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Por Gastón Remy*. El bolsillo de la clase trabajadora no da para más aumentos. Sin embargo, los empresarios del transporte insisten con aumentos del boleto y reciben de la intendencia el visto bueno.
Según ellos, “así van a poder pagar salarios”, aunque luego no lo hagan y la intendencia no les aplique sanción alguna. Siga, siga.
Luego de estudiar el sistema de transporte capitalino, consultar a especialistas y trabajadores que se hicieron cargo de empresas quebradas, podemos afirmar con seguridad que: hay alternativa al esquema de tarifazo permanente, no pago de salarios a choferes y casi nula inversión en unidades, ampliación de recorridos y frecuencias.
Para ello, hay que pelear por conquistar una serie de medidas prácticas, sencillas y de fácil instrumentación. Aclaramos que el mismo está fundamentado para la capital y Palpalá; pero también es aplicable al transporte de media distancia.
En primer lugar, implementar un abono mensual con distintas alternativas según el uso del colectivo. Esto permitiría un ahorro de $7.800 a $14.600 pesos al mes (en el inicio de esta modalidad) hasta $20.600 en caso de subir el número de pasajeros.
Pero también, un abono, estimularía a que se incremente el número de pasajeros, lo cual permite bajar aún más el precio del boleto dado que el costo de funcionamiento del sistema es fijo. Recorrer un kilómetro cuesta lo mismo hacerlo con 1 pasajero que con 60.
En tiempos de crisis es fundamental retener pasajeros y ampliar el número de los mismos. Aunque la lógica empresarial solo piense en el precio del boleto como variable de ajuste. Esto en un contexto de alta inflación viene provocando la pérdida de pasajeros y puede llevar al colapso del sistema. En los primeros 10 días de marzo la venta de pasajes cayó un 20% respecto al año pasado.
A este planteo se suma el beneficio de no pagar un segundo pasaje durante el plazo de una hora iniciado el viaje. Esto se implementó recientemente en la ciudad de Salta.
En segundo lugar, proponemos un control directo de trabajadores y pasajeros del dinero que ingresa al sistema Sube. Más aún con una la modalidad de abono el ingreso de dinero será mayor en los primeros días del mes. Este control se puede hacer mediante una publicación en la web del saldo de la cuenta en Banco Nación que recibe todos estos fondos. Hoy esta cuenta ya existe. Es algo sencillo de hacer.
Algo importante, si los empresarios no pagan salarios en tiempo y forma es porque no quieren. Al día 12 de este mes se había recaudado casi $700 millones. La info del número de pasajes vendidos la permite conocer el sistema sube (está en la web). El pago de salarios (con aportes) se estima en $650 millones (929 choferes con salarios de 550 a 600 mil pesos). Un control del saldo de la cuenta bancario donde va la carga de la Sube permitiría evitar estas situaciones.
Incluso, con el aumento del boleto a 670,07 pesos los empresarios podrían pagar la nueva paritaria, sin embargo, no lo hacen. Todo el esfuerzo de los pasajeros se va a su bolsillo.
En tercer lugar, se necesita una comisión de trabajadores y pasajeros que no solo controle la cuenta del sistema sube, sino también los subsidios que se entreguen a las empresas, los cuales deberían ingresar a una cuenta bancaria única creada para tal fin (y no directamente a las empresas como es ahora).
Además, esta comisión debe instrumentar prioridades en el uso de los fondos, 1) el pago de salarios del 1 al 10 de cada mes, 2) la compra de combustible y otros insumos fundamentales 3) el destino de fondos para mantenimiento y renovación de unidades.
Considerando el comportamiento usual de los empresarios, difícilmente acepten este tipo de medidas de control y un sistema de abono. Será necesario entonces lograr la mayor unidad del pueblo trabajador para conquistar con la lucha estas medidas y ante las maniobras de los empresarios (no pago de sueldos, declaración de quiebra, ocultamiento de unidades, etc.) se deba proceder con la estatización del transporte bajo control de trabajadores y pasajeros.
* Economista-diputado provincial del FIT
