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«Están impulsando la destrucción de la escuela pública»

Por Martín Piqué, en Tiempo. Una marea de guardapolvos blancos y pecheras multicolores ocupó este miércoles buena parte del centro de la ciudad, aunque nunca terminó de llegar a la Plaza de Mayo.

Fueron cientos de miles de personas que provenían de todas las provincias del país. Lo reflejaban las siglas de sus sindicatos, las tonadas y los modismos a la hora de hablar. La gran mayoría, por supuesto, eran maestros, profesores, estudiantes secundarios y universitarios. Había también gente común que se movilizó en solidaridad con los docentes, que sintió como un agravio y una ofensa directa a su paso por la educación pública la frase despectiva del presidente Macri sobre la experiencia de “caer” en las escuelas estatales.

Los dirigentes que poblaron el palco, montado de espaldas a la Casa Rosada y en el medio de la Plaza, vivieron la jornada como una fiesta: el entusiasmo y la alegría eran producto de la concentración más numerosa que haya convocado el sindicalismo docente en toda su historia, incluso más que la Marcha Blanca de 1988, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y que las movilizaciones que acompañaron a la Carpa Blanca desde su instalación, en 1997.

“Si el gobierno no escucha a estos miles de maestros y profesores este conflicto no se va a solucionar. La llave para destrabar el conflicto la tienen ellos”, afirmó la santafesina Sonia Alesso, secretaria general de CTERA y de Amsafé (Asociación del Magisterio de Santa Fe). “Estamos acá por una cosa muy sencilla. Queremos decirle al presidente que cumpla con la ley (de Financiamiento Educativo), una ley votada en el Congreso Nacional”, exigió Alesso en el último turno de discursos: al igual que en la marcha del 6 de marzo, la titular de CTERA volvió a ser oradora de cierre.

El acto arrancó con la Plaza llena desde la calle Defensa hacia el Cabildo pero con muchas columnas -como la que ingresó a Capital desde el Puente Pueyrredón, integrada por docentes del conurbano- que permanecían lejos, a varias cuadras del escenario. Mientras empezaba a hablar el secretario general de la UDA (Unión de Docentes Argentinos) Sergio Romero, primero en usar el micrófono, la Avenida de Mayo y las Diagonales Sur y Norte se veían colmadas hasta la intersección con la 9 de Julio.

El espacio entre la Catedral, el edificio de la AFIP y el Cabildo mostraba la típica postal de las grandes concentraciones sindicales. Por el cielo se movían, acompasados, globos aerostáticos con los logos de SUTEBA (provincia de Buenos Aires, sindicato de base de CTERA), UDA (Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica), SADOP (docentes privados) y CEA (Confederación de Educadores Argentinos). Sobre las calles adyacentes, el pasto y los canteros de la Plaza se veían las particularidades de las protestas docentes: mujeres y varones en porcentajes bastante parejos; carteles coloridos improvisados a mano (“Docente luchando también está enseñando”, “Mientras existan maestros de pie no habrá pueblos de rodillas”); títeres gigantes; alusiones a Carlos Fuentealba, el profesor de química asesinado por la policía de Neuquén.

Negociar desde una posición de fuerza

Los discursos tuvieron un rasgo común. Los oradores cuestionaron a la administración Cambiemos por el cuño neoliberal de sus políticas; acusaron al gobierno por lo que consideraron una seguidilla de ‘provocaciones’ diseñadas para amedrentar. Sin embargo, también dejaron una ventana abierta para a la negociación. “Este es un gobierno autoritario que ha decidido conducir las relaciones con el sistema educativo sin el consenso de los trabajadores y de la sociedad. Nosotros vamos a resistir este tipo de políticas. Pero le pedimos al gobierno bajar el grado de virulencia: quiso subordinar a los docentes pero desconocía la fuerza de los trabajadores de la educación”, evaluó Romero. “A la Ley de Financiamiento Educativo no la construimos en una oficina. La construimos en las calles, con paciencia. Y los docentes tenemos la misma paciencia para enseñar a sumar, a restar. Esa paciencia, que forma parte de la identidad de los docentes, tiene mucho que ver con lo que hacemos en el aula”, afirmó Alesso.

La titular de CTERA fue abordada por la TV al finalizar el acto. Desde el canal C5N la consultaron por unas declaraciones del jefe de gabinete, Marcos Peña, durante su presentación en el Congreso. El funcionario había dicho que la ley de Financiamiento Educativo (Ley 26.075) no preveía el establecimiento de una paritaria nacional docente. Alesso lo desmintió: el artículo 10 de la ley determina que las partes deben reunirse para acordar un piso de salario de alcance nacional, condiciones de trabajo, modificaciones al calendario educativo y a la carrera docente.

Alesso arengó a los cientos de miles de docentes a prepararse para una pelea larga. “Están impulsando la destrucción de la educación pública. Vienen por la mercantilización, por la privatización. Nuestra tarea es difícil, es dar una batalla de ideas, como decía Fidel. Por eso, a militar, a fortalecer y a dialogar con los vecinos”, advirtió.

La multitud escuchó la sucesión de oradores a través de los parlantes. Sólo quienes estaban en los primeros metros pudieron ver el detalle del secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, vestido con el guardapolvo de maestro que había utilizado en la Carpa Blanca. Yasky estuvo en el centro del palco junto a Roberto Baradel, titular de SUTEBA; a Eduardo López, de UTE; y a la propia Alesso. Baradel no habló, pero al ser mencionado su nombre, la muchedumbre respondió con aplausos, a modo de desagravio. En el escenario hubo espacio para gremialistas de otros sectores: se pudo ver a Sergio Palazzo (La Bancaria), Walter Correa (Curtidores de Cuero), Beto Pianelli (Metrodelegados), Omar Plaini (canillitas), Francisco “Barba” Gutiérrez (UOM, secretaría de Interior de la CGT), entre otros.

Otro argumento repetido en los discursos fue que la intransigencia del gobierno tiene una lógica que trasciende la paritaria de los maestros. “Hay un objetivo político que es doblegar a la docencia para imponer el techo salarial del 18%”, planteó Luis Tiscornia, de CONADU Histórica.

El ‘Plan Maestro’ y el Operativo Aprender

Romero, dirigente de UDA, le dedicó una ironía al reaparecido ministro de Educación, Esteban Bullrich. “Ayer (por el martes) tuvimos una buena noticia. ¡Tenemos ministro! Apareció. ¿Dónde estaba Esteban Bullrich? Porque él generó este lío y se borró. Este conflicto es muy grande y no se termina en esta marcha”, avisó. El gremialista mencionó varias veces a Bullrich como ‘gerente de Recursos Humanos’, definición que el propio funcionario había adoptado en un foro empresarial. Romero recordó que el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) está vigente y que su ejecución es competencia del Estado nacional para “aportar y complementar” a lo que cobran los docentes en cada provincia.

Los dichos de Bullrich sobre el resultado del Operativo Aprender y el denominado ‘Plan Maestro’ -el ambicioso proyecto oficial de reforma educativa, con objetivos para 2021- también derivaron en fuertes críticas. El secretario gremial de SADOP, Pedro Bayúgar, puso el foco sobre una paradoja: el mismo gobierno que publicita los (presuntos) malos resultados de las escuelas públicas en matemática y comprensión de textos, desarticula y desfinancia los programas de formación docente del Ministerio de Educación. “No se convoca a un diálogo aprentándonos. O con la ‘coima’ en la provincia de Buenos Aires a los que no hacen paro. Pero nosotros ya tenemos una maestría en aprietes. Y no nos arrodillamos”, cargó Bayúgar, representante de los docentes privados.

El acto se completó con los discursos de los docentes universitarios de las dos CONADU y de FEDUN. También habló Sara García, de AMET, quien eligió cuestionar a Macri pero también a Alicia Kirchner, gobernadora de Santa Cruz: la gremialista reprochó los atrasos en el pago de sueldos a los docentes santacruceños encuadrados en ADOSAC. Un tiro por elevación. No fue la única referencia implícita al kirchnerismo. Sin embargo, las otras menciones, a cargo de Bayúgar, Carlos de Feo (CONADU) y Fabián Felman (CEA), fueron sutiles elogios al gobierno de CFK y promesas de un retorno nacional y popular. “Oh/ vamos a volver/ a volver/ a volver”, coreó en sintonía un sector importante de la Plaza.

 

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