Facebook cumple 20 años: Construcción comunitaria, discursos de odio y polémicas por la privacidad

Por Florencia Vaveluk Ilustración: Pablo Blasberg. Construcción de comunidades y socialidad, alfabetización digital, transformación de las audiencias online, junto con la circulación de discursos de odio y polémicas por la privacidad en el uso de los datos de usuarios son algunos hitos que marcan la historia de Facebook, una plataforma que «podría ser más segura y democrática en la actualidad», indicaron especialistas en comunicación con motivo de su creación hace 20 años.

Ideada en un primer momento para la comunicación interna de estudiantes de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) «The Facebook» fue creada el 4 de febrero de 2004 por un grupo de alumnos de esa institución -entre los que se encontraba Mark Zuckerberg-, y en 2006 fue abierta como red social pública.

Con la incorporación de elementos de blogs que permitían a cada usuario ser productor y consumidor de contenido digital, en 2008 la red social ya contaba con 100 millones de personas interactuando, desplazando en términos de popularidad y alcance a comunidades como MySpace.

«Lo novedoso entonces fue ofrecer un entorno de vínculos de carácter ‘comunitario’ con novedades del ámbito de lo personal, primero entre estudiantes universitarios de Harvard y, en los años siguientes, abierta a todo el mundo», explicó a Télam el investigador del Conicet y docente universitario Martín Becerra.

El especialista en comunicación señaló que tanto «el diseño, la capacidad de etiquetado de otros usuarios y la inyección económica de la empresa» fueron factores que impulsaron el «desarrollo arrollador» de la red social.

La primera red social generalista de masividad

Antecedida por otras comunidades virtuales como «The Well» -fundada en 1985 y aún en operación- Facebook logró posicionarse como «la primera red social generalista de masividad importante», señaló en coincidencia el doctor en Comunicación Social Francisco Albarellos.

«La novedad que trajo Facebook fue la posibilidad de que cada usuario se convierta en un autor usuario-productor, capaz de generar contenido, publicarlo y crear una audiencia», añadió Albarellos, docente de la Universidad Austral.

A su vez, al ser la primera en lograr masividad, «naturalmente le iban a suceder otros competidores, pero como fue la primera tuvo esa luna de miel que acaparaba toda la atención y hegemonía», indicó el especialista sobre experiencias creadas posteriormente como Instagram, Twitter, Snapchat y Tik Tok.

Otro aspecto que destacó como una «gran virtud» es la facilidad de uso de la plataforma, que definió como «alfabetizadora de los inmigrantes digitales», cuya contracara esconde aspectos como el funcionamiento desconocido de los algoritmos por parte de los internautas.

Actualmente, Facebook cuenta con más de 2.000 millones de usuarias y usuarios activos diarios, según datos oficiales brindados desde el conglomerado Meta (empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp) a esta agencia.

A medida que fue evolucionando la plataforma, se incluyeron nuevas opciones como etiquetas en fotos y publicaciones, «reacciones», «recuerdos» y un mercado virtual (o «market»), entre otras adaptaciones, de las cuales muchas de ellas no estuvieron exentas del rechazo entre internautas.

«Desde la perspectiva del usuario, hay importantes modificaciones tanto en el diseño de la aplicación, así como su adecuación al formato móvil, que tampoco era posible en 2004 y que recién comenzó a ser masiva a partir de la segunda década de este siglo», detalló Becerra.

Actualmente, Facebook cuenta con más de 2.000 millones de usuarias y usuarios activos diarios, según datos oficiales.

En este sentido, destacó que el cambio más significativo «es la programación algorítmica personalizada del ‘feed’ (los contenidos que son exhibidos a los usuarios) que, en un comienzo, tenía una organización cronológica de lo que publicaban todos los contactos».

Sin embargo, a partir de 2009 «va mutando por la selección de lo que la empresa decide mostrar, un filtro personalizado en función de variables que Facebook no consulta ni informa al usuario», añadió.

Polémicas

Sin eludir polémicas en torno a la denuncia de contenidos y cuentas o sobre la confidencialidad y el uso de los datos de los usuarios, la plataforma estuvo involucrada en escándalos como el de Cambridge Analytica en 2018, cuyo juicio determinó la violación de los derechos de privacidad de millones de usuarias y usuarios estadounidenses para favorecer la campaña presidencial de Donald Trump en 2016.

Recientemente, Mark Zuckerberg también debió ofrecer disculpas públicas a familiares de víctimas de acoso en redes menores de edad en el Senado estadounidense.

Al respecto, el sociólogo Ezequiel Ipar, director del laboratorio sobre estudios de la Democracia y el Autoritarismo de la Universidad de San Martín (Unsam), destacó que si bien «todas las plataformas están bajo esta mirada, hay una especial preocupación por la información y el uso de la información privada de los menores de edad, en cómo se usan los datos de estas plataformas».

Además, calificó el momento actual de la plataforma como «de fuerte interpelación», ya que «no está ni en su momento de aceptación ingenua por parte de la ciudadanía pero tampoco está en un momento en el que simplemente no hace nada y mira para un costado frente a las críticas».

«Hay que reconocer que en algunos aspectos no se ha mejorado pero en otros sí, problemáticas de las que también hay buena documentación como el tema del antisemitismo, por ejemplo», remarcó el sociólogo.

Esto se debe, principalmente, a que muchas de las críticas que recibió la plataforma tuvieron un efecto en la moderación de la información que circula, como el contenido con actos de violencia directos o explícitos.

El especialista en discursos de odio sostuvo que si bien en un primer momento fue la capacidad de generar «socialidad» el mayor «enganche» -o engagement- que se producía dentro de la plataforma, esa lógica se vio percudida por el privilegio de «determinadas pasiones como el odio, que generan mucho enganche».

«También habría que mencionar que hay intereses de grupos, en algunos casos con ideologías muy extremistas, que no formaban parte de la esfera pública cuando esa esfera tenía algún tipo de control y de mediación editorial por parte de los medios de comunicación tradicionales, que vieron una oportunidad para diseminar contenido violento y extremista en las redes sociales», agregó.

Tanto Albarellos como Becerra coinciden en este punto, y este último señaló que el modelo de la programación algorítmica de las redes sociales «está basado en la radicalización de contenidos, en el escándalo, porque el morbo que causa en los usuarios atrae más su atención que contenidos menos extremos».

«Por eso, -añadió- muchas plataformas han estimulado la profusión de fake news, las operaciones de desinformación y los discursos de odio, incluso poniendo en riesgo la vida y la integridad de personas tanto usuarias como no usuarias».

En este sentido, para Ipar hay mecanismos para «desalentar» este tipo de discursos que, sin embargo, «no se terminan de implementar» en la red social.

«Facebook podría ser una red bastante más saludable en términos de calidad democrática y bastante más segura en términos de protección de derechos personales de lo que es en la actualidad», destacó.

Finalmente, entre los principales cambios que operaron en los últimos años, Albarellos se refirió a una mayor presencia de público adulto, en detrimento de los jóvenes y adolescentes, que migran hacia otras plataformas.

Facebook es «hoy la red sociodigital más utilizada por la población de más de 40 años», indicó por su parte Becerra, y concluyó que a pesar de su masividad, se evidencia «un declive en el tiempo diario (y acumulado mensual) que los usuarios pasan en la plataforma».

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