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Más de 50 familias de los trabajadores eventuales de la finca El Talar, perteneciente al Ingenio Ledesma, acampan desde hace un mes en el portón del predio en reclamo por su precaria situación laboral: la empresa no les asigna tareas e introdujo cuatro plantadoras mecánicas, lo que se interpreta como que han decidido desechar la mano del hombre.
Como no hay solución en el conflicto al plan de lucha contra la tercerización y los despidos encubiertos que afectan a medio millar de trabajadores del campo, el Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio Ledesma (Soeail) podría instalar un acampe desde este lunes en el portón de ingreso a La Rosadita, el palacete del clan Blaquier —cuyo jefe, Carlos Pedro Tadeo, está procesado por delitos de lesa humanidad— ubicado en Libertador Gral. San Martín.
La semana pasada hubo tensión porque los manifestantes habían levantado el bloqueo al canchón de Ledesma a partir de una promesa de que se flexibilizaría la postura de la compañía azucarera, pero la empresa dijo que desconocía las gestiones mediadoras del fiscal penal Luis Lobos de esa localidad, por lo que los trabajadores regresaron al campamento, con ollas populares.
“Hubo hombres y mujeres al borde de la desesperación, angustiados por las deudas que se van engrosando en los comercios para dar de comer y vestir a sus hijos, y con la incertidumbre de no saber cuándo podrán generarse un ingreso digno”, describió Rafael Vargas, secretario general del Soeail.
