mayorga (Para H.I.J.O.S. Jujuy)

El pasado jueves, se realizó en el Tribunal Oral Federal de Jujuy, la 46° audiencia del 6° juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia durante la última dictadura militar. En la presente jornada declararon los ex policías Juan Carlos Gutiérrez, Francisco Peñalba, Genaro Puca, Roberto Francisco Rojas y Severo Eleuterio Jerez.

El próximo jueves 17 de octubre a las 9 horas se llevará a cabo en el ex Centro Clandestino de Detención (CCD) de la localidad de Guerrero la segunda inspección ocular correspondiente al sexto juicio de lesa humanidad en la provincia de Jujuy.

“A los presos los sacaban por la cámara y la antecámara para trasladarlos”

En primer lugar, declaró Juan Carlos Gutiérrez, ex policía que ingresó a la fuerza pública el 1 de abril de 1977, y tras realizar un breve curso de tres meses fue destinado a la “División industrial”, sección dependiente del penal de Gorriti.

Si bien Gutiérrez ya declaró el día 27 de junio del presente año, durante la 39° audiencia, fue citado nuevamente con los fines de que reconociera su firma en una declaración testimonial que el penitenciario realizó en el año 1987, en tribunales ordinarios, ante el juzgado del Dr. Daniel Carrillo, en la que relató que los imputados Mario Marcelo Gutiérrez y Herminio Zárate estaban adscriptos al ejército, específicamente en el área de inteligencia del RIM 20 y hacían ingresar presos políticos a la antecámara para golpearlos y los sacaban en mal estado. Y que Juan Carlos Lucero, otro de los imputados, junto a otro penitenciario, Navarro, recibían órdenes de Bulgheroni y Jones Tamayo para llevar en vehículos a la antecámara del penal a presos políticos.

Tras una breve inspección del documento, Gutiérrez declaró: “Si, si es mi firma”, ante lo cual el abogado de la defensa, Dr. Rodríguez Vega inició un tenaz cuestionamiento ante la presunción de que el testigo estaría contradiciéndose en su declaración actual y las palabras registradas en el documento antes mencionado.

El abogado de los genocidas manifestó: “El señor explicó que ingresó a trabajar en el año 1977, para entonces según consta solo quedaban cuatro presos políticos en Gorriti, mi pregunta es ¿Existían presos políticos cuando usted ingresó?”, ante lo cual el testigo respondió: “Ya casi no quedaban, había muy pocos”.

Acto seguido, Rodríguez Vega solicitó que se le permita al testigo leer su anterior declaración con el fin de “refrescarle la memoria”, algo que provocó el contundente rechazo de la querellante Paula Álvarez Carreras, y la negativa del presidente del tribunal, Dr. Federico Díaz ante tal solicitud.

Finalmente, el abogado defensor procedió a parafrasear textualmente un extracto del documento: “En la declaración habla de ciertos guardia cárceles de los pabellones 3 y 4 adscriptos al área de inteligencia del RIM 20, ellos eran quienes hacían ingresar a distintos internos al área de la antecámara donde los retenían por varias horas hasta que eran sacados en muy mal estado” mencionó.

Sin embargo, el testigo negó haber presenciado lo que en el documento con su firma se detalla: “Yo era el encargado de vender en la cámara los pollos, lechones, conejos y mientras vendía conversaba con el personal que estaba haciendo fila, ahí me iba enterando de todas esas cosas”, declaró.

Por otra parte, Gutiérrez también negó haber conocido al genocida Juan Carlos Jones Tamayo, explicando que en la División industrial también se realizaban trabajos de carpintería a muchos oficiales entre ellos a los criminales Donato Arenas y Eduardo Bulgheroni, a quienes en ocasiones les hacía trabajos en sus casas, pero sin cruzar palabra alguna. “Todo eso ocurrió en entre los años 1978 y 1979”, se justificó.

“Tuve un accidente muy grave y no recuerdo el golpe de Estado”

Francisco Peñalba, declaró en segundo término, indicando que sufre una grave dificultad auditiva, por lo que requirió de la ayuda de su hija para poder responder a las preguntas que se le formularon, sin embargo, a los pocos minutos de avanzado su testimonio, de forma sorprendente, prescindió completamente de tal asistencia para escuchar.

“Yo trabajaba de custodia para gobernadores como Carlos Snopek , siempre fui custodia en la policía”, manifestó, a la vez que explicó que su jornada laboral iniciaba un poco más tarde que la del resto de sus compañeros en la central de policía. “El relevo lo hacíamos en el parque de automotores, y luego salíamos hacia Casa de Gobierno, si lo requería el gobernador salíamos custodiándolo, ese era mi trabajo”, insistió.

Por otra parte, el testigo mencionó que además cumplía con otras tareas por fuera de la custodia oficial, resguardando los edificios de la antigua Agua y Energía como así también el Banco Nación, algo que le permitió argumentar que no pasaba tiempo dentro de la Central ni del Centro Clandestino de Detención (CCD) Comando Radioeléctrico antes o después de realizar sus relevos.

Si bien conoció a los imputados en la causa Hugo Armando Ruiz y Armando Raúl Claros, explicó que no tuvo mayor trato con esos oficiales. “Con Ruiz y Claros no tenía trato, el que era nuestro jefe era un oficial de apellido Pérez, dependíamos de él, a Claros y Ruiz lo veía muy pocas veces, prácticamente no tenía contacto con ellos”.

Aunque Peñalba prestó servicio activo durante el año 1976, indicó que, debido a un grave accidente, el cual no especificó, olvidó mucho de lo que ocurrió durante aquel periodo, incluido el golpe de Estado perpetrado el 24 de marzo del mismo año. “No recuerdo casi nada porque yo estuve poco tiempo en el comando radioeléctrico, después me trasladaron a la caminera, y tuve un accidente muy grave y no recuerdo el golpe de Estado”, se excusó.

“A los detenidos de San Pedro y Ledesma los llevaban de noche y pasaban al RIM 20”

Genaro Puca fue el tercer testigo en declarar, trabajó como cabo en la policía de la provincia de Jujuy en el Comando Radioeléctrico, donde funcionó el Centro Clandestino de Detención (CCD), bajo las órdenes del Comisario Ernesto Jaig, su tarea consistía en patrullar todos los barrios de la ciudad capital.

En relación a sus funciones, relató que: “Estuvimos poco tiempo en el Comando Radioeléctrico, después nos pasaron al dique La Ciénaga para custodiar al jefe de policía”, mencionó al Sargento Primero Rodríguez como la persona de quien recibía órdenes en el Comando.

Cuando la fiscal Marina Cura le preguntó sobre si tenía conocimiento de un área restringida, respondió: “Cuando tomaba la guardia a las 8 am, mis compañeros me comentaban que los detenidos de San Pedro y Ledesma los llevaban de noche y pasaban al Regimiento de Infantería de Montaña 20, en la guardia no había detenidos, eso es todo lo que sé”.

“No sabía, no he visto nada, solo supe lo que se decía en la radio, que había subversivos”

Roberto Francisco Rojas fue el cuarto testigo de la audiencia, trabajó como policía durante el año 1976 en el Comando Radioeléctrico, su jefe era el Comisario Ernesto Jaig. Se desempeñaba como chofer de la custodia del gobernador de facto, Fernando Urdapilleta a quien se refirió como una persona que “llegaba tarde”.

Sobre su trabajo de custodio contó: “Los custodios teníamos órdenes preestablecidas de que cuando llegaba el Gobernador, no cumplíamos otra función que no fuese de custodia”, pero negó haber asistido, junto al genocida Urdapilleta, a comisarías o cuarteles, aclaró que solo iba del dique La Ciénaga a la central de policía a cambiar la guardia.

Cuando le preguntaron si tenía conocimiento sobre la existencia de presos políticos en la central de policía el testigo sostuvo: “No he sabido, no he visto nada, la verdad que solo supe lo que se decía en la radio, que había subversivos” y ante la siguiente pregunta sobre el Centro Clandestino de Detención (CCD) de la localidad de Guerrero, negó tener conocimiento. Durante la testimonial evitó comprometer a los imputados y a sí mismo, sin mayores precisiones finalizó su declaración.

“Damián Vilte era el jefe segundo de Jaig”

Severo Eleuterio Jerez fue el quinto testigo y ultimo testigo, trabajó como agente radio operador en Comando Radioeléctrico durante el año 1976, bajo las órdenes del comisario Ernesto Jaig.

Sobre vínculo con el represor Jaig testigo expresó: “No teníamos mucho trato con él, solo lo cotidiano, yo entraba a trabajar y me encontraba con la vorágine de hechos policiales de la zona del centro y la capital”.

Siempre tratando de evitar ser vinculado a la represión, Jerez dijo que en la central de policía funcionaba una alcaldía donde estaban alojados presos que surgían de procedimientos policiales comunes, que eran trasladados allí para ser identificados, y sobre la existencia de presos políticos y el Centro Clandestino de Detención Guerrero negó haber tenido conocimiento.

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